Después de mucho anuncio y alharaca, habló el presidente en la Asamblea General de la ONU. Solito.
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Cuquito hace su agenda con un criterio casi turístico. Y la vende en un tono de romanticismo teleteatresco, que no va con la dignidad institucional que ocupa.
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Hace ya medio siglo que luchamos por construir una democracia justa, solidaria y equitativa. Recuperamos las instituciones y queremos que cada vez tengan más contenido.
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Esta vez no nos llamó la atención. Viaje de Lacalle a Francia, ¿a qué? A un partido de rugby con Bustillo y Arbeleche.
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Lo hemos dicho. Extrañamos mucho cómo era antes. Lo dicen ellos. No hay tema sobre el que los actores de este gobierno opinen sin comenzar diciendo: la culpa es del gobierno anterior.
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Termina el ciclo restaurador del neoliberalismo y comienza el rescate del proyecto progresista en que los protagonistas serán los más necesitados.
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Es un error mirar lo que ocurre recurrentemente alrededor nuestro pensando que no nos afecta. O lo que es peor, creer que acá nunca va a ocurrir.
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Muchos, cuando presencian actos públicos o partidarios, se preguntarán por qué los herreristas, y solo ellos, se llevan la mano a la pajarilla.
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El presidente salió a opinar contra el supuesto involucramiento de Bustillo, mientras éste contrata a uno de los penalistas más prestigiosos para que le defienda
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El agua creció un poquito en San Severino. Muy poco. El candidato de Lacalle, Álvaro Delgado, dijo que lo peor ya había pasado. El presidente rápidamente lo desmintió y dijo que no se puede saber. Tiene que llover y la culpa la tiene el Frente.