Unas 314 playas brasileñas han sido alcanzadas por las manchas de petróleo que afectan las costas desde semanas, mientras que el Gobierno de Jair Bolsonaro calificó la situación como inédita y desconoce cuánto crudo puede contaminar esa área.
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«Es una situación inédita. Ese desastre nunca había ocurrido en Brasil ni en el mundo», afirmó este lunes el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, en una rueda de prensa junto a autoridades de la Marina, la Policía Federal y el Instituto Brasileño de Medio Ambiente.
Las investigaciones policiales indican que el petróleo detectado en las 314 playas parece proceder de un vertido del buque Bouboulina, de bandera griega, a unos 700 kilómetros de la costa.
Sin embargo, no cuentan con pruebas de que el navío realizara actividades que pudieran provocar la fuga del crudo. Por su parte, el operador del barco, Delta Tankers Ltd, dijo a la agencia Reuters que una revisión completa del material de las cámaras y sensores que llevan todas sus embarcaciones no reveló evidencia de que el petrolero sea responsable.
El Gobierno brasileño no puede estimar cuánto durará el vertido ni la cantidad que falta por llegar, aunque Bolsonaro admitió en una entrevista que el derrame es una catástrofe “criminal” y que “lo peor está por venir”.
Las manchas de petróleo aparecieron a finales de agosto y se han extendido por toda la costa noreste de Brasil. Hasta el momento, se han recogido más de 4.000 toneladas de residuos de petróleo y arena en más de 300 playas de Brasil.
Asimismo, calculan que el vertido ha provocado la muerte de 83 animales, según datos del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama).