Con su cálida, casi musical voz, el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano (Montevideo, 1940 -2015), nos dejó hermosos pensamientos para reflexionar acerca de la vida y lo que es realmente valioso de ella.
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Nos dice: “El ejercicio de la solidaridad cuando se practica de veras en el día a día es también un ejercicio de la humildad que te enseña a reconocerte en los demás y a reconocer la grandeza de las cosas chiquitas, lo cual implica también denunciar la falsa grandeza de las cosas grandotas en un mundo que confunde la grandeza con lo grandote»
Sus frases leves y sin artificios son capaces de enternecer al más frío corazón. Cual poesía inspiradora volvemos a escucharlo para apreciar lo bello en lo más simple.
“El mundo es eso – reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos. No hay dos fuegos iguales. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros, otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”.
Volvemos siempre a Galeano para llenarnos de su paz y sabiduría, porque a pesar del tiempo tenemos: “Esa manía inexplicable de pelear por un mundo que sea la casa de todos y no la casa de poquitos y el infierno de la mayoría”.