Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Sociedad Mutio | fiscal | droga

Un nene de bien

Martín Mutio y el nuevo perfil del crimen organizado

Envió 24 contenedores a Europa; de puertos solo retiraron 7 y en el único que abrió la Policía había 4.500 kilos de cocaína

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

El caso del traficante de drogas Martín Mutio supone un duro encontronazo entre la fiscal Mónica Ferrero, a cargo de la investigación y que lo quiere enviar a prisión, y la jueza Adriana Chamsarian, que acaba de decretar su absolución porque entiende que “no hay pruebas de que participó en el envío de droga”. La resolución de la jueza acaba de ser apelada por la fiscal. Fuentes de la lucha antidrogas afirmaron que Mutio “representa el nuevo perfil del crimen organizado”.

A mediados de julio de 2019 la Policía alemana incautó un contenedor que tenía unas 22 toneladas de soja y escondidos entre los granos se encontraron 211 bolsos deportivos que contenían 4.200 paquetes de cocaína con un peso total de 4.500 kilos valuados en la calle a unos 1.000 millones de euros.

El destino final de la carga era Milán, Italia. La exportadora del grano era la empresa uruguaya Cabzen SA y sus titulares fueron detenidos por orden de la Justicia. Pero estos dijeron que en realidad eran testaferros del real propietario, Martín Mutio.

El empresario fue indagado por la fiscal Mónica Ferrero y sostuvo que utilizaba testaferros porque todos los bancos lo tenían embargado, por lo cual no podía realizar ninguna actividad comercial.

Pero Ferrero descubrió que Mutio tenía a su nombre cinco empresas en Uruguay y cuentas bancarias en España y Estados Unidos.

A fines de agosto del 2019 la fiscal imputó al empresario por un delito de asistencia a las actividades ilícitas del narcotráfico. Como medida cautelar, la fiscal solicitó la prisión preventiva del imputado por el plazo de 120 días, mientras la investigación continuaba.

A partir de entonces la causa tuvo diferentes alternativas. A fines de ese año la defensa de Mutio logró que fuera liberado por la Justicia. Fiscalía apeló y volvió a prisión domiciliaria.

La Justicia rechazó dos solicitudes de sobreseimiento presentadas por su defensa, pero la jueza Beatriz Larrieu dispuso que aguardara el juicio en libertad sin oposición de la Fiscalía.

A fines del 2021 el empresario fue detenido y trasladado por la Policía a Colonia, donde la fiscal Alejandra Domínguez le imputó los delitos de estafa y libramiento de cheques sin fondo. Mientras continúa la investigación se le impuso fijar domicilio y se le impidió salir del país, por lo que se le retuvo su documentación.

En enero pasado Mutio solicitó autorización a la fiscal de Colonia para salir del país, ya que contraería matrimonio en Rosario, Argentina. El permiso fue otorgado con la obligación de regresar a Uruguay tres días después. Le fue negada una extensión de esa autorización y el empresario regresó.

El diario rosarino La Capital consignó detalles exclusivos de la fiesta realizada en Puerto Norte. Tiraron la casa por la ventana. Solo por los trabajos de ambientación del salón y la parte técnica hubo que desembolsar al menos 3 millones y medio de pesos. Eso sin contar el alquiler del lugar y el catering, que estuvo a cargo de la firma Casagrande Cocina y Eventos.

Los asistentes se sorprendieron por el lujo de la ceremonia donde llamó la atención el souvenir: una copa con un corazón de piedras brillantes y perlas, además de una bolsa con sorpresas inscripta con los nombres de los novios: “Sol & Martín”. Sin embargo, el broche de oro fue la actuación del grupo “oriental” Rombai con un costo de 25.000 dólares. Había mucho dinero ahí”, dijo un invitado al diario La Capital.

En julio pasado la fiscal Ferrero, luego de tres años de investigación, solicitó una condena de 15 años de prisión para el imputado por los delitos de asistencia al narcotráfico y lavado de activos.

Pero en agosto la jueza de Crimen Organizado, Adriana Chamsarian, no solo rechazó la solicitud fiscal, sino que además decretó la absolución de Mutio.

Los argumentos de ambas autoridades los podrán leer más adelante en esta misma nota.

¿Quién es Martín Mutio?

Martín Mutio Ballester Molina, 35 años, es hijo de uno de los propietarios de la bodega Santa Rosa (Passadore, Carrau & Mutio) y de una de las propietarias de la fábrica de autos, camiones y armas argentina Ballester Molina.

En 2011, cuando tenía 23 años, fundó la empresa GCM Global dedicada al comercio internacional, pero cuatro años más tarde fue procesado sin prisión por delitos de estafa y falsificación de documento.

En 2012 se legalizó la venta de marihuana y Mutio, como asesor de la empresa La Cosentina, logró la autorización del Ministerio de Salud Pública para producir yerba mate con cannabis.

Ese mismo año, y en declaraciones realizadas a un programa de radio argentino, hablando sobre política uruguaya dijo: “Mi familia es blanca de toda la vida. Yo te juro que no puedo creer cómo el MPP… la capacidad de trabajo que tienen y el compromiso con Uruguay de desarrollar algo para que quede para generaciones de más abajo… Estoy más que agradecido por el apoyo que tuve del MPP”.

Agregó: “Vengo de una familia emprendedora de toda la vida en Uruguay. Mi familia tiene una bodega hace muchos años, que se llama Santa Rosa, muchos años en el país y siempre familia histórica vinculada con el Partido Nacional .Yo estoy 100% afín con el MPP, con la capacidad de apoyo y desarrollo y el compromiso que tienen. Más que agradecido. Estoy seguro de que ni los blancos ni los colorados me hubieran apoyado como me apoyaron Sabini, Battistoni, Rosa y Sica. Por eso me sigo quedando en Uruguay, apostando a Uruguay”.

Estas declaraciones fueron usadas en plena campaña electoral de 2019 por quienes hoy están en el gobierno para vincular al MPP con un traficante. Pero omitieron consignar que en plena campaña electoral del 2014 apoyaba a Luis Lacalle Pou, según lo revelaban sus redes sociales. Y el 23 de noviembre de 2015, ante el triunfo de Muricio Macri en Argentina, escribió en Twitter: “¡Por fin! ¡Una alegría! ¡Espero que, tanto copiamos de los argentinos, empieza el cambio en Uruguay! ¡Arriba la derecha!”.

Varias fuentes policiales y fiscales consultadas dijeron tener “la impresión de que Mutio no integra un cártel, sino que se trata de alguien con una situación económica incómoda, con un alto nivel de vida que no quieren perder, con vínculos con cierta posición social y empresarial y sin reparos éticos, que intentó un negocio rápido para lograr una suma millonaria”.

En tanto un exintegrante de la Brigada Antidrogas dijo a Caras y Caretas que “en los últimos años hemos visto varios casos parecidos, aunque no de tal magnitud. Fenómeno creciente es encontrar gente que no son pobres ni viven en barrios marginales, con buen nivel de vida y hasta estudios universitarios, algunos empresarios, que ven la posibilidad de ganar mucho dinero en un pase de manos”.

La fuente agregó que “Mutio encaja perfectamente en el nuevo perfil del crimen organizado”.

Los argumentos de la jueza Chamsarian para absolver a Mutio

El pasado 19 de agosto la jueza penal de Crimen Organizado, Adriana Chamsarian, aceptó los argumentos de los abogados defensores de Mutio, Pablo Donnangelo y Florencio Macedo, y decretó la absolución de Martín Mutio afirmando que la investigación de la fiscal Mónica Ferrero era “burda, desordenada e inverosíml”, según consignó la periodista Georgina Mayo.

Los abogados manifestaron que “desde muy joven Mutio trabajó como empleado con un despachante de aduanas. Tomó varios cursos especializados en comercio internacional y se independizó, dedicándose primero a la compra-venta internacional de carne, para luego dedicarse a la compra venta local e internacional de granos. De esta forma, así como exportó los tres contenedores de soja con destino a Amberes, Mutio exportó decenas de contenedores mensualmente, siendo variable la cantidad”.

Agregaron que “más que de crimen organizado debería ser de crimen desorganizado, porque si Mutio es el único responsable de esta maniobra, ya que todos quienes colaboraron con él en la exportación de soja para la defensa, y de cocaína, para la Fiscalía, están individualizados y no imputados, entonces él realizó toda la actividad ilícita solo. Es evidente, que una persona no puede realizar toda esta maniobra ilícita sola y sin que ninguna otra, con excepción de los representantes de la Fiscalía, pueda individualizarlo como responsable”.

Subrayaron además que “estamos hablando de 4.500 kilos de supuesta cocaína que para trasladarla se necesita un camión de determinadas capacidades y que para moverla en 211 bolsos se necesitan varias personas, que además tiene un valor de mercado de 1.000 millones de euros. Solo pensar en el volumen físico tanto de la supuesta droga como del dinero en el que está valuada hacen evidente que la maniobra burda y desordenada que la Fiscalía le imputa a Mutio es inverosímil”.

Afirmaron que “en todas las operaciones de exportación de Mutio se encontró que los contenedores contenían soja a granel y en ninguna de todas las operaciones mencionadas se encontró sustancia estupefaciente alguna. Siempre se encontró soja. Además, en el juicio oral nos enteramos de que el comprador de la soja con destino a Amberes, exportada en tres contenedores por la empresa del imputado, uno de los cuales fue contaminado aparentemente con droga, le escribió dos correos electrónicos intimando al empresario a que le devolviera el dinero adelantado por los trámites aduaneros. Esto echa por tierra la tesis de la Fiscalía “en cuanto a que las ventas de soja no eran negocios reales, sino una mera pantalla de nuestro defendido para realizar su actividad ilícita. En caso contrario, ¿qué explicación tendría el legítimo reclamo de reembolso de parte del comprador de la soja a la empresa Cabzen?”.

Según consignó la periodista Mayo en el sitio web 257 Noticias, “la jueza Chamsarian dijo que ninguno de los testigos o peritos pudo cotejar y ver en forma directa los precintos porque se retuvieron en Alemania, todos se guiaron por las fotos enviadas, por lo que una vez más, nos encontramos con la falta de prueba respecto al estado de otro de los puntos principales y cuestionados en el debate, es decir, si efectivamente los precintos eran los originales, si estaban intactos o si fueron vulnerados o clonados”.

Acerca de las expresiones de la fiscal Ferrero sobre que “en la práctica resultaba muy complicado mover contenedores en altamar”, la jueza indicó que esta circunstancia tampoco fue acreditada y la Fiscalía no ha logrado incorporar en las presentes actuaciones un cúmulo probatorio que holgadamente logre alcanzar el estándar probatorio requerido y exigido por el ordenamiento jurídico para imponer una sentencia de condena”.

“Además, según la magistrada, no se puede soslayar que, sin perjuicio de la conducta informal y temeraria con que Mutio maneja sus negocios, debieron aparecer otras pruebas sobre la actividad que se le imputa, alguien que lo pueda vincular, pero no fue así. Por el contrario, no se encontró droga en su poder ni en ninguno de los allanamientos a los que se hicieron referencia en el juicio, no hay fotos, ni llamadas que lo puedan incriminar, solo un WhatsApp que presentó la Fiscalía de quien se identifica como ‘MiAmor’ y que nada aportó a la investigación”.

En consecuencia, “a pesar de los denodados esfuerzos desplegados por la Fiscalía, indicó la jueza, se considera que de su valoración no resulta la clara evidencia de la participación de Mutio en los hechos delictivos imputados y que constituyen el fundamento de la acusación”.

Los argumentos de la fiscal Ferrero para apelar la absolución de Mutio

Sin emitir calificativos sobre la sentencia de absolución de Martín Mutio, la fiscal de Estupefacientes, Mónica Ferrero, no quiso que su apelación fuera pública “hasta que esté en manos de la defensa”.

Sin embargo, con fuentes de Fiscalía, Caras y Caretas logró acceder a un documento donde consta un resumen de la investigación realizada por la fiscal y que “es la base de su apelación”.

El referido documento establece que “la propia sentencia de la magistrada da cuenta de lo largo que ha sido el juicio, de todas las instancias que se han tenido, del cúmulo y voluminosa cantidad de prueba presentada por la Fiscalía. Sin embargo, cuando se lee la sentencia no se ve mención de todos los hechos imputados por la Fiscalía y nada se menciona de lo declarado por más de 40 testigos de la Fiscalía y prueba documental ingresada”.

Hechos probados

  • Se exportaron por Cabzen SA tres contenedores de soja a granel a un mismo comprador. Cabzen SA era dirigida por testaferros de Mutio, pero era él quién se encargaba de todo.

Se embarcaron 3 contenedores al mismo comprador pero solo 2 se cargaron en el silo de Los Cerrillos, Canelones. El tercero, el que llevaba la droga, se cargó en un silo diferente ubicado en ruta 1 km 45, San José.

  • Al brindar la información para la elaboración del DUA (Documento Único Aduanero, que oficia como declaración jurada) y que se confecciona como documento antes de una exportación, Mutio le dijo a su despachante de aduana que los 3 contenedores “verificaban” en Cerrillos, o sea, que se cargaban en el mismo lugar.

El DUA sirve por si el MGAP quiere ir a verificar la mercadería, saber dónde se cargo e ir a inspeccionar.

Mutio le mintió a su despachante de aduana, ya que le dijo que se cargaban todos en el mismo lugar, el silo de Canelones, y de esa forma logró que el DUA fuera confeccionado con información errónea.

  • Mutio estuvo presente en el momento en que en el silo de San José se cargó la soja en el contenedor que llevaba la droga. Ello ocurrió en la mañana del sábado 8 de junio de 2019 y le dijo al transportista que iba a llevar ese contenedor al puerto, que lo dejara allí hasta el lunes, o sea todo el fin de semana, “porque iba a ser inspeccionado por el MGAP”.

Él sabía que no iban a ir a ese silo a inspeccionar porque no figuraba como lugar de carga en el DUA. Además también sabía que no irían a controlarlo porque ya se le había comunicado por el despachante de aduana que había salido canal verde y que el MGAP no iba a verificar la mercadería.

  • En la tardecita de ese mismo día, aproximadamente a las 18.00, fue nuevamente al silo de San José y permaneció hasta aproximadamente las 3.00 de la madrugada. Concurrió con una persona que no se logró identificar. Durante toda la investigación Mutio negó su existencia y recién admitió que había ido con alguien más al inicio del juicio, sin brindar nunca sus datos identificatorios. La Fiscalía presentó imágenes obtenidas en el peaje donde se lo ve ir con esta otra persona que tampoco fueron ofrecidas por la defensa como prueba.
  • El contenedor que se cargó en el silo de San José y que llegó con droga a Alemania salió precintado desde el silo el lunes 10 de junio de 2019. Se incorporó el registro de peaje donde se lo ve pasar al contenedor con el precinto de la naviera puesto. La defensa no explicó por qué salió precintado cuando en el juicio se probó que los contenedores se tienen que precintar en la entrada del puerto.
  • El contenedor no solo salió precintado sino que también se le pegó un adhesivo en la puerta que decía “carga IMO fumigada”. Es decir, una advertencia para que los operadores del puerto no abrieran el contenedor porque había gases tóxicos. Con eso Mutio se aseguraba que el contenedor no fuera abierto al llegar al puerto.
  • El contenedor contaminado con droga ingresó al Puerto de Montevideo pesando 26.570 kilos, es decir soja a granel más droga. Se le informó por los intermediarios que gestionaban el embarque que estaba pasado de kilos y Mutio mandó un correo para que declararan un peso inferior, 26.000 kilos.
  • Un dato intreresante es el peso real del contenedor. De Uruguay salió con el peso de la droga. En Alemania, luego de retirada la droga, siguió viaje a Bélgica, con la soja a granel. Pero sumado el peso de la droga retirada en Alemania, más el peso del contenedor con soja a su llegada a Bélgica, da el mismo peso con el que el contenedor salió de Uruguay. Este no es un dato menor, ya que aún en el supuesto caso que los precintos hubieran sido modificados, como sostiene la jueza Chamsarian, no se explica cómo el contenedor podría haber sido cargado con droga en otro puerto.
  • La Fiscalía no solo probó las irregularidades en este cargamento que salió con destino a Bélgica y que en tránsito en Alemania se le encontró la droga, sino que también se adjudicó y probó una maniobra previa, realizada por Martín Mutio, la cual llamaba la atención porque el cargamento tenía particularidades similares a las del contenedor que abrió la Policía alemana.

En esa anterior ocasión se exportaron cuatro contenedores a España, de los cuales tres fueron cargados en el silo de Canelones y solo uno en el silo de San José.

Al llegar a España estos contenedores, solo fue retirado del puerto el contenedor cargado en el silo de San José, los otros tres fueron abandonados.

  • La Fiscalía presentó pruebas que demostraban que de 24 contenedores que Mutio exportó por intermedio de Cabzen SA, desde que se creó en el año 2017 hasta agosto de 2019, 17 fueron abandonados en el lugar de destino y algunos incluso fueron reembarcados a Uruguay por Mutio. Esto tiene un gran costo de pago de depósito en los puertos en los cuales no se retira el contenedor, de pérdida de la mercadería que contenía, o por lo menos la legal, y de reembarque a Uruguay, hecho que para la Fiscalía revela que el negocio de exportación de soja no era rentable para Mutio.
  • Se probó que el empresario había comprado el silo de San José en 3.900.000 dólares, para lo cual usó a un ciudadano brasileño como testaferro. Esa persona figuraba en los papeles pero los escribanos y el vendedor identificaron a Mutio como el comprador.

El dictamen de la jueza Chamsarian no dice nada sobre esta operación ni de donde salió el dinero para pagar. Porque, si bien no había pagado todo, ya había hecho entregas por un total de 800.000 dólares al vendedor que aún no había escriturado el silo.

  • Con respecto al delito de lavado de activos, imputado por la fiscal Ferrero, la Fiscalía probó que el negocio de la soja que Mutio realizaba con Cabzen SA no era rentable. Además, probó otros hechos como la compra de cheques a cambio de efectivo, la solicitud de facturas a un comerciante para poder justificar ante la solicitud del banco una compra que no era real, la compra de dos propiedades en Maldonado por 230.000 dólares por parte de un testaferro que era la única persona que tenía como empleado Cabzen SA y que percibía un sueldo de 37.000 pesos y que luego hipotecó los inmuebles a favor de Mutio.

Finalmente, ante las aseveraciones de la jueza Chamsarian asegurando que no se probó que lo incautado fuera droga, la fiscal Ferrero asegura que lo incautado en Alemanía era cocaína.

“La Fiscalía presentó actas de incautación enviadas por la Policía de Alemania, se exhibieron e ingresaron fotos de cómo estaba acondicionada la sustancia, en 4.205 ladrillos con logos o signos dentro de 211 bolsos deportivos, forma en la que habitualmente se trafica el clorhidrato de cocaína: se incorporó el resultado de la prueba de campo realizada en Alemania a la sustancia que dio positivo a clorhidrato de cocaína.

El fiscal alemán que firmó el exhorto enviado a Uruguay con la información de la investigación refrendó toda la información enviada por Alemania.

Fuentes de Fiscalía confían en que el Tribunal de Apelaciones revoque la sentencia de la jueza Chamsarian y condene a Martín Mutio a los 15 años de cárcel solicitados por la fiscal Ferrero.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO