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Villar: «Las mujeres no somos un adorno en la torta»

«Es un logro de los movimientos feministas que en esta última elección en Uruguay hubiera fórmulas paritarias para disputar la presidencia», aseguró.

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Caras y Caretas Diario

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La excandidata a la vicepresidencia por el Frente Amplio (FA), Graciela Villar, se refirió, en una entrevista con Caras y Caretas, a la participación de las mujeres en la conducción del Frente Amplio y en el gobierno. Consideró que la izquierda sigue ignorando los principios de paridad a pesar de que se autodefine como una fuerza política antipatriarcal.

“Si decimos que somos una organización política antipatriarcal, no podemos seguir reproduciendo un factor cultural que sabemos que atraviesa a toda la sociedad, pero antes de tomar decisiones, debemos tener en cuenta algo que evidentemente no tenemos incorporado aún, y es que las mujeres somos protagonistas de primera línea y que no solo estamos para el trabajo de hormiga y silencioso, sino que tenemos muy claras opiniones sobre qué Frente Amplio queremos, y que necesariamente debe ser paritario”, dijo Villar a esta revista.
“El Frente Amplio tiene que aprender que el 52% de la población de Uruguay son mujeres y que la pandemia ha castigado con especial énfasis a las mujeres jefas de hogar”, agregó.
“Debe aprender que no solo estamos para juntar las firmas, sino que estamos también para subir a las tribunas, para dar discursos, para entender la realidad y poder agarrarnos de las manos hombres y mujeres, para transformar esta sociedad en algo más igualitario y justo. Las mujeres no somos un adorno de torta en la fórmula, somos una parte activa del pensamiento crítico de las fuerzas sociales de este país”, reflexionó.

¿Cuál es su opinión sobre la participación de las mujeres en la conducción del Frente Amplio?
Seguimos ignorando principios que han sido proclamados por el Frente Amplio que tienen que ver con la paridad.
Mujeres de todos los sectores y las independientes, hemos manifestado junto a la Unidad Temática de las Ciudadanas, que es la organización que nuclea a las mujeres organizadas del Frente Amplio, un profundo malestar, porque nos parece que las señales de renovación, que sentimos como una causa muy importante, no queda de manifiesto en esta etapa, ni con perspectiva de futuro.
El grupo de acompañamiento, que cuenta con las cabezas del Senado, cuenta con senadoras mujeres que no han sido consideradas ni siquiera en forma rotativa, y allí queda en evidencia también que las mujeres somos puestas en segundo lugar. Eso no está bien, porque a la hora de la verdad, las mujeres estamos en la primera línea del trabajo frenteamplista.
Esto quedó de manifiesto claramente en la recolección de firmas para habilitar el referéndum para la derogación de los 135 artículos de la LUC (Ley de Urgente Consideración), donde las mujeres fueron protagonistas, tanto desde las organizaciones sociales como de los sectores políticos, y que las tuvo dentro del Frente Amplio militando puerta a puerta y calle a calle.
Lo vimos también en las elecciones de 2019, donde las mujeres fueron un caudal inextinguible de militancia, hablando puerta a puerta con los vecinos en todos los rincones del país.
Si decimos que somos una organización política antipatriarcal, no podemos seguir reproduciendo un factor cultural que sabemos que atraviesa a toda la sociedad, pero antes de tomar decisiones, debemos tener en cuenta algo que evidentemente no tenemos incorporado aún, y es que las mujeres somos protagonistas de primera línea y que no solo estamos para el trabajo hormiga y silencioso, sino que tenemos muy claras opiniones sobre qué Frente Amplio queremos, y que necesariamente debe ser paritario.

¿Cuál es su opinión sobre el proceder de la izquierda a la hora de conformar una fórmula presidencial?
El Frente Amplio tiene que incorporar como algo natural que en este cambio de liderazgos también va a haber lideresas, es decir que va a haber también mujeres. Tiene que incorporar que el tema de género no es secundario, sino que es un tema transversal a todo el desarrollo que nosotros tenemos para defender una democracia igualitaria, participativa y distributiva en forma justa.
El Frente Amplio tiene que aprender que el 52% de la población de Uruguay son mujeres. Tiene que aprender que esta pandemia ha castigado a toda la población, pero con especial énfasis a las mujeres jefas de hogar. Debe aprender que no solo estamos para juntar las firmas, sino que estamos también para subir a las tribunas, para dar discursos, para entender la realidad y poder agarrarnos de las manos hombres y mujeres, para transformar esta sociedad en algo más igualitario y justo.
Las mujeres no somos un adorno de torta en la fórmula, somos una parte activa del pensamiento crítico de las fuerzas sociales de este país.
Siempre reconozco que Rodrigo Arocena plantea que la revolución del siglo XXI va a ser feminista y ambientalista. Ya estamos a 21 años del siglo XXI y es hora de que pongamos las barbas en remojo y aprendamos que la paridad no es una dádiva, sino que es una acción política proactiva para mejorar la sociedad en la que queremos vivir.
Ha estado presente siempre históricamente. Parto de la base de que el patriarcado atraviesa las sociedades occidentales. Es un logro de los movimientos feministas que en esta última elección en Uruguay hubiera fórmulas paritarias para disputar la presidencia.
La decisión del FA incidió en la propia oposición, que también terminó presentando una fórmula paritaria. Pero eso no alcanza.
Por otra parte, la paridad debe ser reconocida en todos los ámbitos, en lo público y en lo privado. En lo político, y en los ámbitos no políticos. Tanto en los académicos como en los laborales.
A esta altura seguimos hablando de que las mujeres tenemos diferencias salariales, y pese a tener mayor formación, pocas veces llegan a cargos de dirección o conducción. Son muy pocas las que cruzan el famoso techo de cristal.
La sociedad toda tiene que dar este debate, pero en especial la izquierda, que debe asumirlo como propio. Si creemos en la igualdad, si pensamos que todos los ciudadanos y ciudadanas tienen los mismos derechos, tenemos que reflejarlo en nuestras acciones y en nuestras estructuras.
En este proceso electoral que definirá la nueva elección del Frente Amplio, debe concretar la paridad en forma real y no de un modo meramente discursiva.

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