Más de 4 millones de personas en el mundo no perciben ningún tipo de protección social. Esta cifra engloba a más de la mitad de la población: 53%, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por ello, el gasto público es esencial.
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La COVID-19 exacerbó la disparidad entre los países de altos y bajos ingresos, asegura el Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022 de la OIT, agencia especializada de la ONU. El organismo sentenció: «No al recorte del gasto público».
Las medidas que la agencia de la ONU considera como protección social incluyen el acceso a la atención médica y a la percepción de ingresos en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, accidente laboral, maternidad o pérdida del principal generador de ingresos de la familia, así como para las familias con hijos.
“Hay una enorme presión para que los países alcancen una consolidación fiscal, después de los gastos públicos enormes relacionados con sus medidas de respuesta a la crisis, pero sería sumamente perjudicial reducir los gastos en protección social; es necesario invertir en ello ahora”, sentenció la directora del Departamento de Protección Social de la Organización, Shahra Razavi.
La ONU recogió estos datos bajo el título: «No al recorte del gasto público» en una nota publicada en su sitio web.
Protección social
El promedio mundial recabado en el informe da que los países destinan el 12,8% de su producto interior bruto (PIB) a la protección social (excluyendo a la salud). Uruguay, de acuerdo a estimaciones gubernamentales hasta 2018, destinaba 14%.
Sin embargo, desde 2020 se han realizado recortes presupuestales en distintas dependencias del Estado. El Gobierno aseguró que el camino es la austeridad y el recorte del gasto público.
La OIT estimó que desde el inicio de la pandemia del coronavirus el gasto adicional necesario para garantizar al menos una protección social mínima para todos ha aumentado de alrededor de 30%. Ese dato contrasta profundamente con el 0,7% del PIB que el Gobierno dispuso para paliar los efectos económicos y sociales de la pandemia.
Panorama mundial
Europa, Asia Central y América poseen las tasas de cobertura más altas en materia de protección social. 84% en los dos primeros casos, 64,3% en el tercero. Asia y el Pacífico, los Estados Árabes y África contrastan con 44%, 40% y 17,4% respectivamente.
La gran mayoría de los niños sigue sin tener una cobertura de protección social efectiva y, en todo el mundo, solo el 26,4% de los niños recibe prestaciones de protección social. Por término medio, el gasto nacional en protección social de la infancia es demasiado bajo.
Maternidad. 44,9% de las mujeres con recién nacidos en todo el mundo recibe una prestación monetaria.
Discapacidad: 33,5 de personas con discapacidad grave reciben prestaciones.
Conclusiones del informe
El informe tiene cinco mensajes principales.
- La pandemia ha puesto de manifiesto profundas desigualdades y brechas en la cobertura, la integralidad y la adecuación de la protección social en todos los países.
- La COVID‑19 ha provocado una respuesta política sin precedentes.
- La recuperación socioeconómica sigue siendo incierta y destinar más recursos a la protección social es decisivo.
- Los países se encuentran en una encrucijada.
- Establecer la protección social universal y hacer realidad el derecho humano a la seguridad social para todos es la piedra angular de un enfoque centrado en las personas para alcanzar la justicia social.