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ASOCIARMELa ultraderecha regional volvió a reunirse después del encuentro realizado en mayo en Uruguay. Esta vez contó con la presencia de Javier Milei.
Caras y Caretas Diario
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La ultraderecha de la región volvió a celebrar su “ritual de culto” en el evento denominado “derecha fest”, esta vez en la provincia de Córdoba en Argentina que contó con la presencia del presidente de ese país, Javier Milei.
La última edición había sido en Uruguay, más precisamente en el Auditorio El Mega, un gran galpón de Beraca, perteneciente a la iglesia del pastor Márquez que derivó en un pedido de informes realizado por la representante Tatiana Antúnez,
La diputada solicitó que se le informe si la utilización de las instalaciones pertenecientes a "Beraca", organización registrada como religiosa y sin fines de lucro, para actividades de carácter político y proselitista, así como la comercialización de entradas para dicho evento, era compatible con la normativa vigente que otorga beneficios tributarios a organizaciones religiosas sin fines de lucro por el uso de sus templos y lugares de culto.
Esta semana la derecha fest desembarcó en Córdoba y tuvo un cierre a toda orquesta con la presencia de Javier Milei.
Aquí también hubo pedidos de informes y denuncias públicas por lel millonario gasto que la presencia del presidente argentino generó al Estado.
El legislador socialista Esteban Paulón requirió que se reporte el uso del recurso público para trasladarse a un evento privado. Es que, en principio, se movió el Lear Jet 60 de la flota presidencial.
En Córdoba lo habrían esperado unos 40 efectivos de la Casa Militar, que viajaron antes. Además, lo custodió un centenar de gendarmes de la base Jesús María para acompañarlo en el traslado desde el aeropuerto hasta el hotel Quórum, donde se hizo el Derecha Fest, menos de 4 kilómetros en línea recta por la avenida La Voz del Interior.
Al show de Milei no permitieron el ingreso del periodismo. Incluso, cuando detectaron que una cronista de Página/12 estaba mezclada en el público, la sacaron del salón. “Me llevaron a un terreno baldío donde había autos estacionados. Me dijeron que me quede tranquila, que era para ponerme una pulsera de prensa”, contó Melisa Molina. Y siguió: “Me tiraron dos billetes de 20 mil, que era lo que valía la entrada que compré por la página web. No los acepté y me dejaron atrás de unas rejas sin permitirme salir, con personal de Casa Militar. Tampoco pude volver a entrar”, explicó.
