Si bien las llamadas de San Baltasar son una tradición cada 6 de enero, hace relativamente pocos años que trascendieron a los vecinos del barrio para convertirse en un atractivo para la población en general. Y mucho menos tiempo aún desde que fueron descubiertas por el turismo. Es que lo que se ve en San Baltasar es considerado una previa del desfile de Llamadas, y para las personas que desfilan en aquellas, estas tienen sabor a ensayo, que se compatibiliza con el significado histórico del encuentro. La cuerda de tambores se «ajusta», las bailarinas entrenan y las vedettes miden los tiempos. El espectador, mientras tanto, disfruta, marca el ritmo y, a veces, participa. Sin dudas, como Rosa Luna hubiera querido.
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