La parte brasileña de la Amazonia ha perdido más de tres mil kilómetros cuadrados de área boscosa desde que Bolsonaro asumió el cargo en enero, 39 por ciento más respecto al mismo periodo del año pasado, según la agencia del gobierno que monitorea la deforestación.
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Proteger la Amazonia fue la parte central de la política ambiental de Brasil durante gran parte de las últimas dos décadas, bajo el mandato del Partido de los Trabajadores. Sin embargo, con la elección de Bolsonaro, Brasil ha cambiado considerablemente al retirarse de los esfuerzos que alguna vez hizo por reducir el calentamiento global al preservar la selva tropical más grande del mundo.
En la campaña, Bolsonaro prometió eliminar el Ministerio de Medioambiente. “Brasil es como una virgen cotizada que todos los pervertidos extranjeros desean”, afirmó.
En el pasado, Brasil había intentado presentarse como líder en la protección de la Amazonia y en el combate al calentamiento global. Entre 2004 y 2012 el país creó nuevas áreas de conservación, incrementó las medidas de monitoreo y les quitó los créditos públicos a productores rurales que intentaran derribar áreas protegidas. La deforestación logró su nivel más bajo.
En 2012, agentes medioambientales interceptaron un barco pesquero en una reserva ecológica en Río de Janeiro; Bolsonaro, entonces diputado federal, estaba a bordo. Pasó una hora debatiendo con los agentes e ignoró sus demandas de que abandonara la reserva. Bolsonaro se rehusó a identificarse, pero un agente le tomó una fotografía al ahora presidente en un traje de baño blanco ajustado y lo multaron después. Nunca pagó.
La postura del gobierno de Bolsonaro desató fuertes críticas entre líderes de Europa, tras la firma de un acuerdo de libre comercio de Brasil y otros tres países sudamericanos con la Unión Europea, que incluye compromisos ambientales.
Durante una visita a Brasil, el ministro de Cooperación y Desarrollo Económico alemán, Gerd Müller, dijo que proteger la Amazonia es un imperativo global.
Alemania y Noruega ayudan con el financiamiento de un fondo de conservación amazónico de 1300 millones de dólares.