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Columna destacada | Gal | música |

En los cielos de la música

Gal Costa: milagro irrepetible, eterno

A sus 77 años, murió súbitamente Gal Costa; quizás, como dijo el infalible crítico João Gilberto, "la mejor cantante de Brasil"

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Por lo menos junto a Marisa Monte y Elis Regina, las 3 mejores, que quizás integren el ‘equipo’ (estamos en época de Mundial de fútbol) de las mejores 11 cantantes de la historia de la música popular occidental con Mahalia Jackson, Odetta, Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Sarah Vaughan, Anita O’Day, Aretha Franklin y Janis Joplin. No se aflija, lector, más abajo irá una lista de temas para verificar las cosas que se vayan diciendo.

¿Por qué ‘milagro’? Porque no fue un artificio humanamente construido; no aprendió canto, nada; canta así, de modo casi insuperable expresivamente, naturalmente; solamente oyendo mucho a João Gilberto, impulsada por su madre, oyendo de todo como empleada de una disquería en los 60 del centro de Bahía, haciendo música todo el tiempo con Caetano Veloso, Gilberto Gil, Maria Bethania, Tom Zé, la crema de la nueva música popular brasileña; que integraba y superaba el samba, la ‘joven guardia’ paulista de Roberto Carlos; el forró, los tríos eléctricos y el folklore nordestinos; el jazz; todos ingredientes infaltables de lo que de específico tiene la ‘tropicalia’ de Gil, Caetano y Gal, un monstruo cultural que metaboliza todo y lo devuelve enriquecido, todo lo brasileño, lo latino y lo occidental en música (antropofagia cultural lo llama Caetano).

Porque es lo más parecido a un milagro, a algo empujado por lo sobrenatural, tener esa voz e interpretar así solo desde sus entrañas, desde su pura sensibilidad y expresividad. Esa máxima expresividad, ese registro medio de densidad y matices insuperables, de agudos suaves emocionantes, de impecable versión de las sinuosidades melódicas, de ‘scat’ jazzístico y flamenco, que canta con facilidad temas que les cuesta a otros (pueden compararse temas que les cuestan a otros y que Gal canta como tarareando en la ducha) son como un milagro: porque es extraordinaria por calidad y frecuencia de maravillas producidas, porque es sobrenatural, ya que naturalmente casi nadie puede tener esos medios vocales y usarlos así, porque es sobre-humana, porque humanamente no se puede tener esa voz, sentir así, y expresar así, desde la adolescencia hasta la vejez. Aunque, nobleza obliga, a medida que pasan los 60 y 70 va perdiendo frescura, algo de voz, el repertorio empeora y los arreglos innecesarios perjudican su deseable protagonismo sonoro absoluto (en general producción y arregladores la perjudicaron paulatinamente).

¿Por qué ‘irrepetible’? Porque todos esos afluentes que alimentaron el río milagroso de su cantar son prácticamente irrepetibles en su convergencia; otros afluentes crearon otros grandes cauces; pero ese, su cauce, es impar, único, de poco probable repetición; claro que ha sido muy seguida e imitada (todo el mundo lo reconoce), pero siguió inconfundible. Cambió la música popular brasileña, su modo de cantar; ella misma ha dicho que no quería seguir el estereotipo de la música dramática, operática, grandilocuente, de vibratos fuertes que el samba-canción y las baladas tradicionales cultivaban (Maria Bethania siguió un poco esa tradición, y las murgas, por ejemplo, lo hacen entre nosotros); ‘joaogilbertizando’ (verbo de Caetano) junto a Caetano Veloso, el mood, la entonación y la emisión; si usted quiere un símil aproximado, haciendo en la MPB (desde el pionero João Gilberto) lo que el ‘cool’ hizo en el jazz, sobre todo desde Miles Davis.

¿Y por qué ‘eterno’? Claro que es una expresión de deseos, wishful thinking, sin la bola de cristal a mano; pero es muy probable que su huella dure mucho, mucho, casi como para merecer el calificativo de ‘eterna’, o por lo menos imperecedera, inolvidable, perenne, inextinguible. Porque influyó decisivamente en un giro profundo y exitoso de la música popular brasileña, la más rica de hispano-latino-américa; porque se le reconoce esa decisiva influencia; porque su excelsa calidad ha sido afirmada por los críticos más exigentes y por los músicos; pero también porque fue muy popular, no quedó monopolizada por una elite sabia; vendió muchísimo y tuvo grandes hits de venta, sola y acompañada; y porque aunque es probable que lo mejor suyo no haya sido lo más consumido ni gustado (tendrá una lista más abajo), lo que fue exitoso fue igualmente muy bueno, mejor que la mayoría de las basuras que ocupan ‘likes’, tendencias y ‘visitas’ en rankings de ventas y consumo en los últimos 50 años, durante los cuales editó 65 discos, desde 1967 a 2021.

Problemas comerciales y musicales sufridos

Uno. No siempre la distribución de sus discos llegó a todos lados con eficacia, lo que no es problema suyo sino de su producción musical y de su distribución discográfica. Por ejemplo, en Uruguay, sus discos demoraron varios años en estar en las disquerías y en las radios; vino por primera vez recién en 1994 al Plaza; lo que es una muestra más de que la notable música brasileña (fuera de los clásicos bailables) no tuvo la influencia que tuvo la horrible y pretenciosa música popular urbana argentina (sin contar la excelente típica y el folklore andino); todo el rock y pop argentino deformó el gusto de muchos músicos uruguayos.

Hasta hace poco, con la extraordinariamente saludable excepción de los Tribalistas y Marisa Monte, visitantes asiduos, solo puedo recordar huellas de la MPB en Eduardo Mateo y en Jaime Roos, de los que circulan públicamente; en cambio, todo el rock-pop argentino contaminó el fraseo, la entonación, la dicción y la pronunciación afectada de demasiados músicos uruguayos; pese a ello, Uruguay ha producido muchos músicos en relación con su exigua población; como en el fútbol. Habríamos tenido grandes generaciones si hubiéramos experimentado la influencia brasileña. Si en lugar de gritonas sobreactuadas como Valeria Lynch y Patricia Sosa, u otras peores, hubiéramos conocido a Gal Costa, a Elis Regina (que vino como sambista en los 60), a Nara Leão, a Astrud Gilberto, a Zizi Pozzi, a Alcione, a Simone, a Clara Nunes, a Maria Rita, a tantas otras, todas ellas infinitamente superiores a las hermanas del Plata, otros gallos hubieran cantado.

Dos. Sea por mal gusto, o por la equivocada intención de ‘vender’ a Gal en el exterior, se le agregaron complicados arreglos que contaminaron la pureza limpia de su voz y oscurecieron las líneas melódicas y los matices tan increíbles que la caracterizan como una de las grandes de todos los tiempos del canto popular occidental. Un ejemplo dramático lo da el tema ‘Samba rasgado’ (LP Gal Tropical, 1979): ella canta “Para que yo cante un samba / no se precisa orquestación / me gustan más una cuica (ritmo agudo manual), un cavaquinho (instrumento de cuerdas, del género del banjo, el cuatro, el ukelele, el charango), um pandeiro (pandereta) y un violão (guitarra)”. Contrariando frontalmente al letrista y a su cantante, les agregan teclados, bajo y clarinete; mucho menos, por suerte, que los complicados arreglos sinfónicos con los que es más perjudicada en tantos temas que usted mismo puede descubrir.

Un problema añadido es el volumen con que el acompañamiento es reproducido; no acompaña humildemente a la estrella del sonido; compite con ella por una equivocada o pretenciosa intencionalidad de arregladores y productores, que parecen creer que a mayor complejidad de los arreglos y a mayor la cantidad de los músicos intervinientes, en vivo o no, más vale el resultado; tantos músicos han sido pasteurizados, anulados en su poder, diluidos, por arregladores pop estéticamente malos y pretenciosos. Cuanto más limpia y fiel la voz de Gal, mejor; nada la mejora, nada es mejor que ella sola; es muy probable que sus grabaciones a capella o acompañadas de guitarra sola sean las que permiten oírla mejor (ya listaremos algunas).

Un último problema que no permite disfrutarla a pleno (amén de arreglos innecesarios y lesivos, y de sus excesivos volúmenes) es el modo cómo son construidas las salidas estereofónicas de sus grabaciones. Si por lo menos la voz saliera por un lado y el ‘acompañamiento’ por otro, uno podría darle volumen distinto a los dos canales para disminuir la audición del acompañamiento y maximizar el de Gal, logrando así el deseable equilibrio tan esquivo. Pero mezclan los insumos sonoros de modo que nunca pueda salir la voz de ella sola. Estamos rodeados; el mal gusto y el error comercial nos invaden. Pobre Gal (y tantos otros), que, pese a todo, fue tan buena que le ganó a sus productores y arregladores, que podrían sospecharse como peones de sus competidores en el mercado musical. Gardel también pudo más que algunos temas, algunas letras y acompañamientos. Y Louis Armstrong. Los más grandes son así.

Algunos temas y discos recomendados

Antes que nada, en YouTube puede usted encontrar prácticamente todo lo suyo. Pero hay que tomar dos precauciones.

Uno. No oiga solo ni primeramente lo que le ofrece YouTube si usted busca ‘Gal Costa’ y se queda con lo que le aparece de una. No permita que ‘lo más oído’ le pase por ‘lo mejor’; el gusto masivo es peor que el especializado; en todo. Mejor escriba el tema que desea y en lo posible el año y disco al que pertenecen; en general, si no tiene esos o mejores y más precisos datos para elegir, tome la versión más antigua que sea posterior a 1970. Y esto porque desde 1970 los registros sonoros mejoran, aunque tienden a empeorar los acompañamientos paulatinamente, todo esto con excepciones en el decurso de esos 65 discos en 50 años.

Dos, no tiene por qué hacerlo, puede no hacerlo que igual podrá disfrutarla, pero le diría que: A) lo mejor es oírla desde un LP en bandeja bien amplificada, mejor que en YouTube o Spotify, luego en CD, luego en casete y lo peor desde el celular. También le recomiendo perder de vista el celular para que no le lleve a esa reactiva, idiota y espasmódica vida a la que está llevando a la humanidad; para oír a Gal hay que concentrarse, olvidar emoticones, memes, selfies, tuits, mascotas y nietitos ubicuos. Lo mejor es apagar la luz, de modo que el sentido del oído esté especialmente privilegiado como sentido dominante para la recepción, sin que otros ruidos, imágenes o escrituras interfieran con la concentración sacra que merece Gal, y que permite disfrutar de los detalles y matices; no se la debe oír como música de fondo ni en medio de otras ocupaciones; otras músicas son para eso o toleran eso; no Gal.

B) Yo, en particular, prefiero inclusive el audio puro, nada de videos en vivo; su gestualidad no está a la insuperable altura de su voz; y la imagen del ambiente en general diluye su impacto.

Lector, concluidos estos detalles fanáticos, para sibaritas y gourmets musicales, le pasaré una breve lista de exquisiteces no tan fáciles de encontrar en YouTube.

Empecemos por las cosas que me cambiaron la vida en 1971, al oír su LP Fa-Tal; le sugiero este orden de audición:

1- Fruta Gogóia, Fa-Tal 1971. A capella y muy cortito; hay dos versiones, mejor la seguida por ‘Vapor barato’; es una elaboración del folklore bahiano anónimo, del voceo callejero de los vendedores de un tipo de melón que crece en arena por allí. Oírlo es enfrentar una voz sobrenaturalmente poderosa y sutil, que invade sola, y afortunadamente sin mal gusto invasivo de arregladores; es un impacto inolvidable, a mí me movió el piso. Además, valore que Gal, en comienzos de carrera, en lugar de empezar un recital en vivo con algún tema conocido, de aplauso fácil, homenajea el folklore bahiano, como un valorable insumo. Obsérvese también la variación en scat que improvisa, no tanto en el estilo jazzístico que usa varias veces (L. Armstrong, E. Fitzgerald, S. R. Vaughan), sino más flamenco, una elección que merece una explicación musicológica; Bahía, ciudad-puerto, punto de escala en la travesía atlántica europea; fue la sede donde se instaló la realeza portuguesa, devenida brasileña, antes de relocalizar la capital en Río de Janeiro. A diferencia de España, que expulsó a fines del siglo XV a árabes y judíos y les prohibió integrar los contingentes conquistadores, Portugal los echó, pero no se los prohibió; por eso el principal punto de inmigración árabe en Brasil es Bahía; y el mayor mestizaje con los locales (negros e indígenas, más que nada) produjo variedades étnicas que no proliferan en otras partes; el scat flamenco de Gal recuerda que los fados y el cantejondo son productos del mestizaje ibérico con árabes, específico de Bahía en Brasil, que Gal homenajea (Jorge Ben Jor también). Una exposición melódica impactante, una letra muy buena y un denso y significativo scat flamenco en pocos segundos; y valiosos rastros de Janis.

2.- Antonico, del mismo álbum. Gal le pide desesperadamente a un amigo que ayude a un viejo sambista que está en la mala; la interpretación tiene una belleza melódica, una tristeza profunda y una imploración que contagian aun sin conocer tema y letra; “hacé por él como si fuese por mí”, el agónico mantra final. Para cualquier hall of fame. Guitarra acústica y punto, thanks god.

3.- Falsa bahiana. Mismo álbum. Es uno de los temas en que he pensado como última voluntad si se diera la instancia. Es una clase magistral de todo lo que es cantar, interpretar, improvisar, entrar y salir del scat a la letra; una exposición del tema en que hay que notar cada matiz, enlentecimiento, variación, alteración de la métrica y del tempo, con un ritmo interno, suave, infernal, pero sin énfasis retórico (como Ella Fitzgerald, a la que sin duda conoce bien). Ahora hay un scat jazzístico a la altura de los mejores. Una lección completa de canto, scat, variaciones, improvisación, interpretación, recitado, musicalidad pura, sin concesiones y sin excesos, se podría decir que insuperable y perfecto. Ni João Gilberto pudo superar la versión. Nadie debería intentar hacerla, porque las probabilidades de hacer algo mucho peor son altas; aunque es cierto que Janis hizo su ‘Summertime’ después de grabados muchos grandiosos.

4.- Le sumo algunos LP, además del Fa-Tal de 1971: Gal canta Caymmi (1976); Gal canta Jobim (1989); Acústico MTV (1997); Gal canta Caetano (2004). Ojo que los 65 son de muy buenos a excelentes.

5.- Algunos otros temas en el espacio que queda: a. ‘Modinha para Gabriela’ (D. Caymmi, tema central de telenovela en base a la novela de J. Amado ‘Gabriela, cravo e canela’): maravillosa intro a capella, melodía encantadora. b. ‘São Salvador’, 2 matrices de 1976 -2,31 y 2,44 m- una en LP Gal canta Caymmi. Inmejorables versiones de melodía exquisita; la variedad de finales esfumados, vibratos, disonancias, tonos menores, es increíble. ¿Se puede cantar mejor? Nonchalanche y souplesse insuperables, easiness. Ver ‘Vatapá’ del mismo LP.

  • ‘Folhetim’ (1978, LP Agua viva). Una historia picante cantada con empatía y simpatía por el personaje, con saltos de registro notables, otra maravilla de interpretación.
  • LP Gal Tropical (1979): además del mencionado ‘Samba rasgado’ y los célebres ‘Balancé’ y ‘Meu nome é Gal’, especialmente ‘Força estranha’ en honor a un embarazo, sus antes y después; drama poderoso para quien no puede embarazarse, como Gal; tensión insoportable sostenida en el agudo.
  • LP Cantar (1982); ¡todos arreglos simples! ‘Lágrimas negras’, melodía rica portentosamente cantada.
  • LP Minha Voz (1982): ‘Minha voz, minha vida’ a medida por Caetano para su voz, que admira y adora; ‘Azul’ de Djavan, una hermosa melodía de hazañosa tensión en el agudo.
  • LP Gal Profana (1984): especialmente, éxito pegadizo pero sutilísimo, ‘Chuva de Prata’. Un ejemplo de acompañamiento excesivo en instrumentos y volumen.
  • LP Gal Bem Bom (1985): el dramático ‘Todo o amor que houvesse nessa vida’, con excesos descritos; pero con la maravilla de M. Nascimento ‘Quem perguntou por mim’, densa y profunda, perfectamente cantada.
  • Casi cualquier ‘Baby’, pero en especial la de 1969, su primer LP solista; casi cualquier ‘Teco, Teco’ y ‘Bum da Mangueira’, sambas rítmicamente endiabladas, con letras que exigen dicción de rap. ‘Aquele forró axé’, agregue.
  • Cualquier clásico tradicional de autores clásicos, o de bossa: se encontrará sorprendido por el subrayado melódico nunca oído antes.

Fue un placer y un merecido homenaje escribir esto; que lo disfrute con el mismo asombro encantado con que la oí en disco en 1971; y con que la vi en vivo, 1974, en el mismo teatro Tereza Rachel, templo de la bohemia intelectual carioca, en que lo grabó. Con la misma mezcla de tierna admiración y asombro con que Caetano Veloso la mira cantar. Y pudiendo elegir tantas maravillas más, que usted descubrirá.

Salve Gal, que estás en los cielos de la música del mundo.

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