Paisaje ciudadano, aguafuertes montevideanas, una TV en algún bar escupe odio general de dinosaurios -ni tan retirados ni menos extinguidos- que hablan de «ideología de género» y de la identidad trans como patología. A nada de reclamar una vacuna contra la homosexualidad, ciertas lógicas hacen valer sus privilegios de posición dominante y abogan por recuperar la ‘decencia de la inquisición’ donde las cosas estaban en su sitio. La calle se empieza a incomodar y la rebeldía se abre paso desde todos los rincones posibles. Uno de ellos, la cultura. Siempre la cultura. Espacio de creación y expresión libre, desafiante, provocadora, las artes sacuden modorras y salen a dar batallas cotidianas, contrahegemónicas e inclusivas. Algunas propuestas artísticas emergen como aire puro, refrescante, con aroma a futuro. Tanto nos queremos cuenta la historia de amistad de Inés Errandonea y Papina de Palma, a lo largo y ancho de sus vidas, con la complicidad musical de haber transitado juntas desde niñas un camino coral -inicialmente en la escuela, liceo y luego Coralinas- con el precioso trabajo profesional de Carmen Pi.
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El guion de Tanto nos queremos fue pensado de manera libre para que se transformara en un fiel reflejo de sus formas de quererse y de encontrarse en la vida y, por supuesto, a la hora de compartir la música. Cuando comprendieron que todo estaba encaminado a ser el espectáculo que ellas querían, distinto a todo lo que habían hecho, alejado del mero encuentro de canciones de sus repertorios, comprendieron que la puesta en escena tenía que ser funcional a esa libertad creativa. Así fue que se animaron a estudiar danza, bailaron, se rieron, se animaron a probar pasos y giros frente a los espejos pensando en soltarse y despojarse de cualquier posible postura rígida. Hay canciones compartidas y silencios aún más compartidos y comprometidos. Inés con bellísima voz, de colores misteriosos, su mirada profunda y desafiante, su bagaje de estudio y trabajo cinematográfico audiovisual y Papina con su poesía repentina y melodías encantadoras, su fantástica capacidad de comunicación con «les distintes publiques», como le gusta decir, vaya donde vaya, ande por donde ande, desparramando su creatividad y talento. Ellas son un bálsamo.
Según explicó Papina, llegaron al histórico teatro Odeón de Montevideo como parte de una búsqueda, teniendo en cuenta distintos aspectos que entendían necesarios para este espectáculo, como el aforo, un escenario que estuviera por debajo de la visión de la platea, del estilo anfiteatro. El hecho que el teatro Odeón no esté aún reincorporado a la agenda de las artes escénicas con mayor visibilidad, desde su reapertura, les permitió poder concretar una “minitemporada” de cuatro funciones, dos que se realizaron los días 4 y 5 de noviembre, y las dos restantes de este viernes 11 y el próximo domingo 13.
“No estamos haciendo una obra de teatro, pero tampoco es un show de canciones, es una conjunción y encuentro de distintas disciplinas, miradas y lenguajes, con un guion que construye una narrativa sobre nuestra amistad, nuestras vidas, con nuestras canciones”.
Tanto Inés como Papina consideran que ya hay mucho escrito sobre al amor de pareja, pero no tanto sobre el amor de amigues, “especialmente de los vaivenes de las amistades”.
Claro que todo esto sucede con un inevitable marco sensible atravesado por el humor. “Yo no podría sostener un espectáculo sin apelar al humor, sin reírme de mi misma, sin tratar de generar ese ida y vuelta de cierta complicidad que provoca la risa”, dice Papina. “Es muy pesado aguantar la solemnidad”.
Para ellas, el clima de cierta hostilidad que vive la sociedad y la intolerancia que se expresa a través del discurso de odio no se puede ignorar. “Es casi imposible despojarse del entorno en el que vivimos, y nosotras lo hemos hablado a la hora de crear, que nos terminamos preguntando si estará bien o no algo de lo que decimos, precisamente por eso, porque hay un entorno más hostil en términos generales. Pero estamos de acuerdo en que no hay más remedio que habitar la contradicción, por ejemplo, ser feministas como somos las dos, pero habitamos este mundo lleno de contradicciones. No hay otra manera. Esquivar eso sería falso, sería una mentira. No se puede pretender la pureza total, quizás sería mucho más fácil o no, no lo sabemos, pero sí sabemos que no existe. Y en todo caso, sería falso”. Acaso por ello Inés sostiene que una de las premisas de su vida es tratar de ser honesta consigo misma, a la hora de crear y de actuar. “Y en la forma en la que nos vinculamos y nos relacionamos con el mundo. Y la gente agradece esa frontalidad y honestidad. Porque no entender nada también es una posibilidad. No siempre se puede tener una definición terminantemente clara y definida sobre todo. Hay veces que eso no sucede y eso debería ser aceptado por todes”.
El espectáculo Tanto nos queremos está realizado, gestionado e interpretado por dos mujeres feministas, más allá de que no se define desde lo formal como un espectáculo feminista. “La bandera la llevamos siempre, en este caso va por dentro. No es una bandera que la mostremos deliberadamente en el espectáculo, pero sí en aspectos sutiles del respeto por la otra, del cuidado hacia la otra, por ejemplo, y eso para nosotras es muy importante”.
Tanto nos queremos es un espectáculo realizado en tono acústico, despojado, tratando de respetar el lenguaje teatral, cuidando los ínfimos silencios necesarios. Por momentos, también aparecen cables y pedales y matices inesperados. Inés y Papina aspiran a que quienes concurran, salgan de la sala del teatro Odeón con ganas de recordar cómo fue que construyeron sus propias historias de amistad.
El espectáculo contado por ellas mismas
“Tanto nos queremos que llegamos hasta acá. Escribimos un show que cuenta nuestra historia, amiga, y la historia que vino antes, la que nos dejó juntas. Hay canciones tuyas que me escribieron a mí y sé que para vos es lo mismo. Quiero que nos saquemos las ganas de bailar. Otra vez, cómo la noche del club Uruguay, ¿te acordás? Nos sacudíamos como dos locas de amor. Esta vez bailaremos adelante de la gente. Festejaremos porque nos conocimos, porque salió el sol, porque la primavera nos hace bien y nos hace mejores. Estoy contenta. Y otro día no, y no pasa nada porque prenderemos velas, tacharemos la pena, desenredaremos el ovillo para tejer algo nuevo, lindo, suave, para que nos abrigue y nos proteja. Tanto nos queremos, amiga. Esta historia es la nuestra”.