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Entrevistas Abdala | Pit-Cnt | firmas

Con el presidente del Pit-Cnt

Abdala: «La realidad pide a gritos un cambio profundo»

Este sábado 27, a las 12 del mediodía, desde la sede del Pit-Cnt partirá una caravana rumbo al Palacio Legislativo para entregar las firmas suficientes y necesarias que garantizan que en octubre habrá plebiscito por la seguridad social.

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Lejos quedaron las dudas y ahora comienza un tiempo nuevo para el movimiento sindical y el ecosistema político todo. Para Abdala, ahora la interna sindical se deberá construir –más que nunca– "con mucha modestia, amplitud de miras, generosidad, unidad y sin exclusiones".

El presidente del Pit-Cnt suele evitar hablar en primera persona. Claramente es hombre de plurales. Empero, es un dato de la realidad que ni bien se conoció la noticia de que ya se superaron las 270.000 firmas para convocar a un plebiscito sobre la seguridad social, los ataques por parte de legisladores oficialistas y actores del Gobierno apuntaron directamente contra Marcelo Abdala. Identificado por su rol protagónico en la campaña desarrollada de manera austera, militante y casi artesanal, el presidente de la central sindical jugó todas sus cartas para lograr el objetivo, a pesar de cierta fragilidad inicial de respaldo en la interna sindical, como así también en el escenario político partidario.

En territorio de grúas y astilleros navales, en su mundo metalúrgico, le llaman «El macizo». A muy poco de recibirse de licenciado en Sociología, en la Universidad de la República, el presidente del Pit-Cnt camina y recorre los pasillos de la sede sindical de la calle Jackson cada mañana. Pase lo que pase en la vorágine cotidiana, él se detiene a saludar, a compartir un mate o intercambiar alguna anécdota, con trabajadores y dirigentes de la veintena de oficinas del viejo edificio y del anexo, allí donde se encuentran los nuevos despachos de Presidencia, Vicepresidencia, Secretaría General y Secretaría Ejecutiva.

“¿Cómo no vamos a defender a las trabajadoras y trabajadores si el Gobierno nos quiere imponer que trabajemos cinco años más para jubilarnos?”. A pesar de las notorias diferencias internas iniciales, Abdala insistió en la necesidad de actuar «con las luces largas», en clave «superadora» y con mirada en perspectiva. “Nosotros somos apenas un pedacito de la historia de la emancipación de los pueblos”, sostiene. “Hoy los defensores de las AFAP están nerviosos”, agrega. La porfiada realidad pudo más que los ataques y lo que el propio Abdala definió como “terrorismo verbal”, con el que se pretendió desacreditar la recolección de firmas. Hoy, a cartas vistas, posiblemente se puede afirmar que el Gobierno pecó de soberbia cuando leyó erróneamente la fuerza militante de los sindicatos y de un puñado de organizaciones sociales y sectores partidarios. Ahora se inicia una etapa de reflexión y debate de ideas. El escenario cambió. Las chicanas y los fuegos artificiales que hablaron de «confiscación», «apropiación de recursos», «robo», «disparate», «irresponsabilidad», «descalabro» y «estafa» no surtieron efecto. El miedo fracasó.

¿Considera que el movimiento sindical volvió a sorprender?

-Sí. Es un actor social relevante, de peso. Actúa en un entramado de movimientos y organizaciones sociales. Tiene una perspectiva política de clase que, de acuerdo a leal saber y entender de la clase trabajadora, apunta, como corresponde, a reivindicaciones inmediatas, pero también a una visión de los vectores de un programa que tiene que ver con el desarrollo nacional y con la satisfacción de los intereses de las grandes mayorías populares, nacionales, del país. A algunos les causa sorpresa el nivel de influencia, de gravitación, aunque nosotros siempre lo asumimos con modestia, porque siempre hay que construir la fuerza del movimiento obrero.

¿Por dónde pasaron las claves para alcanzar el objetivo?

-La realidad pide a gritos cambios profundos. Esos cambios no pueden ser sólo de maquillaje. He dicho que la suerte del país no se resuelve manteniendo una matriz productiva básicamente dependiente, con algo de distribución del ingreso. Tal cual reflexionamos en el Congreso del Pueblo, es necesario diversificar la matriz productiva, no apuntar solamente a la exportación de materias primas o productos intensivos en recursos naturales. La contracara de este proceso, que es un proceso histórico y sumamente complejo, es apuntar a la integración profunda de América Latina y sobre esa base de una matriz productiva que se hace más compleja, de una industrialización del siglo XXI, es un objetivo explícito de las políticas públicas. Sobre esa base apuntar a la igualdad, a la distribución de la riqueza y a una democracia profunda. Sin eso no vamos a poder resolver los problemas estructurales que tiene la sociedad uruguaya.

¿Por qué afirmó que se trata de una campaña "justa, ética y cargada de futuro"?

-Es justa porque las políticas de ajuste que se han implementado pusieron sobre las espaldas de la población trabajadora todo el peso de ajustar la seguridad social en base a cinco años más de trabajo y para recibir una peor retribución. Justa porque, además, se hace eliminando beneficios que operaban como un mecanismo de subsidio y promoción a la afiliación voluntaria de los trabajadores en las AFAP, que fueron eliminadas en la ley 20.130. Quien antes se afiliaba voluntariamente a una AFAP tenía un 50 % de bonificación que pagaba el Banco de Previsión Social (BPS). También es justa porque se discute concebir la seguridad social como un derecho humano fundamental y su impacto en la inversión, no hablo de gasto sino de inversión, para mejorar la calidad de vida de la gente, pero no se dice nada de que la generalización de las AFAPs en las cajas paraestatales la va a pagar toda la sociedad, a través de Rentas Generales. Es justa porque establece una señal muy clara, desde el punto de vista de que la jubilación mínima sea igual al salario mínimo nacional. Es decir, no es bueno trabajar toda una vida para morir de hambre. Asimismo, es justa porque se elimina el lucro financiero de una esfera que tiene que estar destinada a la protección social y, por tanto, toda la inversión en su totalidad estará destinada a sostener la seguridad social.

A la vez, es ética porque nosotros nos movemos con un “ethos”. La sociedad no es la suma de individuos egoístas que buscan maximizar su utilidad. Hay colectivos, hay solidaridad, hay un Estado que debe ser el preocupado por la justicia social y la ética nuestra no es la ética de una presunta libertad responsable que no existe como posibilidad para los sectores más desposeídos que no tienen para comer.

También es una reforma cargada de futuro, porque si hoy es difícil resolver la problemática del desempleo juvenil, mucho más lo será si se mantienen los 65 años de edad para poder jubilarse. Si hoy la actual revolución tecnológica, que hace que crezca a brotes la productividad, está organizada socialmente para que vaya solamente a manos de la gran riqueza en el mundo, en América Latina y en el país esto establece un paradigma de apuntar a una sociedad diferente que no tiene que ser menos eficiente, que no tiene que ser menos productiva, al contrario, pero cuyos resultados deben ser equitativamente distribuidos. Entonces, esta visión del movimiento sindical, que son medidas cautelares, que son tres puntos de autodefensa de la sociedad que deberían quedar absorbidos en una futura reforma integral de la seguridad social, tiene algunos elementos de apuntar a transformaciones de fondo y a una sociedad nueva donde se desmercantilicen los derechos, donde no todo sea mercancía.

A partir de ahora, ¿cómo se sigue y cómo se construye el camino en la interna sindical?

-Con mucha modestia, amplitud de miras, generosidad, unidad y sin exclusiones, porque precisamos a todas las compañeras y compañeros, no solamente en el tramo que se abre que es más complejo y que debe cristalizar en que la gente vote la papeleta, sino porque, además, el movimiento obrero tiene objetivos integrales. Necesitamos la participación, la alegría, el cariño, el compromiso de todas las compañeras y los compañeros. Acá no vamos a mostrar la camiseta, eso no se hace.

¿En algún momento estuvo en riesgo la unidad?

-No creo, porque conscientemente fuimos absolutamente cuidadosos. Nosotros no hemos tenido polémicas públicas con ningún compañero y sí hemos discutido con mucha firmeza en los organismos del movimiento sindical. La unidad se construye cada día. Potencialmente la unidad pudo haber estado en riesgo, pero no estuvo en riesgo por la actitud de los protagonistas.

Uno de los precandidatos presidenciales del Partido Nacional, Jorge Gandini, afirmó que en el Uruguay hay una conducción sindical “dura”. ¿Cuál es su lectura?

-Si por dura se entendiera nuestros principios, y mucha firmeza para defender los intereses de los trabajadores, entonces concuerdo. Si por dura se pudiera entender ausencia de capacidad de diálogo, ausencia de flexibilidad de tomar en cuenta el conjunto de los intereses y las opiniones que hay en la sociedad, en ese caso sería equivocado. Depende de qué es lo que hay detrás de la definición.

¿Cuáles son los ejes centrales que va a plantear el movimiento sindical este 1° de mayo, Día Internacional de las y los Trabajadores?

-El trabajo de calidad, porque es la columna vertebral de todos los componentes. Hay que diversificar la matriz productiva, tiene que haber un plan nacional de desarrollo y una orientación de inserción internacional adecuada a ese proceso de generar trabajo de calidad. Es necesario superar el modelo de la desigualdad que se expresa de manera violenta en el aumento de la pobreza infantil. Es importante generar mejores condiciones para que la gente pueda incorporarse a las dinámicas del siglo XXI. También la reducción de la jornada laboral sin reducción del salario, a través de sus diversas formas; el Sistema Nacional de Cuidados, cómo pensar formas de retribución del trabajo no retribuido, que por razones de organización social y cultural, mediante el patriarcado, está sobre las espaldas de la mujer trabajadora. Es decir, una serie de elementos que hacen a un cambio profundo en la sociedad uruguaya, son parte de las resoluciones del Pit-Cnt y que, con seguridad, estarán expresados el 1º de mayo. Ni que hablar de temas como la profundización de la democracia o la verdad y la justicia. Estos temas tienen que estar sobre la mesa.

Más allá de que esos temas integrarán la plataforma del próximo 1° de mayo, el movimiento sindical ya está trabajando en productividad, en el trabajo de calidad, en la reducción de la jornada laboral sin pérdida de salario, en fortalecer el Sistema de Cuidados, en casi todos esos ejes.

-Sí, pero hay que generar mucha masa crítica en la sociedad, porque las grandes empresas transnacionales, que tienen filiales en decenas de países, no necesitan políticas públicas para organizar la integración de sus actividades, sus procesos de localización o deslocalización. Porque organizan sus estrategias en función del lucro. Se hace necesario el despliegue de políticas públicas que generen caminos para una división regional del trabajo y permitan el desarrollo simultáneo de nuestros pueblos. Para que eso suceda, no alcanza con una formulación, con una propuesta, no es un problema de carácter técnico, es un problema del conjunto de la relación de fuerzas, de cómo el campo popular empuja las transformaciones hacia una sociedad más productiva y más democrática. No se puede hacer sindicalismo de clase en el siglo XXI sin una dimensión regional y global.

Por todo eso, es importante el activismo en los movimientos sociales, la reivindicación de más derechos, la importancia de la organización, estar en los lugares de trabajo, fortalecer los sindicatos y darle vida plena al Pit-Cnt. No basta con una administración correcta, una determinada gestión gubernamental o una sensibilidad en la cúspide del escritorio del Estado. Porque cuando se trata de resistir las políticas de ajuste contra la clase trabajadora, es el pueblo organizado el cual empuja hacia adelante por los cambios profundos. Es imprescindible que exista abajo un movimiento popular fuerte, unido, organizado y con perspectivas de futuro.

¿Cómo observa el contexto geopolítico regional y particularmente la situación que se está viviendo en Argentina?

-Con enormes dificultades. Por un lado, debemos interpelarnos sobre cómo es posible que un personaje de esta naturaleza haya tenido la adhesión popular que tuvo. Aquellos sectores amigos del cambio social o de una sensibilidad distinta requieren una profunda autocrítica. Simultáneamente, sus políticas apuntan a beneficiar, básicamente, al gran capital financiero transnacional. Allí está en juego un desmontaje de los resortes clave del desarrollo nacional que está hipotecando el futuro y va contra el pueblo. Es un retroceso espantoso que se haya propuesto eliminar el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), meterse contra la pujante industria del cine, liquidar las universidades públicas, eliminar todos los aspectos que hacen a una democracia profunda, como el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), que mira contra los mecanismos discriminación contra distintos segmentos de la sociedad. Verdaderamente es un desastre.

Estas formas extremas del dominio del capital financiero están presentes en todas las sociedades capitalistas. Por eso el avance de la ultraderecha en Europa, por eso existió Jair Bolsonaro en Brasil, y ahora Javier Milei en Argentina. Por ello los golpes de Estado, como por ejemplo el que hubo en Bolivia, los golpes de Estado que promovió el imperialismo norteamericano en todo el continente. Para que no prosperen estos sectores de extrema derecha sumamente peligrosos para la democracia, y no estoy hablando de la natural competencia electoral entre partidos legítimos, son fundamentales los cambios que apunten al desarrollo, a la buena vida de la gente, que permitan distribuir la riqueza en otros términos, profundizando la democracia y tratando de encontrar rutas de salida de la dependencia. De lo contrario, estos sectores están a la vuelta a la esquina.

TEXTOS: AP

FOTOS: MA

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