Latinoamérica es una de las regiones más golpeadas por el coronavirus y cada país enfrenta su propia tragedia social, sanitaria y económica; sin embargo, este martes sus líderes aprovecharon la tribuna para defenderse ante cuestiones como los incendios en la Amazonía brasileña, las masacres en Colombia o las sanciones de EE.UU. a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
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Defensa a polémicas gestiones
Como ya es tradición, Brasil abrió los debates de la 75 Asamblea General de la ONU. El presidente Jair Bolsonaro aprovechó su intervención para defender sus polémicas políticas sobre medioambiente y denunció que su Gobierno es “víctima de una brutal campaña”.
Brasil “despunta como mayor productor mundial de alimentos y por eso hay tanto interés en programar desinformación” en relación a los incendios en la Amazonía y el Pantanal, dijo Bolsonaro.
Según datos oficiales, los focos de incendios y la devastación en la Amazonía han alcanzado en 2019 y este mismo año las peores tasas en más de una década, y actualmente las llamas avanzan con fuerza en los vastos humedales del Pantanal, que Brasil comparte con Bolivia y Paraguay y en los que miles de animales han muerto calcinados.
El presidente brasileño, quien ha calificado al coronavirus como “gripecita”, lamentó “cada muerte” a causa de la COVID-19, y reiteró su convicción de que la pandemia debe ser combatida con la misma fuerza que el desempleo.
Además, Bolsonaro reiteró que Brasil trabaja en América Latina por “la preservación del orden democrático” y que su país es ejemplo de “campo humanitario” gracias al programa de acogida a los ciudadanos que llegaron huyendo de la crisis “creada por la dictadura”.
Por su parte, en el primer discurso oficial que ofrece en un debate de la Asamblea General de la ONU, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró estar “empeñado” en transformar por cuarta vez a México.
López Obrador resaltó también que en su país “va bajando, disminuyendo el efecto nocivo de la pandemia” (…) “Tengo mucha fe en el futuro de México, pero también tengo mucha fe en el futuro del mundo, yo soy un creyente y mi credo es el de la fraternidad universal”.
El presidente de Colombia, Iván Duque, que ha sido muy cuestionado por diferentes organismos nacionales e internacionales por su manejo a las recientes masacres en el país, homenajeó este martes a los líderes sociales y otras víctimas de la violencia, de quienes dijo que “construyen una sociedad más digna”.
Cerca de un millar de líderes sociales y 228 exguerrilleros de las FARC han sido asesinados en Colombia desde la firma del acuerdo de paz con ese grupo, en noviembre de 2016, según datos de distintas organizaciones.
Duque destacó el apoyo de la comunidad internacional y en especial de la ONU para avanzar hacia “una paz con legalidad, es decir, una paz de verdad”.
Por su parte, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, defendió su gestión en la ola de protestas contra la desigualdad de hace un año, que dejaron una treintena de muertos, miles de heridos y denuncias por violaciones a los derechos humanos.
Piñera aseguró que su Gobierno hará “todos los esfuerzos para que no haya impunidad, ni para los que vulneran los derechos humanos ni para los violentistas”.
Justicia social
En su debut en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el jefe de Estado de Argentina, Alberto Fernández, instó a los líderes a construir “una vacuna contra la injusticia social” y a buscar alternativas que faciliten la “reestructuración ordenada” de las deudas de los países, para evitar así la “ola de atraso y subdesarrollo” que provoca el “endeudamiento tóxico e irresponsable”.
“Esta pandemia nos ha revelado frágiles y ha recreado la necesidad de construir puentes entre personas, entre naciones y entre regiones”, remarcó Fernández.
Otro debutante ante la ONU fue el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quien pidió un “cese al fuego global”, pues considera “indispensable” que exista un “entorno pacífico” para enfrentar la COVID-19.
Asimismo, el mandatario mostró su preocupación por los peligros que se plantean “ante el incumplimiento de los acuerdos de desarme o el retiro de algunas partes de los mismos”.
El presidente de Perú, Martín Vizcarra, afirmó que la COVID-19 es “el mayor desafío” que afronta la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial, reiteró su apoyo al multilateralismo y reafirmó su “compromiso para continuar el esfuerzo conjunto e indesmayable para combatir esta pandemia”.
Por su parte, el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, destacó que los “recursos” y las “prioridades deben confluir en la concreción del programa de desarrollo humano más ambicioso y completo jamás concebido” como lo es alcanzar los objetivos de la Agenda 2030.
Reformas a la ONU
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, denunció la escalada agresiva de Estados Unidos “incluso en tiempos de pandemia”, en referencia al discurso del mandatario estadounidense, Donald Trump, en el que justificó su política hacia Cuba, Venezuela y Nicaragua en pos de “la libertad”.
Díaz-Canel recordó también que “el virus no discrimina”, llamó a “impulsar la solidaridad y la cooperación internacional para amortiguar el golpe” de la pandemia y urgió a “democratizar” la ONU “para que responda de manera efectiva a las necesidades y aspiraciones de todos los pueblos”.
El canciller de Nicaragua, Denis Moncada, rechazó la “politización” del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, denunció la “agresión” de Estados Unidos contra Cuba, Venezuela y su país, y abogó por la inclusión de Taiwán en la discusión de la Agenda 2030.
“Nicaragua rechaza la politización del Sistema de Naciones Unidas, promovida principalmente por Estados Unidos, que pretende convertir a sus órganos en instrumentos al servicio de intereses imperialistas, para desestabilizar a los países que no se someten a sus designios”, señaló Moncada.
Mayor asistencia
Por su parte Luis Lacalle Pou pidió durante el comienzo de la cumbre virtual que exista mayor asistencia para las poblaciones que están siendo más vulnerables por la crisis que atraviesa el mundo.
“La comunidad internacional enfrenta uno de los episodios más angustiantes de la época, una triple crisis global que es sanitaria, económica y política”, dijo el mandatario uruguayo en su primera intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas tras asumir el cargo el pasado 1 de marzo.
En ese sentido, detalló que hay “un enorme sufrimiento de los países con menores niveles de desarrollo y en las poblaciones que son más vulnerables, especialmente las mujeres, los niños y las personas mayores”, por lo que remarcó que “allí es donde tiene que existir una asistencia mayor”.
Lacalle Pou detalló que el escenario pospandemia que deberá enfrentar el mundo estará “lleno de incertidumbres y de crecientes amenazas, por lo resulta necesario fortalecer la confianza y el rol de Naciones Unidas para poder afianzar los mecanismos multilaterales y la cooperación”.
Finalmente, el presidente uruguayo recordó que estamos en el comienzo de la década de acción para el cumplimiento de la agenda 2030 y que es hora de dar impulso a ese ambicioso plan, para lo que deberá reinar el espíritu de solidaridad.
“Es importante que la ONU continúe trabajando en el desarrollo de instrumentos para cumplir con estos desafíos para una mejor defensa de los derechos humanos en casos de situaciones extremas con especial énfasis en los grupos más vulnerables”, finalizó.
Este miércoles participarán más líderes latinoamericanos dentro de los debates virtuales de la Asamblea de la ONU.