Los firmantes recordaron que México recibió a todos los perseguidos durante los regímenes de dictadura y criticaron el silencio guardado por países de la región. Señalaron a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) por no «hacer la más mínima reflexión sobre la arremetida de Trump contra el vecino» durante su pasada cumbre, celebrada en Quito a fines de enero.
A continuación el texto completo:
DECLARACIÓN DE SOLIDARIDAD CON MÉXICO
“El gobierno (…) opera como el fuego; es un sirviente peligroso y un amo temible; en ningún momento se debe permitir que manos irresponsables lo controlen”.
George Washington
El presidente Donald Trump ha lanzado –ya como precandidato del P. Republicano, ahora como mandatario electo- sus ataques a diestra y siniestra. Sus agresiones, inadmisibles todas, nos duelen en particular cuando han sido dirigidas hacia uno de los más generosos (solidario con todos los perseguidos por las dictaduras) y uno de los más distinguidos (ninguna cultura en el continente americano tiene el pasado y el presente de la mexicana) países de la región. Hablamos de México, a quien tanto debemos y admiramos.
El silencio estridente sobre estas agresiones comienza lentamente a superarse. El ataque de Trump a este país hermano ha motivado expresa preocupación por parte de los presidentes de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. También los gobiernos de Argentina y Brasil, dos de los socios del MERCOSUR, han manifestado su disconformidad por la construcción de un muro fronterizo entre México y Estados Unidos. Con posterioridad Macri se comunicó telefónicamente con Peña Nieto para expresarle su apoyo ante los ataques de Trump. Y Tabaré Vázquez ha dicho que el decreto migratorio que busca impulsar el presidente de Estados Unidos es «terrible» y un «retroceso que busca borrar de un plumazo la historia de ese país». Los organismos internacionales y diversas instituciones y países de distintos continentes han expresado de manera explícita su rechazo al anuncio de políticas por parte del nuevo presidente que violan los más elementales derechos humanos y están reñidas con las buenas prácticas que garantizan la paz internacional.
Los demás países de la región han guardado silencio. Incluso la CELAC (organismo que hemos creado. se supone, para que la región gane independencia), que celebró su IV cumbre en Quito a fines de enero de 2017, no encontró motivo para hacer la más mínima reflexión sobre la arremetida de Trump contra el vecino. Quizá ese silencio pueda atribuirse –como ha manifestado la canciller Malcorra, de Argentina- a la manida “prudencia diplomática”: “Latinoamérica no es más dura con Trump, ha dicho la canciller argentina, porque México no lo pide, busca un acercamiento”. En verdad, no parece una explicación convincente.
Las amenazas del presidente Trump, algunas en proceso de concreción, tendrán un impacto muy grave sobre la economía y la sociedad mexicanas en el corto plazo, perjudicando en particular a los más pobres. Además, las deportaciones de millones de mexicanos, si bien no harían más que acentuar las políticas de gobiernos anteriores, están cargadas ahora de una retórica xenófoba y racista, plagada de acusaciones injustas, falsas y denigrantes para los mexicanos y, por ende, para todos los latinoamericanos.
Hay aquí un tema central que refiere a los derechos de los emigrantes e inmigrantes y en esa perspectiva –en el contexto actual que también se encuentra presente en otras regiones del planeta-, el tono, los énfasis y las amenazas del nuevo presidente de EEUU generan gran preocupación. Es potestad de los países, por cierto, definir sus políticas migratorias, pero esas políticas, como han mencionado varios organismos internacionales, deben respetar los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de los involucrados, porque cada uno de ellos es, en definitiva, una persona titular de derechos, igual que cualquier ciudadano.
Los más de veinte años invertidos en la construcción de un acuerdo entre vecinos (propuesto por cierto por el poderoso) parecería que fueron un error y resulta que ahora a EEUU ya no le sirve. Y un líder autoritario, practicante del populismo más desembozado, sin duda desconocedor del Derecho Internacional, golpea a su socio sin evaluar las consecuencias. La forma y los tiempos, además del apego a la ley internacional y a las cláusulas del tratado, son de especial importancia. El rechazo estridente, los anuncios irresponsables por twitter, las amenazas constantes y la voluntad de imponer más que de negociar, solo pueden acarrear males innecesarios para ambas partes, pero sobre todo para el socio más débil. Los desplantes de Trump referidos a México y al TLCAN le han paralizado al vecino, hasta el momento, inversiones por al menos 4.427 millones de dólares, ha señalado el periódico Excelsior.
En suma, México está siendo sometido a un ataque ruin. Construir un muro en la frontera -como ha dicho un expresidente de Chile- no es sólo una barrera inaceptable contra el pueblo mexicano, sino una barrera entre Estados Unidos y América Latina. Así debe ser interpretado este hecho ominoso. Este no es, precisamente, el momento para que América Latina guarde silencio. El estilo Trump, con sus desplantes, su irrespeto a las normas civilizadas de convivencia, su racismo (hasta la web en castellano estuvo suspendida en la Casa Blanca durante unos días), su vocación por sacar a flote lo peor que cada uno lleva adentro –como bien conocimos en las tiranías del siglo XX-no se circunscribe tan sólo a México, aunque ese país hermano es uno de los principales afectados. Nos involucra a todos y es hora para que diplomacias firmes, profesionales, soberanas, hagan saber que ciertas cosas no las debemos tolerar en silencio. Fue una ilustre norteamericana (Ella Wheeler Wilcox) poeta nacida en Wisconsin en el siglo XIX, la que dijo “El pecado de guardar silencio cuando se debe protestar transforma a un hombre en un pusilánime”.
Lista de firmantes: Marcelo Abdala Coriún Aharonián Andres Altesor Ivan Altesor Fernando Antía Garabed Arakelián Mariano Arana Jorge Arbeleche Felipe Arocena Rodrigo Arocena Amelia Bianchi Lincoln Bizzozero María Bonino Magdalena Broquetas Ana Buriano Adriana Cabrera Esteve Gerardo Caetano Soledad Capurro Marcos Carámbula Nelson Carro Laura Carlevaro Lucila Carvajal Julio Calzada Héctor Cancela Soledad Capurro Monica Casalet Pablo Cayota Enrique Coraza Alberto Couriel Karla Chagas Pablo Chilibroste Ana Danieli Gabriel Delacoste Claudia Delisio José Luis Detta Oscar Destouet Ana Diamant Marta Díaz Gabriela Dutrenit Monica Dutrenit Silvia Dutrenit Adolfo Elizaincín Alma Espino Ana María Ferrari Wilson Fernández Miguel Fernández Galeano Wilson Fernández Luzuriaga Virginia Ferrari Clara Fassler Carlos Flanagan Ana Frega Heber Freitas Jorge Franco Fernando Gambera Mario García Daniel Gatti Macarena Gelman Daniel Gil Marcelo Gigena Gastón Goyret Carlos González Fernando Gonzalez Guyer Julián González Guyer Natalia Gras Pablo Harari Alvaro Heinzen Helena Heinzen Nila Heredia Belela Herrera Teresa Herrera Roberto Kreimerman Jorge Lanzaro Gustavo Leal Elsa Leone Camilo López Burián Carlos Luppi Ignacio Martínez Virginia Martínez Enrique Martinez Larrechea Naguey Mancilla Aldo Marchesi Virgnia Martínez Mónica Maronna Roberto Markarian Gabriel Mazzarovich Marcelo Mondelli Fernanda Mora María Inés Moraes Salvador Neves Daniel Olesker Yamandú Orsi Alvaro Padrón Nicolás Palleiro Adela Pellegrino Gabriel Peluffo Linari Fernando Pereira Ignacio Pla Marta Ponce de León Fernando Porta Rafael Porzecanski Martín Puchet Ana Puchet Carolina Puchet Rodrigo Puchet Celia Quijano José Manuel Quijano Gregory Randall Lucia Rodriguez Federico Rodríguex DuPont Gonzalo Rodríguez Gigena Gabriel Rodríguez Shaw José Rodríguez Shaw Raquel Rodríguez Sanguinetti Milton Romani Liber Romero Edgardo Rubianes Mariella Salaberry Alejandro Sánchez Alfredo Sanchez Rafael Sanseviero Daniel Santín Florencia Sanz Oscar Sarlo Salvador Schelloto Jorge Schellemberg Anne Shaw Marisa Silva Carmen Silveira Judith Sutz Oscar Ugarteche Juan Angel Urruzola Gonzalo Varela José “Pepe” Vázquez Daniel Viglietti Luis Vignolo Ricardo Vilaró Marcelo Viñar Maren Viñar Ulriksen Daniel Viñar Ulriksen Nicolás Wschebor