Un día como hoy, 28 de junio, pero hace 20 años, regresaba a la isla de Cuba, Elián González, el niño “balserito” como fuera conocido y cuya historia representa una de las más brillantes batallas diplomáticas del gobierno de Cuba y del entonces presidente Fidel castro.
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Con solo 5 años, la historia de Elián fue conocida en todo el mundo, luego de un dramático viaje por vía ilegal y marítima, donde su madre perdiera la vida, el niño cubano comenzó un largo periplo judicial y diplomático para poder regresar junto a su padre.
Su madre Elizabeth Brotons había perdido la vida mientras intentaban llegar a la Florida en una precaria e improvisada embarcación de esas que han ido componiendo la cruel historia que se alimenta de una política migratoria impulsada por Estados Unidos y que tiene ya una larga lista de víctimas.
Elián sobreviviente de la decisión de su madre y de la dramática travesía, fue inicialmente acogido por familiares maternos al tiempo que, desde Cuba, su padre con el apoyo irrestricto del gobierno y la firme decisión de Fidel Castro, iniciaban una larga lucha por su retorno.
Elián pasó de ser “un balserito”, a representar el icono de todos los niños y pioneros de la Isla, su familia se agrandó y junto a su padre, millones de cubanos apoyaban y clamaban su regreso.
La lucha por su retorno alcanzó también a la literatura de aquél amigo de la Revolución cubana, Gabriel Garcia Márquez, quien escribió sobre esta historia y los conflictos derivados de ella, de forma contundente:
“en Cuba inquietaba que el Gobierno de Bill Clinton no se atreva a devolver al niño, a pesar de sus leyes y sus propias convicciones, por temor de que el candidato demócrata, Al Gore, pierda los votos de la Florida”.
Tal y como recuerda hoy Página 12: “El demócrata fue derrotado por George W. Bush, pero el principal perdedor del proceso que se extendió por casi siete meses en los tribunales de EEUU fue la comunidad cubana de Miami”.
Ellos habían intentado convertir a “Elián en su bandera anticastrista hasta agotar todos sus recursos disponibles”.
Hoy, veinte años después de su regreso, Elián vive en la ciudad de Cárdenas, capital de la provincia de Matanzas, de donde es originaria su familia, “la que permaneció en la isla, porque otra parte – la de Miami – intentó apropiárselo hace veinte años”, recuerda el medio argentino.
Aquel pionerito cubano, relata Página 12, “que casi se ahoga en el océano, cuando regresó a su país estudió en la Universidad Camilo Cienfuegos de Matanzas, hizo el servicio militar y se transformó en un cuadro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), para revulsivo de los habitantes de la Pequeña Habana, centro neurálgico del anticastrismo en Estados Unidos, hoy sitiado por el avance del Covid-19”.
Aquél destino que la comunidad anticastrista había imaginado para Elián no fue posible, “Fidel se puso al hombro la devolución del niño, pero también, la fiscal general estadounidense, Janet Reno, se mantuvo firme en el proceso de entrega de Elián”, recuerda el medio de prensa.
Aún hoy, Elián González, ya convertido en un joven, se quiebra cuando recuerda la figura del líder revolucionario.
Página 12 define la relación entre Elián y Fidel a partir de las propias palabras del joven: No profeso ninguna religión, pero, de hacerlo, por supuesto que mi religión sería Fidel”.
Han pasado 20 años y Elián González es hoy un joven ingeniero y futuro padre.
Su historia resume parte relevante de la historia de Cuba y sus conflictos con la hostil política norteamericana, pero representa también, la firme decisión de un pueblo en defensa de aquellos valores revolucionarios a los que muchos han ofrendado su vida.