La composición de retratos de muertos, especialmente de religiosos y niños, se generalizó en Europa desde el siglo XVI, los primeros porque consideraban que era una vanidad retratarse en vida, y en el caso de los segundos se hacía para preservar su imagen pura.
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El hecho de fotografiar muertos tiene antecedentes prefotográficos en el Renacimiento, donde la técnica era el retrato por medio de la pintura en el llamado memento mori, frase en latín que significa «recuerda que eres mortal». En la historia del arte era utilizado para la representación de los difuntos; otra técnica de la época medieval donde se concebía que el fin era inevitable y había que estar preparados. La composición de retratos de muertos, especialmente de religiosos y niños se generalizó en Europa desde el siglo XVI.
Los retratos mortuorios se hacían de distintas maneras, o bien fingiendo estar vivo (se les fotografiaba con los ojos abiertos), simulando estar dormido (por lo general se hacía con los niños, como si fueran a despertar de un dulce sueño) o sin simular nada, en el lecho de muerte o el féretro. Conforme avanzaba el tiempo, las prácticas mejoraron y algunas fueron cercanas incluso al fotoperiodismo.
En el siglo XIX, era una práctica muy común la fotografía postmórtem. En un extracto de «El Nacional», un diario argentino de 1861 fundado por Dalmacio Vélez Sársfield, se publicaba que el fotógrafo Francisco Rave y su socio José María Aguilar… «Retratan cadáveres a domicilio, a precios acomodados…».
Angelitos
El niño muerto fue objeto de culto en las diferentes culturas desde la antigüedad. El culto varía dependiendo de la época y la cultura de que se trate. Se les enterraba con juguetes u objetos de uso cotidiano. En la Europa medieval, además de monumentos funerarios se colocaban epitafios con notas biográficas y frases que expresaban la pesadumbre y el deseo de perpetuar la memoria del niño muerto, invitándolo a tomar su lugar en el coro de ángeles. Por eso a las fotografías post mortem de niños, a partir del siglo XIX se les llamó de «angelitos».