"Esos ataques tienen graves consecuencias para la seguridad nuclear, la protección y las salvaguardias nucleares, así como para la paz y la seguridad regionales e internacionales", afirmó el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, celebrada el viernes. Subrayó que las instalaciones nucleares nunca deben ser blanco de ataques, bajo ninguna circunstancia.
Por su parte, desde el propio Irán subrayaron que "cualquier daño a estas instalaciones amenaza con tener consecuencias radiológicas catastróficas que no se limitarán a Irán, sino que podrían extenderse a toda la región y más allá". El representante iraní ante la ONU, Amir Saeid Iravani, manifestó que "entre los objetivos principales estaba la instalación nuclear de Natanz, un lugar protegido bajo la supervisión total del OIEA".
En la misma línea, se pronunció Vasili Nebenzia, representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, quien subrayó que la "extremadamente peligrosa e irresponsable aventura de Jerusalén Occidental en la región, esta vez está empujando a la región hacia una catástrofe nuclear a gran escala". "Estamos presenciando una escalada extremadamente peligrosa en la región del Medio Oriente debido a las acciones de Israel", agregó.
Desestabilización de Oriente Medio
Aunque los ataques lanzados por Israel pueden traer "ganancias tácticas de corto plazo" para Tel Aviv, "al retrasar las ambiciones nucleares de Irán y frustrar las conversaciones con EE.UU.", prometen "un desastre estratégico a largo plazo", indicó Maximiliano Hess, del Instituto de Investigación de Política Exterior (EE.UU.), en un artículo para Al Jazeera.
El analista subrayó que "incluso si Israel logra desestabilizar a Teherán, no logrará la paz regional", comparando la situación con la de Irak en el 2003. "Esta es la lección que debería haberse aprendido de la caída de Saddam Hussein en Irak. El colapso del Estado iraquí posterior provocó un importante aumento del extremismo y, en última instancia, el establecimiento del Estado Isámico*, que aterrorizó a gran parte de la región en la década del 2010".
Impacto en toda la economía mundial
El deterioro del conflicto entre Israel e Irán también impactó en los precios de petroleo. Así, los futuros del crudo Brent y West Texas Intermediate de EE.UU. cerraron el pasado viernes con un alza del 7 %, tras haberse disparado más del 13 % durante la sesión, hasta alcanzar sus niveles más altos desde enero. La tendencia continuó este lunes: en las primeras operaciones asiáticas, los futuros del crudo Brent aumentaron un 2,3 %, hasta alcanzar los 75,93 dólares por barril, informa Reuters.
"Las consecuencias más fáciles de predecir para el mercado petrolero están en términos de aumento de los precios con la presión paralela de EE.UU. sobre la OPEP y la OPEP+ para que aumenten su producción", señaló Alexánder Yakovenko, embajador extraordinario y plenipotenciario ruso y experto del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, en un artículo para RIA Novosti. Apuntó que "una transición hacia el dólar o, por el contrario, una aceleración del hundimiento de los mercados bursátiles, sobre todo en EE.UU., donde se dan todas las condiciones, pueden tener consecuencias negativas para toda la economía mundial".
El repunte de los precios del petróleo también representa un riesgo para las perspectivas de inflación, a medida que los bancos centrales de todo el mundo lidian con el impacto en los precios de los aranceles comerciales de la administración de Donald Trump y el efecto en el crecimiento económico, indicaron los expertos.
En este contexto, Kathryn Rooney Vera, estratega jefe de mercado de la empresa estadounidense de servicios financieros StoneX Group, expresó su preocupación por posible cierre del estrecho de Ormuz, un estrecho carril marítimo entre Irán y Omán, lo que podría restringir el comercio e impactar aún más los precios mundiales del petróleo."Eso podría empeorar las presiones inflacionarias", dijo a Reuters.
Futuro de las conversaciones entre EEUU e Irán
Además, la decisión aparentemente unilateral del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de atacar las instalaciones nucleares y otra infraestructura de Irán amenaza con arrastrar al conflicto a la Administración estadounidense, que "ha estado tratando de resolver la cuestión del programa nuclear de Teherán mediante negociaciones", apuntó Yakovenko. "Estas negociaciones bien podrían haber tenido éxito, lo que probablemente fue lo que desencadenó la decisión del Gabinete derechista de Israel de arriesgarse, presentando a Washington un hecho consumado", agregó.
"Si EE.UU. se ve arrastrado a una guerra, todo el mapa geopolítico —de París a Moscú, de Washington a Pekín— cambiará", enfatizó, a su vez, Vali R. Nasr, exdecano de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins. El experto afirmó a The New York Times que el reto inmediato de Trump sería evitar dicha escalada. Para lograrlo, según Nasr, el mandatario estadounidense tendría que presionar no solo a Irán, sino también a su aliado Israel.
El momento del ataque, apenas unos días antes de la siguiente ronda de negociaciones, programada entre funcionarios iraníes y estadounidenses en Omán para el 15 de junio, aumenta el riesgo de que otros países consideren la diplomacia de Washington como una mera distracción destinada a dar a los aviones de guerra israelíes un mayor factor sorpresa, apuntó Daniel Levy, dirigente del Proyecto Estados Unidos/Medio Oriente, un grupo de investigación en Londres y Nueva York. Si eso se consolida y se convierte en sentido común, podría alentar a otras naciones a actuar preventivamente en partes del mundo que no están en estado de conflicto, pero donde temen un EE.UU. igualmente disruptivo, agregó.