La candidatura de Oscar Andrade surgió desde las entrañas mismas del Frente Amplio, porque representa fielmente los principios fundacionales del mismo. Lo apoyo no tanto por su incuestionable coherencia, sino porque me obliga mi propia coherencia y porque al embate de la derecha en el contexto internacional hay que responder con más izquierda.
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Los gobiernos frenteamplistas no dieron la importancia debida a la formación ideológica de su pueblo, algo de lo cual se lamenta el PT en Brasil y algo que sí se hizo en Venezuela, Bolivia y Cuba, única razón por la cual aún resisten la agresión del imperio y sus cómplices o súbditos. Esa omisión ahora nos lleva a una contienda electoral en la que, pese a los avances históricos logrados, el cuarto gobierno no está seguro.
Nadie pone en tela de juicio la capacidad de Carolina Cosse, Daniel Martínez o Mario Bergara, y apoyaremos a cualquiera de ellos que gane la interna porque, más allá de los discursos, los preceden sus gestiones; pero no podemos ocultar que no nos da lo mismo cualquier opción, sobre todo y más que nada en materia de política internacional.
Estados Unidos y sus aliados están entretenidos con Venezuela, Cuba y Nicaragua, pero cuando logren derribar a uno de estos gobiernos irán por Evo, en Bolivia. Cuando ese momento llegue -y llegará- quiero un presidente uruguayo que se plante firme en el escenario internacional para defenderlo con uñas y dientes. No quiero posiciones tibias ni un presidente con miedo a denunciar el acoso imperial. Ya cayó Ecuador y, si no estrechamos lazos con Bolivia, el día que vengan por nosotros estaremos solos y nos harán pedazos. Quiero un presidente que le llame pan al pan y vino al vino, y al que no le tiemble la voz para pedir la renuncia de Almagro a la OEA.
Apoyo a Oscar porque toda su vida ha predicado con el ejemplo. Lo apoyo porque su carisma y capacidad argumentativa serán imprescindibles en la dura batalla electoral que se avecina y ya demostró su capacidad en el debate con Talvi, un hecho histórico, no solo porque hacía un cuarto de siglo que no se realizaba, sino porque vimos a un obrero dar cátedra de Economía a un economista la noche en que la sabiduría de la calle pulverizó a la academia.
Lo apoyo porque quiero un presidente que sea garantía de austeridad y coraje, ese coraje que se necesita para decir a la OEA lo que merece escuchar. Sin embargo, lo apoyo también porque sabe ser combativo cuando las circunstancias lo imponen, pero sabe construir puentes y dialogar cuando lo que se requiere es convencer y no vencer.
Si luego de las internas hay que apoyar a Carolina, Mario o Daniel, lo haremos con gusto; pero primero lucharemos para colocar en el contexto internacional a esta versión joven de Mujica.
¿Quiénes son los vagos?
A los pocos minutos de que su nombre sonara entre los precandidatos frenteamplistas, los misiles apuntaron a su cabeza. Lo acusan de vago, vividor y sucio, y es que la mayor habilidad de la derecha es la de poder lavar el cerebro de buena parte de las clases baja y media y lograr que odien a los que defienden sus intereses.
La verdad es que como vago Oscar es un desastre, ya que, con 12 años, en 1987 hizo su primera zafra en la quinta de Rossello; con 13 años en Vicentín, con 14 en la granja Zanelli y con 15 repartió gas en Acodike. Hasta ahí, yo jamás trabajé. De los 15 a los 18 años fue panadero en la Primera Centenario y la Panadería Colón.
De 1994 a 1997 trabajó en GyM Instalaciones y el resto de 1997 en RyS Construcciones, en la ampliación de la escuela 195 en Pando. Entre 1998 y 1999 en los estacionamientos de Punta Carretas con Atijas Weiss. En 2000 en la obra de La Pasiva en Gral. Flores y Luis Alberto de Herrera, para el arquitecto Reherman. En 2001 en un convenio de áreas verdes, con la Intendencia de Montevideo hasta 2002. En 2003 estuvo desocupado, como decenas de miles de uruguayos; pero hizo changas en panadería, en la construcción y en el puerto. De 2004 a 2007 trabajó en cuadrillas de obras de vialidad. De 2009 a 2012 en la refinería de La Teja. De 2012 a 2014 en Montes del Plata y en 2015 asumió como diputado.
Ahora, lo más curioso de todo esto es que quienes lo critican con más crudeza votaron a un candidato que, siendo un año mayor que él, jamás conoció el ejercicio de marcar tarjeta, sino que llegó a diputado por una jugada de la madre y el poder de su apellido. Luis es hoy candidato gracias a Lacalle; Oscar es candidato gracias a la calle.
¿Quiénes son los sucios?
Hace unos meses, el derechista Eduardo Carzolio colgó en su Facebook, con muy mala leche, un debate inexistente entre Oscar y el Dr. Canessa, según el cual el sindicalista le habría dicho al sobreviviente de la tragedia de Los Andes: “Usted no sabe lo que es pasar hambre”. Gente que no vio el debate lo tomó como cierto y comenzó a denostar a Andrade en el medio de comunicación más poderoso del planeta: Facebook. El debate sí existió y explotó por la propuesta de Canessa de levantar un muro trumpeano en torno a los barrios periféricos y fichar a quienes viven en los asentamientos, lo que básicamente concluyó con este intercambio:
Canessa: Vos te desgarrás la camisa, siempre salís con la bandera de los pobres.
Andrade: ¿Sabés cuál es la diferencia, Roberto? Podés hablar de la pobreza o desde la pobreza. Son dos perspectivas distintas. A mí no me vas a decir lo que es vivir en una villa que está complicada pa’ que los gurises puedan comer en un merendero.
Canessa: ¡De hambre sé mucho más que vos!
El troll Eduardo Carzolio le hizo un pequeño cambio al guion y puso en boca de Oscar una frase que lo expuso al escarnio. Así opera la derecha.
Habrá que estar atentos, porque ya le colocarán un muerto en la heladera a Daniel, un hijo abandonado a Oscar, una cuenta bancaria en un paraíso fiscal a Mario o pecados inconfesables a Carolina y a todo el que pueda ser una amenaza para sus pretensiones de hacer retroceder al Uruguay a la época del tarjetazo, el dedazo, las licitaciones amañadas, las leyes forestales que beneficiaban a los campos de los Lacalle, los Pou y los Heber, a los bancos fundidos, al de Focoex y los expedientes comidos por ratones, al apaleamiento de trabajadores, al de los menores tirados en el Consejo del Niño como si fueran delincuentes, al del Uruguay en que solo entrabas a un empleo público si pertenecías al partido de gobierno y al de las jubilaciones conseguidas con o sin aportes a cambio de la militancia en un partido tradicional.
En 2017 la vicepresidenta argentina Gabriela Michetti y el asesor Jaime Durán Barba fueron denunciados penalmente en la Justicia federal, por el montaje de una red de trolls oficialistas financiados con fondos públicos del Senado con el objetivo de destruir opositores. Habrá que estar en Uruguay juntos y firmes como murallas, porque quienes le pidieron consejo a este inmoral tienen dinero, poder y medios de comunicación influyentes que van refinando sus estrategias de manipulación masiva.
Aquí la unión, allá el desmadre
Afortunadamente, mientras en los partidos Colorado y Nacional se despedazan entre ellos, los frenteamplistas son un ejemplo de unidad.
Antes del debate con Talvi, Mario Bergara envió un mensaje a Oscar ofreciéndose para apoyarlo en la preparación del evento, detalle que enaltece al oferente. Daniel Martínez, por su parte, le manifestó que todo el Frente Amplio estaba con él en esa instancia. Sin embargo, en el Partido Colorado, ni Amorín ni Sanguinetti apoyaron al economista.
En el Partido Nacional recrudece la guerra interna. Los que abrieron las puertas a Sartori, pensando en su dinero y los votos que aportaría, ahora ven que esos votos son más de los deseables, así que lo escupen y patean. Larrañaga lo acusa de pretender comprar votos con su fortuna, como si los blancos no hubieran practicado siempre la compra de votos a cambio de un cargo o jubilación. El problema es que el paracaidista tiene más dinero que ellos y lo estresante es que sigue sonriendo porque sabe que con cada patada (y puteada) que le dan lo victimizan y crece. Antía ya anunció que no lo votarán en la convención ni aún si gana la interna, por lo que tendrá que superar en más de 10 puntos a Luis Lacalle Pou, lo cual parece imposible a esta altura. Pase lo que pase, ya se les quedó con la tercera parte del partido.
No se bancan ni entre ellos. De este lado, así como el 18, todos los frenteamplistas fuimos Oscar; el 25, todos seremos Carolina, cuando se enfrente al Guapo.
Dos cosas que pueden alterar los pronósticos
Hasta ahora, Daniel Martínez lidera cómodo las preferencias dentro del Frente Amplio de acuerdo a todas las encuestas, Carolina no avanza y Oscar está tercero, aunque con porcentajes muy diferentes dependiendo de la encuestadora. En uno de los últimos sondeos se percibió un salto del 14% al 18%. Quizá cuando esta nota sea publicada ya se haya dado a conocer una nueva encuesta; pero me atrevo a vaticinar que tras el debate con Ernesto Talvi la intención de voto hacia el Boca habrá tenido un incremento importante.
La otra cuestión es qué porcentaje de quienes responden a los encuestadores luego participarán de la interna, ya que se trata de una elección no obligatoria. ¿Cuál de los cuatro candidatos tendrá más fidelidad activa? Aquí, el formidable aparato del MPP puede jugar a favor de Carolina; pero, por otra parte, un militante comunista vale (por su fervor, entusiasmo y entrega) por veinte de otros sectores, y esto puede jugar a favor de Oscar Andrade quien, además, cuenta con el apoyo de muchísimos frenteamplistas independientes. A lo que voy es que será la militancia lo que decida la jornada del 30 de junio.
Lo que Oscar tiene en contra son los prejuicios de quienes creen que un traje es condición sine qua non para llegar a la Presidencia y que una barba te convierte en mala persona. De ser por ellos, Lula y Evo jamás habrían ganado. Oscar tiene en contra a los pobres que quieren dios rico, a los que piden abolengo, a los que admiran a los poderosos, a los que se fijan en el envoltorio más que en el contenido, a los que valoran a las personas por el dinero que han acumulado, sin importar cómo.
Cada mediocre que se levanta en su contra me lleva a redoblar mi apoyo, porque Oscar representa lo que ellos jamás representarán. Oscar es de izquierda, y ser de izquierda es que te duela en lo más profundo cualquier injusticia cometida contra cualquier persona en cualquier parte del mundo.
En pocos días regreso a Uruguay porque a fin de mes el Frente estará de fiesta en las calles y no pienso perdérmela. Sé que los tres que no ganen van a ir a saludar, abrazar y apoyar al elegido con toda sinceridad, algo que estará ausente en el acto paralelo del Partido Nacional.