La increíble historia de las siamesas Anick y Destin

Las gemelas siamesas Anick y Destin tienen pocas semanas de vida pero ya cuentan con historias memorables y emociones importantes desde el instante que nacieron. Llegaron al mundo en una región de la República Democrática del Congo llamada Muzombo donde no existe hospital alguno que pueda resolver un caso de este tipo. Nacidas lejos de cualquier acompañamiento medico en un parto normal en la villa, las dos precisaban de forma urgente de asistencia para tener chances de sobrevivir. Los padres Claudine Mukhena y Zaiko Munzadi colocaron las niñas en el canasto de una moto y salieron rápidamente del lugar buscando la asistencia necesaria para lograr salvar a sus hijas. Fueron por lo menos 15 horas de viaje pasando por calles estrechas y  bosques hasta llegar al hospital más próximo en Vanga. Luego que llegaron el hospital no contaba con el equipamiento suficiente ni los medios con la experiencia para llevar a cabo una cirugía compleja como es la separación de  siameses. Los padres contaron con la ayuda de una compañía aérea humanitaria (MAF) para viajar en avión hasta la capital (Kinshasa) donde las niñas recibieron la atención que necesitaban. Fueron por lo menos 1400 kilómetros recorridos y mucha tensión e incertidumbre por parte de los padres para intentar  salvar a las gemelas que ahora se encuentran saludables y bajo seguimiento por parte del hospital. Las dos nos compartían ningún órgano pero nacieron unidas y de forma natural cuando la madre llegó a las 37 semanas de embarazo. “Gemelas siamesas naciendo de forma natural a las 37 semanas es algo que nunca vi ni escuché hablar “dijo Junior Mudji, médico responsable por las niñas en el hospital de Vanga. “Ellas están bien, duermen bien y comen bien. Están perfectas” confirmó. “Vamos a mantenerlas aquí en el hospital por más de tres semanas para tener certeza de que todo está normal”-agregó. Mudji  cree que fue la primera operación de separación de siameses realizada en la República Democrática del Congo. Apenas uno de cada 200 mil nacimientos es de siameses, y la sobrevivencia de ellos es siempre incierta, principalmente en áreas remotas dónde el auxilio  médico es de alta precariedad.