La mayoría de los jueces del Tribunal Supremo Federal de Brasil votó en contra de que los presos pasen a cumplir condena después de una sentencia en segunda instancia, lo que en la práctica podría beneficiar a miles de personas encarceladas, entre ellos al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011).
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Dicha decisión se tomó por una mayoría muy ajustada, de seis votos a cinco; el voto de desempate lo dio al final el propio presidente de la corte, Antonio Dias Toffoli, que destacó que la Constitución brasileña no prevé que alguien sea considerado culpable hasta que no «haya transitado en juzgado la sentencia condenatoria», es decir, hasta que no se hayan agotado todas las instancias posibles.
El expresidente Lula fue condenado en primera instancia por el juez Sérgio Moro, actual ministro de Justicia, y en segunda instancia por el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (una corte de apelación), y cumple una condena de ocho años y diez meses de cárcel por delitos de corrupción pasiva y blanqueo de dinero desde abril de 2018.
Con esta decisión, el líder izquierdista podría salir de la cárcel y esperar en libertad a que se resolvieran los recursos que sus abogados presentaron en instancias superiores, el Tribunal Superior de Justicia y el Tribunal Supremo Federal.