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Mundo Israel | Gaza | genocidio

Genocidio palestino

Al menos 110 palestinos han muerto de hambre mientras Israel sueña crear un "paraíso turístico" en Gaza

La derecha israelí pretende construir un "paraíso turístico" para colonos judíos sobre los escombros del genocidio en Gaza

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Mientras Gaza enfrenta niveles extremos de hambruna, destrucción y muerte, figuras de la ultraderecha israelí promueven la conversión de la Franja en un paraíso vacacional para colonos judíos. El contraste entre el marketing colonial y el genocidio en marcha se expone, sin filtro, en toda su crueldad.

La Riviera del apartheid

En una reunión pública celebrada en la Knesset israelí, líderes de la ultraderecha —incluido el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich— propusieron construir una “Riviera” judía sobre el territorio arrasado de Gaza. El plan, promovido por la activista Daniela Weiss, busca instalar 1,2 millones de colonos, complejos turísticos, zonas industriales y agricultura intensiva, como si la franja fuera un terreno baldío o una página en blanco. Lo que no mencionan es que esa “página” está escrita con sangre: desde 2005 Israel se retiró formalmente de Gaza, pero nunca dejó de asediarla militar, política y económicamente.

El proyecto recuerda los delirios del expresidente Donald Trump, quien propuso en febrero desalojar Gaza y entregarla a intereses económicos estadounidenses, una reedición sin matices del desplazamiento forzoso de 1948, la Nakba.

Mientras tanto Gaza muere de hambre

Mientras se fantasea con balnearios, los gazatíes mueren de inanición. En las últimas 24 horas, diez personas fallecieron por hambre, elevando el número total a 111. Las cifras oficiales son apenas la superficie del desastre: más de 59.000 muertos por la ofensiva israelí desde octubre de 2023, más de 143.000 heridos y más de 2 millones de vidas suspendidas bajo un asedio total.

Las organizaciones humanitarias alertan que incluso sus propios trabajadores, encargados de alimentar a otros, se ven forzados a formar parte de las colas de ayuda, arriesgándose a ser tiroteados para conseguir comida. En tanto un portavoz israelí dice que “en Gaza no hay hambruna causada por Israel, sino escasez creada por Hamás”.

Bloqueo, propaganda y cinismo

Israel responde a las denuncias de las ONGs que exigen el cese inmediato del asedio, acusándolas de hacer "propaganda de Hamás". Mientras tanto, mantiene los pasos fronterizos cerrados, bloquea el ingreso masivo de alimentos y culpa a Naciones Unidas por la distribución fallida de ayuda. De los más de 4.500 camiones autorizados, cientos siguen retenidos en el cruce fronterizo, atrapados por el sabotaje.

El control absoluto del flujo de bienes por parte del ejército israelí convierte la hambruna en una política, no en una consecuencia. Las víctimas no son daños colaterales: son objetivo.

Distopía colonial

El contraste no podría ser más grotesco. Mientras se habla de piscinas y yates, Gaza es bombardeada día y noche. En las últimas 24 horas, 113 personas murieron por ataques israelíes; una periodista embarazada, una ambulancia, una iglesia: todos alcanzados por la violencia normalizada, por el engranaje del genocidio al que asistimos todos los días en HD.

Convertir Gaza en un espacio recreativo para colonos implica no solo expulsar físicamente a sus habitantes, sino también borrar su existencia simbólica. No es solo ocupación territorial, se trata de una operación de erradicación cultural y demográfica.

La Riviera de Gaza, como la llaman, es una pesadilla construida sobre los escombros de un genocidio.

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