Impide que nadie acceda al recinto, mucho menos al estrado y tampoco los empleados pueden ubicarse en los palcos. Ni siquiera los periodistas están habilitados a moverse libremente: deben ubicarse en un corralito.
El personal del Congreso está disgustado por el cambio de horario, debido a que lo tradicional era que la sesión fuera al mediodía, al finalizar se disponía un asueto, y todos los empleados llegaban a sus casas a primera hora de la tarde. Pero esta vez no. Convocan a empleados de la mañana, de la tarde y de la noche, seleccionados, con la perspectiva de regresar a sus casas pasada la medianoche.
Además, con las restricciones que se precisan en la resolución: solo pueden concurrir los convocados y no pueden moverse por el edificio.
Un punto que hace ruido es el artículo 5: “El personal de las comisarías del Senado y Diputados coordinará con el señor Jefe de la Casa Militar y las fuerzas de seguridad policial el estricto cumplimiento de esta resolución”.
La Policía Federal estará a cargo de la seguridad interna del edificio, incluso de los propios empleados, algo que no ocurrió nunca hasta ahora.
Tampoco hay muchos antecedentes sobre las amenazas (que consideran innecesarias) previstas en el artículo 7: “Todo empleado que no cumpla con estas disposiciones se hará pasible de las sanciones disciplinarias que se considere necesario aplicar”.
Fuente: Página12