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coronavirus | pandemia |

40 000 muertes más: un incremento alarmante y trágico

«Solo tendremos éxito juntos»: afirma el Director General de la OMS

Palabras del Director General de la OMS en sesión informativa para misiones diplomáticas sobre la COVID-19

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Caras y Caretas Diario

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Una intervención signada por la preocupación, así puede resumirse el discurso del Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, a los representantes de las misiones diplomáticas a la sesión informativa sobre la pandemia Covid-19.

«Hasta el momento se han notificado a la OMS casi 2 millones de casos de COVID-19 en todo el mundo y más de 123 000 fallecimientos.

Esto supone 40 000 muertes más desde que hablé con ustedes la semana pasada.

Es un incremento alarmante y trágico», comenzó expresando.

Para el Director General de la OMS es posible señalar «signos alentadores», sobre todo en aquellos países que fueron calificados como «epicentros de la pandemia».

Señaló además, con relación a las decisiones adoptadas en los últimos días por algunos países, respecto a las restricciones impuestas a partir de la pandemia que «Es algo que todos deseamos, pero debe hacerse con sumo cuidado. Si se avanza demasiado deprisa corremos el riesgo de un repunte que podría llevarnos a una situación incluso peor que la actual», enfatizó.

Atendiendo a estas decisiones de los países, aprovechó la ocasión para remarcar la estrategia que viene impulsando la OMS, una estrategia basada en seis elementos principales: «que la transmisión esté controlada», «que el sistema sanitario tenga capacidad para detectar todos los casos, realizarles pruebas, aislarlos y tratarlos y para rastrear todos los contactos», «que se reduzcan al mínimo los riesgos de brote en entornos especiales como los establecimientos sanitarios y las residencias de ancianos», «que existan medidas preventivas en los puestos de trabajo, los centros educativos y otros lugares a los que resulte esencial acudir», «que sea posible gestionar los riesgos de importación de la enfermedad» y «que las comunidades estén plenamente informadas, implicadas y capacitadas para adaptarse a (lo que definió como) nueva normalidad».

Centró su atención en aquellas situaciones, observadas en algunos países, donde el virus está alcanzando a poblaciones de alta vulnerabilidad y condiciones de vida marcadas por el hacinamiento y la ausencia de las capacidades mínimas de protección sanitaria: «el virus está llegando a países y comunidades en los que un gran número de personas viven en condiciones de hacinamiento que hacen casi imposible mantener el distanciamiento físico.

La COVID-19 magnifica las desigualdades sanitarias que ya existen. Los gobiernos deben tener en cuenta que, en algunos países y comunidades, la obligación de quedarse en casa puede no ser practicable o incluso provocar perjuicios no deseados».

Se trata de ese aspecto socioeconómico que, con frecuencia, las decisiones gubernamentales terminan ignorando al establecer medidas generales sobre una base de igualitarismos inexistentes: «Millones de personas de todo el mundo deben trabajar todos los días para llevar comida a sus casas. No pueden permanecer confinados prolongadamente sin recibir asistencia.

Nos preocupan algunas noticias sobre actos violentos producidos como consecuencia de las restricciones de distanciamiento físico» expresó, señalando con ello cómo las medidas y las fórmulas adoptadas para su supervisión y control, no deben significar el abatimiento del respeto a los derechos humanos de aquellos que, por razones diferentes a la simple desobediencia, terminan violando, alguna que otra restricción.

El otro tema de preocupación máxima señalado, fue el del aumento de episodios y situaciones de violencias al interior de las familias y unidades domésticas: «nos preocupan las informaciones que indican un aumento de la violencia doméstica asociado a las medidas de confinamiento. Esta cuestión debe ser prioritaria para todos los países».

Fueron objeto de sus valoraciones el cierre de escuelas y el impacto que esto tiene sobre la infancia, así como, los riesgos que esto conlleva al potenciar, por ejemplo, las posibilidades de que se incrementen los diversos tipos de abuso infantil, los trastornos que la pandemia produce, debido a la centralización y organización de los recursos médicos, sobre la atención a otras enfermedades prioritarias y los servicios esenciales de atención médica, en este sentido ejemplificó como en algunos países : «Ya se han suspendido temporalmente las campañas de vacunación contra la poliomielitis, y otros programas de vacunación están en riesgo debido al cierre de fronteras y las perturbaciones que afectan a los viajes»,

Sobre el final de su intervención, se centró en desmentir algunas informaciones erradas sobre las posiciones de la OMS, respecto al mercado de animales, en particular en China: «Las informaciones aparecidas en algunos medios de comunicación en relación con la postura de la OMS sobre la reapertura de los mercados de animales vivos en China no son correctas.

La posición de la Organización Mundial de la Salud sigue siendo que todos los sectores afectados por la COVID-19 —incluidos los mercados de alimentos— en China y el resto del mundo deben garantizar unos sistemas de reglamentación sólidos y un elevado nivel de limpieza, higiene y seguridad una vez que estén en condiciones de retomar gradualmente su actividad normal.

La OMS mantiene que los gobiernos deben aplicar rigurosamente las prohibiciones de venta de animales silvestres y hacer cumplir la normativa sobre inocuidad de los alimentos e higiene para garantizar que los alimentos que se venden en los mercados sean seguros».

Para asegurar la efectividad de estas medidas sanitarias, planteó el trabajo conjunto que se viene realizando con «la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) desde que comenzó el brote de COVID-19 para prevenir las enfermedades zoonóticas en todos los sectores afectados».

Realzó la importancia del trabajo en las comunidades, como una estrategia a privilegiar por parte de los países, en este sentido definió como «buenas noticias», sobre todo considerando la experiencia del caso africano, el hecho de que: «Su prolongada experiencia en la gestión de enfermedades como el VIH y la tuberculosis hace que algunos países ya dispongan de los conocimientos expertos, la infraestructura de laboratorios y las redes de agentes comunitarios de salud que serán cruciales para contener la COVID-19.

También vemos que hay grupos comunitarios en barrios pobres que están instalando puestos de lavado de manos, repartiendo jabón, lejía y gel desinfectante para las manos y combatiendo activamente la información errónea».

Finalmente resumió el trabajo que comenzara a realizarse entre la OMS, la ONU y la FAO: «La semana pasada pusimos en marcha el Grupo de Tareas de las Naciones Unidas para la Cadena de Suministro junto con el Programa Mundial de Alimentos y otros asociados dentro y fuera de las Naciones Unidas.

Esta cadena de suministro de emergencia está diseñada para cubrir más del 30% de las necesidades mundiales en la fase aguda de la pandemia.

Contará con centros en ocho países y desplegará 16 Boeing 747 y aviones de carga de tamaño medio, así como aviones de pasajeros.

Cada mes transportaremos millones de artículos, que abarcarán equipos de protección personal, respiradores, equipo de laboratorio y suministros de oxigenoterapia, además de personal médico y técnico».

El primer «vuelo solidario», anunció ya se realizó el pasado martes y le seguirán otros, señaló el Director general de la Organización Mundial de la Salud, al cierre de sus palabras en la sesión informativa sobre Covid- 19, a misiones diplomáticas de todo el mundo.

 

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