Lacalle Pou no hace nada sin medir sus consecuencias. Si hay algo que funciona en el gobierno es la estrategia mediática. El presidente no hace ni dice nada que no esté medido por sus asesores de comunicación.
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Hay que ser muy ingenuo para creer que Lacalle Pou encaró a Yamandú Orsi adelante de las cámaras de los periodistas para recriminarle su actitud sin tener un plan perfectamente planificado. Todo se piensa antes de ejecutar. Así razonan los asesores de Lacalle Pou.
No es la primera vez que usan esta estrategia. Basta con acudir al archivo para ver que Lacalle Pou ya utilizó esta misma maniobra con el principal candidato del Frente Amplio a la presidencia de la República. Antes lo hizo de una manera más simpática, ahora en cambio, lo increpó.
Lo que queda claro es que no fue un hecho casual. El equipo del presidente midió las consecuencias y preparó el escenario para generar un hecho político que se convierta en noticia en la agenda informativa de fin de año. Para dejar de hablar de Marset y pasar a hablar del cruce de Lacalle a Orsi.
En un año marcado por graves errores que llevaron a cambiar ministros y asesores, que dejaron la persepción de un gobierno débilitado, sin rumbo, y con grandes divisones internas, las "agencia de publicidad" ideó un plan para marcar la agenda y mostrar fortaleza.
Lacalle Pou agarró la mano de Orsi en un saludo para las cámaras y no la soltó hasta no decir todo lo que quería decirle. Logró eo objetivo de convertir este episodio en el hecho político de la semana y, tal vez, el de todo diciembre.
Si lo que buscaba era cerrar el año haciendo hablar de otra cosa, consiguió el objetivi. Habrá que ver si la actitud autoritaria y dominante con la que actuó, realmente calló bien en la gente o le salió el tiro por la culata.
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