Dedicamos 4 minutos de nuestro tiempo diario a esta actividad en apariencia innecesaria y muchas veces incontrolable. Lo hacemos toda la vida, desde el 5º mes de gestación en el vientre materno hasta los últimos días de nuestra vida.
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Incluso aunque parezcamos a veces maleducados, bostezar es necesario para la salud cerebral.
El bostezo del feto contribuye a su desarrollo
El feto bosteza. Lo hace desde la semana 20 de gestación y desde ese momento sigue bostezando hasta el alumbramiento.
El feto no bosteza por aburrimiento ni por cansancio. El bostezo en esta etapa de desarrollo fomenta el desarrollo del cerebro en un programa secuencial y ordenado. Muchos estudios indican que bostezar señala un progreso armonioso en el desarrollo del cerebro y de los nervios periféricos que regulan el movimiento de los músculos.
El bostezo del feto es tan relevante que su falta se asocia frecuentemente con posibles disfunciones neuronales después del nacimiento.
Tras nacer, el cerebro sigue necesitando que bostecemos varias veces al día.
Bostezar para mantener la atención
Se tiene la creencia tradicional de que bostezamos para oxigenar el cerebro. Sin embargo, esta teoría carece de fundamento ya que respiramos constantemente de día y de noche, tanto por la nariz como por la boca con independencia de la oxigenación del cerebro.
El oxígeno que utilizan las células del cerebro se transporta fundamentalmente por la red vascular de 600 km de vasos sanguíneos que conviven con el cerebro. Por otro lado, no bostezamos más cuando nos encontramos en apnea aguantando la respiración o cuando nos encontramos en ambientes con menos cantidad de oxígeno.
Algunas hipótesis recientes sugieren que bostezar nos permitiría pasar de un circuito neuronal de actividad espontánea basal a un circuito neuronal de atención plena. Según Walusinski (2014), al bostezar aumenta la cantidad de fluido en el cerebro, permitiendo un incremento de la atención y concentración para ejecutar tareas que requieran mayor rendimiento mental. De alguna manera, bostezar nos ayudaría a cambiar de tarea y mantener la atención plena.
Además, otras investigaciones apuntan que bostezar ayuda a regular la temperatura del cerebro y contribuye a refrigerarlo.
Bostezar para evitar el sobrecalentamiento cerebral
Puedes hacer la siguiente prueba que hicieron investigadores americanos de la Universidad de Albany. Necesitas estar rodeado de personas con ganas de bostezar.
Toma un bloque frío a 4°C y colócalo en la frente, con cuidado de no dañarte la piel. La frente es la zona donde más glándulas de sudor existen para disipar calor. Si hay alrededor personas bostezando es posible que reduzcas tus ganas de bostezar hasta cinco veces. Sin embargo, esto no ocurre cuando colocas en la frente un bloque a 37°C.
Este experimento demuestra que enfriar la frente ayudaría a refrigerar el cerebro y elimina el bostezo contagioso. Alternativamente, puedes probar a respirar intensamente por la nariz para aumentar la refrigeración. Puede que también funcione.
Por otra parte, el aumento de la ventilación que acompañan al bostezo ayudaría a disipar parte del calor cerebral. La falta de sueño y el cansancio mental tras una alta actividad intelectual aumentan la temperatura del cerebro. Por ello, aumentan las ganas de bostezar al levantarse o al acostarse, o cuando llevamos mucho tiempo trabajando intensamente en una tarea mental. Es una actividad normal y necesaria, a pesar de ir en contra de los códigos de buena conducta.
Bostezar más de la cuenta se asocia a patologías del cerebro
Por otra parte, bostezar en exceso (más de 3 veces cada 15 minutos de manera continuada) puede ser un síntoma de enfermedades.
Las personas que sufren infarto cerebral, esclerosis múltiple, enfermedad de párkinson, migraña, tumor cerebral, hipertensión intracraneal, insomnio crónico o epilepsia suelen bostezar mucho más de lo normal. Incluso en el caso del párkinson, bostezar excesivamente de manera continuada se considera uno de los síntomas de esta enfermedad.
No hay que alarmarse si un día se bosteza más de la cuenta, ya que puede ser simplemente porque tu cerebro necesita enfriarse por la fatiga mental. Bostezar es una práctica normal.
Por otra parte, se bosteza con más frecuencia cuando se consumen algunos fármacos como antidepresivos, opioides o ansiolíticos. Incluso el exceso de cafeína puede aumentar la frecuencia del bostezo.