Una minuciosa y documentada nota del periodista Antonio Ladra, muestra una serie de datos sobre la trayectoria del empresario Ariel Pfeffer, involucrado e investigado en las últimas semanas a partir del desarrollo de la “Operación Océano”.
“Las caras de Ariel Pfeffer: emprendedor con vínculos en el poder, presunto abusador de menores y acusado de estafar a inversores” es el título del trabajo del periodista Antonio Ladra.
¿Qué se conoce de su trayectoria?, esa trayectoria sobre la que se “construye” una imagen que, aparentemente y sólo aparentemente, ha sido esgrimida como una suerte de “exculpación” moral de sus implicaciones en un caso que ha exacerbado todas las indignaciones posibles.
“Ariel Pfeffer siempre se vendió bien, nos señala Ladra, no en vano es un empresario tecnológico, experto en marketing y venta directa”.
Luego de una somera descripción de su pasaje por Brasil y su retorno a Uruguay, el periodista recuerda que es a partir de dicho retorno que el empresario “muestra” esa “cara solidaria” a partir de la cual se posicionó como uno de “los líderes de la iniciativa #NoscuidamosEntreTodos que nucleó a 20 empresas con el objetivo de procurar dinero para el fondo coronavirus que creó que el gobierno uruguayo. La iniciativa fue un éxito al recaudar 5 millones de dólares”.
Pero esto, nos señala el colega, es solo una máscara: “Esta ha sido una de las caras de Pfeffer, la del empresario preocupado por mostrar su responsabilidad social, la del filántropo. Pero hay otra cara, no tan luminosa, más bien oscura: Pfeffer ha sido formalizado como uno de los once hombres que cayeron en la llamada Operación Océano, la investigación judicial sobre un caso de presunto abuso y explotación sexual de menores en los departamentos de Maldonado y Montevideo.”
Una revisión de su pasaje por Brasil, desarma la imagen que el propio empresario había construido sobre esa peculiar estadía: “Muchos hombres tienen grandes sueños, pero muy pocos se quedan despiertos y los ejecutan”.
Esa es la frase de cabecera de Pfeffer, nos señala Ladra, quien agrega, además, cómo en una entrevista concedida a la periodista Ana Jerozolimski, el propio Pfeffer señalaba la había inscrito en una de “las paredes de su oficina en San Pablo”.
Es una forma especial de no relatar la trayectoria “brasileña”, una trayectoria llena de problemas, los principales de los cuales no refieren a incomprensiones sobre su “genio” creativo empresarial: debió sortear, nos informa el periodista, 12 procesos judiciales en la justicia del vecino país.
“Cuando Pfeffer regresó Uruguay, se relata en la nota periodística, fundó en el año 2005 el Trillonario, una empresa de venta de lotería online que vendió en abril de 2017 por una cifra millonaria en dólares a la empresa Westocean del grupo inversor canadiense Legacy 8 Gaming, especializado en negocio del ámbito de juegos en línea. Antes en el correr del año 2016 había abierto una off shore de nombre Overtrant Limited con sede en Malta (…) el contrato de venta se firmó el 6 de abril de 2017 pero antes se llevaron a cabo negociaciones entre las partes, y al final se acordó que Pfeffer seguiría vinculado a Westocean durante dos años como Director General Ejecutivo con un salario mensual de 24.849 dólares, por el conocimiento que poseía en relación al negocio, su operativa”.
Lo que parecía un acuerdo beneficioso para el empresario se convirtió en un nuevo proceso judicial, esta vez de Pfeffer contra Legacy 8 Gaming, el empresario antes de haber cumplido los dos meses en el puesto acordado, había sido despedido, lo que llevó a que entablara un litigio por “despido abusivo”.
“¿Qué había pasado?, se interroga el periodista y la respuesta encontrada muestra las “otras caras” del empresario: “el despido de Pfeffer se debió a que al poco tiempo de comenzar a desempeñarse como empleado se quebró la confianza”.
Importa reproducir el registro de “las desconfianzas”, ellas dan una dimensión de lo que estaba en juego y muestran, claramente lo que hoy, a partir del proceso por explotación sexual en su contra, aparece cuando menos “minimizado”, por no decir que oculto.
“Primera desconfianza: Antes de la firma del contrato de trabajo, contrató a la consultora MLB Associates/Robin Anthony por U$S102.000 y otras personas por montos que iban desde U$S 13.000 por año a u$S 150.000 por año, más seguro de salud impuestos y bono anual.
Segunda desconfianza: Utilizó la tarjeta corporativa de la empresa para pagar gastos personales de Club de Inversores, (Piso 40), Netflix, Spotify, Seguro Americano, Telepeaje.
Tercera desconfianza: Intentó que Westocean SA pagara una factura de U$S 73.489,82 por honorarios de abogados que lo habían asesorado como vendedor de las acciones”.
Hubo una cuarta desconfianza, calificada por el periodista como la “más grave”: “en el mes de mayo de 2017 descubren una operativa fraudulenta de parte de Ariel Pfeffer. La maniobra era la siguiente: de las solicitudes de tickets de compra de lotería, había un porcentaje que en lugar de ser asignado a un agente que debía comprar los tickets, era asignado a un usuario ficticio denominado “sindicatos”, que no respondía a un agente real del país en que operaba la lotería requerida por el cliente”.
Del testimonio recabado por el periodista sobresale la siguiente afirmación sobre esta operativa: “la empresa recibía el dinero, pero no se compraba el ticket. Esto tenía dos consecuencias, la más importante es que las personas pagaban por sus billetes, pero nunca lo tenía, la otra perspectiva del inversor hace que las ganancias netas de la empresa se vean infladas porque recibía dinero pero que no se pagaban los billetes…” y agrega: “esto, como se puede entender fácilmente, es una estafa”.
Aquél reclamo del empresario contra Legacy 8 Gaming “no prosperó”, la justicia uruguaya no acompañó la valoración de “despido abusivo” y concluyó que los hechos que condujeron al mismo estaban claramente probados.
El empresario, experto en marketing era insistente en su vocación de autoventa: “Tengo mucha pasión por lo que hago y lejos de querer parar la actividad quiero hacer cada vez más. Estoy mirando muchas cosas, me interesa hacer algo regional y global, me seducen los negocios B2C (aquellos que basan su estrategia de venta de empresa a consumidor final) y proyectos donde pueda volcar acciones de marketing y publicidad”.
Así se expresaba Pfeffer en el 2017, nos recuerda Ladra, luego de la operación de venta del Trillonario, según publicara el diario El País en una nota.
Las máscaras del empresario, no paran de caer, ellas vienen desnudando esa cara que tanto interés parece que hay en ocultar.
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