Que Gerardo Sotelo se ha vuelto imbécil no es noticia para nadie. Yo lo sé desde que escribió un libro para decir que por algo que había escuchado en una radio europea tenía información de que Wilson Ferreira negociaba y hasta pretendía alcanzar ciertos acuerdos con los militares.
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Semejante infundio no fue gratis porque en esos tiempos comenzó a ser columnista de la página editorial de El País, el núcleo editorial más enemigo del wilsonismo, hasta su unción como jerarca gubernamental.
Pasado el tiempo llegó a ser director de los medios públicos con lo que demostró que no es cierto que el crimen no paga.
Ayer me sorprendió porque resultó mucho más nabo de lo que yo pensaba.
Es tan imbécil que creyó que todos los uruguayos éramos más idiotas que él.
¿Por qué diablos creyó que diciendo una frase críptica, vacía e incomprensible, todos íbamos a creer que existía alguna otra motivación en la negativa a trasmitir el debate entre los senadores Guido Manini y Óscar Andrade, que silenciarlo, ocultarlo, quitarle pantalla y relevancia mediática a una alternativa de intercambio democrático entre dos líderes tan distantes que, sin embargo, aceptaron confrontar opiniones ante la gente que quiere informarse para votar bien el 27 de marzo .
¿Qué tienen que ver la ecuanimidad, la equidistancia y el equilibrio en semejante arbitrariedad?
¿Por que no decir la verdad o en su defecto no decir nada?
Algunos van a estar de acuerdo con no transmitirlo y otros no, pero todos sabemos que el motivo por lo que dispone su negativa a trasmitir es espurio, antidemocrático y arbitrario.
Y lo dispuso así no porque tiene razón, sino porque tiene poder.
Hoy no se sabe quién va a ser o sentirse triunfador en ese debate. A mí me gustaría que ganara Oscar y a otros Manini. No obstante, tengo muy claro que no es un torneo de oratoria ni una competencia. Se discutirá sobre grandes temas nacionales entre un distinguido general que es expresión de la llamada “nueva derecha” y un obrero de la construcción, dirigente sindical y senador comunista.
Y el enfrentamiento no será a tiros ni a sablazos ni con cascotes ni palos. Será un mano a mano con la cabeza y con la palabra. ¿A quién no le parece bien en momentos de grietas y precipicios?
Yo creo que los uruguayos deberíamos festejar y sentirnos orgullos de lo que va a pasar el martes. Tal vez sea la representación de la tan mentada civilidad de la que todos, mal o bien, se vanaglorian.
Lástima que un diminuto personaje, mediocre y medio, pretenda lastimarlo con palabrerías bobaliconas.
…“plataformas virtuales”…andá a matarte, Sotelo… No te hagas el culto e inteligente porque sos de utilería y no mientas más.