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Con el secretario general del Sunca

Andrade: “Estoy pensando en ser candidato, pero tengo que tener el aval del Partido Comunista”

Según sus palabras, no se imagina siendo candidato fuera del Partido Comunista, ya que eso “sería sumar una crisis y un problema a la izquierda”.

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Caras y Caretas Diario

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Por Lucía Barrios

 

En los últimos meses, la interna frenteamplista ha estado revolucionada, sobre todo por la emergencia de algunos nombres vinculados a la gestión estatal como posibles candidatos en las próximas elecciones. Sin embargo, un grupo de frenteamplistas independientes también propuso una nueva candidatura que ha dado que hablar: la del secretario general del Sindicato de la Construcción, Óscar Andrade, quien dijo a Caras y Caretas que está pensando en ser candidato, pero que sin el apoyo del Partido Comunista de Uruguay (PCU) no piensa serlo. “Estoy pensando en ser candidato, pero tengo que tener el aval del PCU. Mi candidatura es una posibilidad que tiene que pasar por varias etapas, la primera es que en algún momento el Partido Comunista tendrá que tomar posición”.

Además, Andrade dijo que no se imagina siendo candidato mientras que el PCU impulsa la propuesta de otro dirigente, ya que eso “sería sumar una crisis y un problema a la izquierda”.

Sostuvo que mayoritariamente los que lo apoyan son “frenteamplistas independientes”, que entienden que una candidatura como la suya -que no proviene de la gestión estatal- podría generar una mayor articulación con los movimientos sociales, que son un aspecto “fundamental” de la izquierda. “Los desafíos que tiene la izquierda por delante no los resuelve un candidato, los soluciona la síntesis del pueblo organizado, necesaria para volver a conquistar el gobierno en un escenario regional extremadamente complejo”, agregó.

En la oportunidad también se animó a hablar sobre cuáles serían sus prioridades programáticas en caso de que fuera candidato: sostuvo que pondría especial atención en la educación, en impulsar una segunda reforma de la salud, en mejorar las condiciones laborales del medio rural y en pensar en el cambio tecnológico. Además, dijo que no se imagina una campaña para el cuarto gobierno con la consigna de que no se van a establecer más impuestos. “Hay sectores que pueden aportar más en pos de las políticas sociales”.

 

Muchos ya le han preguntado si piensa ser candidato, pero igualmente tengo que consultarle: ¿está considerando esta posibilidad?

Sí. Estoy pensando en ser candidato porque un conjunto de compañeros, que tienen preocupación por el futuro de la izquierda y por cómo el tiempo en la institucionalidad va a generando un relativo divorcio de la base social organizada, me apoyan. Esas preocupaciones centrales nos llevaron a organizar una reunión mayoritariamente de frenteamplistas independientes que colocaron algunas claves. Hace unos días lo que discutimos es que la izquierda precisa afirmar algunas definiciones respecto a los cambios. Algunos compañeros entienden que para que este debate se acelere, no solamente debiera ser acompañado de las ideas, sino que ayudarían candidaturas que no vengan de la gestión, sino que provengan actualmente de la militancia social.

Sabemos que esto es una posibilidad que tiene que pasar por varias etapas; la primera es que en algún momento el PCU tiene que tomar posición. Es evidente que, sin el aval del PCU, yo no voy a continuar explorando una iniciativa de estas características.

En segundo lugar, tenemos que ver en qué condiciones se llega al congreso del Frente Amplio [FA]. Hoy no parece ser el escenario más probable que el congreso salga con una fórmula, pero esto puede cambiar. Está abierta una decisión de acá a diciembre. Queremos ver cuántos compañeros nos acompañan. Si muchos creen que este movimiento aporta, vamos a impulsarlo, sabiendo que lo que importa es el movimiento en sí mismo más que quien lo dirige, porque pensamos la política en términos de construcción de miles. Los desafíos que tiene la izquierda por delante no los resuelve un candidato, los resuelve la síntesis del pueblo organizado, necesaria para volver a conquistar el gobierno en un escenario regional extremadamente complejo.

 

Entonces, si fuera candidato, no lo sería bajo ninguna condición de forma independiente; tendría que ser avalado por el PCU.

Claro. No me imagino en un movimiento frenteamplista mientras el PCU impulsa a otro candidato. Eso sería sumar una crisis y un problema a la izquierda. Si bien mi candidatura no proviene del PCU, porque este no ha tomado una decisión, no lo voy a hacer sin su aval. Supongo que lo mismo hubiera pensado Daniel Martínez si el Partido Socialista apoyara a Carolina Cosse; él no continuaría con su candidatura sin el aval de su sector político. Esa es una condición fundamental.

 

En los últimos días, el secretario general del PCU, Juan Castillo, dijo que se estuvo reuniendo con Martínez y Orsi. ¿Él está teniendo comunicación con usted?

Sí, claro. El PCU tuvo una decisión, que es que cuando surgió mi nombre, no lo descartó. Hay militantes frenteamplistas independientes que plantean la necesidad de mi candidatura. Mientras tanto, el PCU no la descarta y avaló que mi nombre se siguiera manejando. Ahora lo que tienen que resolver es si acompañan mi candidatura. Me parece que también es una discusión que tiene que darse sin traumas. Los compañeros que no quieren apoyarme es porque entienden que mi candidatura no ayudaría al triunfo popular el año que viene. En cambio, los compañeros que están a favor entienden que mi candidatura lograría un grado de articulación mayor. Esas son dos posturas muy legítimas.

 

En caso de que usted fuera candidato, ¿cuáles serían sus prioridades programáticas?

Nosotros estamos yendo a un proceso programático en el FA. Sin embargo, creo que confrontar los dos proyectos de país es clave. Además, cuando nos hablan de la educación tenemos que ver cómo es un problema en el ejercicio de derechos de los sectores vulnerables. Cuando discutimos sobre la salud, tenemos que ver cómo logramos una segunda reforma -a pesar de que la primera fue un logro- para abolir los grados de mercantilización que aún existen.

En trabajo, tuvimos la mayor conquista que se ha visto en la historia de derechos laborales gracias al FA, pero siguen algunas cuestiones pendientes y hay que pensar en el medio rural, que tiene condiciones de trabajo muy complicadas. La informalidad sigue siendo muy dura. Además, tenemos que pensar en el cambio tecnológico para que no impacte en la cantidad de empleos. Los procesos de reducción horaria también deben acompañar al cambio tecnológico.

Por último, no me imagino una campaña para el cuarto gobierno con la consigna de que no se le pone ningún impuesto más a nadie. Hay sectores que pueden aportar más en pos de las políticas sociales.

 

¿Cómo ve que está el FA de cara a las próximas elecciones?

El FA está en un momento de una enorme trascendencia porque tiene que enfrentar una campaña electoral en un escenario mucho más complejo que el que había en las elecciones anteriores. En primer lugar, por la situación regional, donde se han instalado una serie de gobiernos de derecha que volvieron a impulsar viejas políticas en materia de desregulación laboral, cambios en la seguridad social y ajustes sobre los sectores populares.

En segundo lugar, el FA tiene que ir a las elecciones después de que la economía se enlenteció, producto de la caída de los precios de los commodities, lo que tensionó la puja distributiva. Esto obliga a la izquierda a hacer un doble balance. Es un momento en que el FA tiene que hacer un examen crítico de lo que ha generado con el pueblo organizado.

Otro problema es que tenemos una situación en la que no alcanzamos una proporción del porcentaje para la investigación y el desarrollo a pesar de que son elementos centrales. Hemos tenido algunas dificultades y contradicciones con lo que fue la esencialidad en la educación y eso nos generó un enfrentamiento importante con la base social organizada.

Otro inconveniente es que a pesar de tener un movimiento feminista que ha logrado poner con mucha notoriedad un conjunto de temas, tenemos dificultades para encontrar recursos para el proyecto de ley de violencia integral basada en género. Además, aún no aprobamos la ley de empleo de personas con discapacidad. Por tanto, tenemos que poner sobre la mesa un conjunto de definiciones para jugar la batalla de ideas y conquistar el cuarto gobierno.

 

La opinión de Andrade sobre los otros candidatos del FA

En la oportunidad, el secretario general del Sindicato de la Construcción, Óscar Andrade, opinó sobre los otros posibles candidatos que se manejan dentro del FA. Consideró que tanto Ernesto Murro (ministro de Trabajo), Daniel Martínez (intendente de Montevideo), Carolina Cosse (ministra de Industria), Mario Bergara, (presidente del Banco Central), Danilo Astori (ministro de Economía) como Yamandú Orsi (intendente de Canelones) son “buenos compañeros”. Además, Andrade dijo a Caras y Caretas que “todos ellos responden a una determinada mirada de la izquierda, que es aquella que promueve dirigentes que tengan experiencia de gestión de la cosa pública y estatal. Es una tradición mayoritaria en el FA. Sin embargo, hay compañeros que entienden que hay que primar el otro espacio de la izquierda, que es el de la lucha social”.

“Yo no voy a hablar mal de ninguno de los compañeros, al contrario, creo que son todos destacados, tienen prestigio y grandes historias. Todos tienen condiciones para asumir un cuarto gobierno. En todo caso, es el pueblo frenteamplista el que va a tener que resolver cuál de ellos interpreta mejor la etapa de cambios que se abre. Las campañas tienen que empoderar al pueblo en sus decisiones”, reflexionó.

Sostuvo que las propuestas del expresidente José Mujica, quien planteó como candidatos a Murro, Orsi y Cosse, son una forma de “estimular el debate”.  Sin embargo, consideró que “hay que estimular primero la discusión de ideas antes de que surjan las candidaturas, teniendo claro que lo que nos importa a los militantes de izquierda nunca fue el lugar que ocupás en la lista, sino cuánto el pueblo avanza”.

 

“No debemos caer en la discusión sectorial o personal por las candidaturas”

Andrade dijo a Caras y Caretas que es “algo bueno que la izquierda esté en un debate”, pero consideró que el FA no debe caer en “la discusión sectorial o personal por las candidaturas”.

“Lo que tenemos que tratar de hacer es encontrar los para qué. Es decir, tenemos que ir a una campaña electoral que encuentre las propuestas que promuevan el cambio. A partir de eso, después se puede pensar en cuáles son los mejores compañeros para impulsar este proyecto”, agregó.

 

¿Cómo observa que está la interna frenteamplista?

Creo que el hecho de que el FA y la izquierda estén en debate es algo bueno. Lo que tendríamos que tratar es que el debate trascienda la discusión entre sectores y los nombres de candidatos para que se logre encarnar una estrategia. Hay que recordar que los procesos de la izquierda van a valer si logran articularse con la sociedad. Hay datos muy positivos en este sentido, como es el caso del movimiento feminista: aun con un cambio de gobierno, los derechos que las mujeres consiguieron -y en particular el derecho a la interrupción del embarazo- difícilmente se pongan en cuestión debido a que existe un movimiento social organizado muy potente. Lo mismo sucede con el movimiento de la diversidad, que implica una garantía de la defensa del matrimonio igualitario. Ahora bien, todos los indicadores sociales demuestran que cada vez existe una mayor cantidad de uruguayos reacia a la defensa de las políticas sociales. Esto nos ubica en un escenario al revés: no alcanza con hacer políticas sociales, tenemos que generar conciencia solidaria.

 

¿Cree que todos los nombres que se han planteado en los últimos meses han sido una disputa de poder entre los distintos sectores del FA?

No. Creo que, en general, terminan manejándose los nombres después. Lo que tenemos que tratar de hacer es encontrar la decisión de los para qué, es decir, cuáles son las claves que guíen a nuestros compañeros. Una parte de ellas, se pueden encontrar en los cambios que se han producido desde 2004 hasta ahora.

La gente tiene que asumir que hemos generado un aporte importante a la educación, como es el hecho de que tenemos el mayor número de estudiantes universitarios en la historia o la menor tasa de repetición en Primaria. Sin embargo, tenemos que pensar cómo podemos generar un conjunto de estímulos e iniciativas que logre mantener en el sistema educativo a la parte más castigada de nuestro pueblo. Hemos mejorado mucho desde el punto de vista de la distribución del ingreso desde que el FA ha llegado al poder, pero seguimos teniendo un nivel grande de concentración de la riqueza y parece sensato pensar en propuestas fiscales y tributarias que permitan obtener recursos a los efectos de atender demandas sociales. Esto es clave para la educación, para la vivienda, para pensar la investigación, el desarrollo, y para defender a las pequeñas empresas. Tenemos que ver cómo somos capaces de dar una discusión estratégica que permita impulsar el cambio. A partir de eso, después se puede pensar en cuáles son los mejores compañeros para impulsar este proyecto. En lo que no deberíamos caer es en la discusión sectorial o personal.

La izquierda tiene que poner en discusión su relación con el pueblo organizado, sin él no se pueden lograr cambios. Este es un desafío de una enorme magnitud. La izquierda tiene que encontrar una articulación que le permita sintetizar su propuesta política. No puede coactar los movimientos, porque eso sería un retroceso, pero sí interpretarlos.

 

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