La Doctrina Kissinger abogaba por la implementación del G-2 (EEUU y China) como árbitros mundiales. Así, en un artículo publicado por el New York Times, titulado “La ocasión para un nuevo orden mundial”, Kissinger considera ya a China una gran potencia (felow superpower), desaconseja el proteccionismo o tratar a China como enemigo (lo que llegaría a convertirla en verdadero enemigo) y pide que se eleven a un nuevo nivel las relaciones entre Estados Unidos y China sobre la base del concepto de destino común,( siguiendo el modelo de la relación trasatlántica tras la segunda guerra mundial), con lo que asistiríamos a la entronización de la Ruta Pacífica (América-Asia) como primer eje comercial mundial en detrimento de la Ruta atlántica (América- Europa). Sin embargo, el objetivo inequívoco del Pentágono sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán y convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña.
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¿Provocará la guerra comercial EEUU-China el finiquito de la globalización económica?
El retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría entre EEUU-Rusia tras la crisis de Ucrania y la imposición de sanciones por UE-Japón-EEUU contra Rusia marcarían el inicio del ocaso de la economía global y del libre comercio, máxime al haberse demostrado inoperante la Ronda Doha (organismo que tenía como objetivo principal de liberalizar el comercio mundial por medio de una gran negociación entre los 153 países miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y haber fracasado en todos sus intentos desde su creación en el 2011.Así, asistiremos al finiquito de los Tratados Comerciales transnacionales (TTIP, NAFTA y TTP) y a la implementación por las economías del Primer Mundo de medidas proteccionistas frente a los países emergentes cuyo paradigma sería el establecimiento por EEUU de medidas antidumpin contra el acero y el aluminio chinos, mediante la imposición de aranceles del 25% y del 10% respectivamente que significaron el inicio de una guerra Comercial y el retorno al Neo-Proteccionismo económico. El siguiente paso será el inicio de la Guerra de las Divisas que consistirá en una progresiva devaluación de las diferentes divisas por parte de los Bancos Centrales Mundiales, a la ruptura del sistema de paridad de las divisas internacionales y la posterior Libre fluctuación de las mismas, lo que terminará por dibujar en el horizonte del próximo quinquenio un escenario en el que se pasará de las guerras comerciales al proteccionismo económico, con la subsiguiente contracción del comercio mundial, posterior finiquito a la globalización económica y ulterior regreso a los compartimentos estancos en la economía mundial.
¿Busca EE.UU. secar las fuentes energéticas de China?
China habría asumido el reto de construir un nuevo canal en Nicaragua (Gran Canal Interoceánico) similar al canal del istmo de Kra que tiene proyectado entre Tailandia y Birmania para sortear el estrecho de Malaca, convertido “de facto” en una vía marítima saturada y afectada por ataques de piratas e inauguró en el 2010 el gasoducto que une a China con Turkmenistán y que rodea a Rusia para evitar su total rusodependencia energética al tiempo que diversifica sus compras. Además, China estaría construyendo una extensa red portuaria, que incluiría puertos, bases y estaciones de observación en Sri Lanka, Bangladesh y Birmania y del que sería paradigma, el puerto estratégico en Pakistán, Gwadar, (la “garganta” del Golfo Pérsico), a 72 kilómetros de la frontera con Irán y a unos 400 kilómetros del más importante corredor de transporte de petróleo y muy cerca del estratégico estrecho de Ormuz.
El puerto fue construido y financiado por China y es operado por la empresa estatal China Overseas Port Holding Company (COPHC), pues la región circundante al puerto de Gwadar, contiene dos tercios de las reservas mundiales de petróleo y por allí pasa el 30 por ciento del petróleo del mundo y el 80 por ciento del que recibe China y está en la ruta más corta hacia Asia (Ruta de la Seda).Asimismo, el acuerdo chino-venezolano por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo), sería un misil en la línea de flotación de la geopolítica global de EEUU.
En consecuencia, tras el golpe de mano del Ejército en Tailandia, asistiremos a sendos golpes de mano de la CIA en Venezuela y Nicaragua para defenestrar a Maduro y Ortega con el objetivo inequívoco de secar las fuentes energéticas de China, pues el objetivo confeso de EEUU sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán y convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Respecto a Irak, según un artículo publicado por el New York Times, una buena parte de la producción petrolera de Irak tendría como destino China, dado que las compañías occidentales (Exxon Mobil, Shell, BP y otras serían reacias a invertir en dicho país, pues las regalías, impuestos y otros cargos cobrados en Irak suelen engullir el 90% o más de las ganancias de una empresa petrolera, mientras que las inversiones en EEUU consiguen una ganancia del 50% aunado con el hecho de que EEUU importa tan sólo el 3% de sus necesidades petrolíferas de Iraq. Así, el Gobierno de Al Maliki firmó en 2008 un acuerdo con China cifrado en 3.000 millones de dólares, mediante el cual la firma estatal China National Petroleum Corp. (CNPC) obtuvo los derechos de explotación durante 23 años del campo petrólifero de Al Ahdab (el mayor yacimiento abierto en Irak durante las dos últimas décadas con una producción estimada de 25.000 barriles diarios) recibiendo de parte china la condonación del 80 por ciento de la deuda heredada de la época de Sadam Hussein, estimada en unos 8.500 millones de dólares por lo que asistiremos al sabotaje por comandos de Israel y EEUU de grandes campos petrolíferos como el citado de Al Ahdab que serán atribuidos al Estado Islámico.
Irán, la bestia negra de Israel
El ex-Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski en un discurso ante al Consejo Nacional Irano-estadounidense (NIAC), afirmó que “creo que los EE.UU. tiene derecho a decidir su propia política de seguridad nacional y no seguir cual mula estúpida lo que hagan los israelíes”. Además, Brzezinski, estaría enfrentado con los lobbys neocon republicano y judío de EEUU y con su habitual mordacidad habría desacreditado la miopía geoestratégica de ambos grupos de presión al afirmar que “están tan obsesionados con Israel, el Golfo Pérsico, Irak e Irán que han perdido de vista el cuadro global: la verdadera potencia en el mundo es Rusia y China, los únicos países con una verdadera capacidad de resistir a Estados Unidos e Inglaterra y sobre los cuales tendrían que fijar su atención”.
Nos encontraríamos pues en un momento crucial para definir el futuro mediato de Oriente Próximo y Medio (Oriente PROME), pues tras la llegada de Donald Trump de la Casa Blanca estaría aumentando la presión del lobby pro-israelí de EEUU ( AIPAC) para proceder a la desestabilización de Irán por métodos expeditivos, momento que será utilizado por EEUU, Gran Bretaña e Israel para proceder a rediseñar la cartografía del puzzle inconexo formado por dichos países y así lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel, siguiendo el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por los gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos e Israel y que contaría con el respaldo de los principales aliados occidentales.
Así, tras la aprobación por el Congreso y Senado de EEUU de una declaración preparada por el senador republicano Lindsey Graham y el democráta Robert Menéndez que señala con rotundidad que “si Israel se ve obligado a defenderse y emprender una acción (contra Irán), EEUU estará a su lado para apoyarlo de forma militar y diplomáticamente”, con la Administración Trump asistiremos al aumento de la presión del lobby pro-israelí de EEUU (AIPAC) para proceder a la desestabilización de Irán por métodos expeditivos.
En una primera fase de dicho plan, el Senado de EE.UU. renovó de forma unánime hasta el 2.026 la Ley de Sanciones contra Irán (ISA por sus siglas en inglés) y tras el lanzamiento de un nuevo misil balístico por Irán, Trump amplió las sanciones contra varias empresas iraníes relacionadas con los misiles balísticos sin violar el Acuerdo Nuclear firmado entre el G+5 e Irán en 2.015 , conocido como Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA por sus siglas en inglés) y que tan sólo serían fuegos de artificio para distraer la atención del maquiavélico Plan esbozado por la Alianza anglo-judía en 1960 que incluiría del balcanización de Irán. Así, EEUU e Israel habrían empezado a teledirigir al DAESH para mediante atentados mediáticos y selectivos desestabilizar el régimen del Líder Supremo, ayatollah Ali Khamenei y cuyo primer paradigma sería el reciente doble atentado en el corazón de Teherán. Dicha guerra será un nuevo episodio local que se enmarcaría en el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría EEUU-Rusia e involucrará a ambas superpotencias teniendo como colabores necesarios a las potencias regionales (Israel, Egipto, Arabia Saudí e Irán), abarcando el espacio geográfico que se extiende desde el arco mediterráneo (Libia , Siria y Líbano) hasta Yemen y Somalia y teniendo a Irak como epicentro ( rememorando la Guerra de Vietnam con Lindon B. Johnson (1963-1.969).
¿Busca EE.UU. una nueva Crisis del Petróleo?
En una entrevista a Brzezinski realizada por Gerald Posner en The Daily Beast (18 de septiembre de 2009) afirmó que “una colisión estadounidense-iraní tendría efectos desastrosos para Estados Unidos y China, mientras Rusia emergería como el gran triunfador, pues el previsible cierre del Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico donde atraviesa el transporte de petróleo destinado al noreste asiático (China, Japón y Sur-Corea), Europa y Estados Unidos, elevaría el precio del oro negro a niveles estratosféricos y tendría severas repercusiones en la economía global, pasando a ser la UE totalmente crudodependentiente de Rusia”.
Para evitarlo, la Administración Trump intentará sustituir la rusodependencia energética europea (30% del gas que importa la UE procede de Rusa) por la frackingdependencia, inundando el mercado europeo con el GNL (gas natural frackeado en EEUU y transportado mediante buques gaseros) para hundir los precios del gas ruso. Otro objetivo sería impulsar la utilización de la técnica del fracking en todos los países de la Europa Oriental, el llamado “arco del fracking europeo” que se extendería desde los Países Bálticos hasta la Ucrania europea, pasando por Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria y que dependerá de la tecnología de empresas estadounidenses como Chevron o Shell.
Respecto al estrecho de Ormuz, según estimaciones de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), 13,4 millones de barriles por día (bpd) de crudo pasarían a través del estrecho canal en buques petroleros, (lo que representaría el 30 % del suministro de crudo que se comercializa mundialmente), y en el supuesto de verse bloqueado, dicho cierre del tráfico naval por mimetismo se extendería al paso del Canal de Suez . Dicho Canal es considerado como uno de los puntos más importantes para el comercio mundial ya que transporta 2,6 millones de barriles de crudo al día (lo que representa casi 3% de la demanda mundial diaria de petróleo) y asimismo es una ruta relevante para el gas natural licuado (GNL), pues cerca de 13% de la producción mundial de dicho gas transita por ella y su hipotético cierre provocaría la interrupción del suministro de alrededor de 2,6 millones de barriles diarios y al Golfo de Adén que conecta a través del Canal de Suez el Océano Índico con el Mar Mediterráneo y con un tránsito de más de 18.000 buques. Todo ello conllevará un peligroso incremento de los precios del crudo (rondando los 100 $) que dará lugar a unas tasas de inflación desbocadas, incrementos del precio del dinero por parte del Banco Popular de China (BPC) y la asfixia económica de incontables empresas dentro de la estrategia brzezinskiniana de lograr la total rusodependencia energética china para en una fase posterior acabar enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e implementar el nuevo orden mundial bajo la égida anglo-judío-estadounidense.