Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME

Consumaton est

Por Eduardo Platero.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Ya está, ya pasó: Venezuela ha sido expulsada del Mercosur por no ajustarse a la cláusula democrática. Uruguay también votó pese a que se había especulado con que se abstendría. ¿Alguien esperaba un resultado diferente en esta reunión de cancilleres del Mercosur? ¿Alguien esperaba que Uruguay impusiera su voto contrario impidiendo la sanción? ¿Alguien cree sinceramente que nuestro voto fue obra de nuestro canciller, Nin Novoa? ¿Alguien cree que lo político está subordinado a lo legal? Que la verdad, la honesta verdad acerca de lo que pasa en un proceso confuso, ¿puede imponerse? ¡Vamos, compañeros! Este es el mundo, el continente y la región, y desde que Macri fue señalado por Estados Unidos para darle indirectamente un aval al golpe contra Dilma, la suerte de Venezuela estaba echada. Para Paraguay no fue necesario ningún mensaje porque siempre fue un de las manos más sucias del imperialismo yanqui. No tengo el conocimiento necesario como para adentrarme en ese laberinto, pero siento en los huesos una especie de sospecha. ¿Recuerdan que hace un tiempo hubo una especie de golpe legislativo para modificar la Constitución y permitir la reelección de Cartes? Bueno, lo que me hormiguea en los huesos es la sospecha de que, detrás de la asonada que frenó todo y dejó a Cartes colgado del pincel, está Estados Unidos. Poco antes, ese presidente –fraudulento como todos los que puso el Partido Colorado– había lanzado la idea de hacer de Paraguay la base desde la cual China podría operar en el continente. Lo ofrecía a precio de liquidación: un paisito con mano de obra muy, pero muy barata, sindicatos muy, pero muy débiles, gobierno dócil y cómplice (siempre que sea yo el presidente) y la posibilidad de invadir América del Sur con mercadería fabricada en las maquilas que quieran instalar. Bueno, sospecho que alguien en yanquilandia se dio cuenta de que eso iba en contra de los supremos intereses del imperio, que no quiere una globalización que le compita. La cuestión es que ya no hay oferta de “un buen país para instalarnos”, ya no habrá reelección de Cartes y todo seguirá normal en nuestro vecino y socio en el Mercosur. Paraguay seguirá siendo como hasta ahora. Contrabando sí, maquila no. Pero esto no es más que una vaga sospecha, no tengo elementos que me permitan siquiera concretar la vaga sospecha en desconfianza. Paraguay es una democracia y puede incitar a los dos socios mayores para que se termine por expulsar a Venezuela, que no es ni una democracia, ni una revolución, ni siquiera una esperanza. Desde la muerte de Chávez las cosas han ido de mal en peor, y el gobierno de Maduro cada vez tiene menos espacio. Cierto, ¡mil veces cierto! La Mesa por la Unidad Democrática representa lo peor de los gobiernos anteriores. Corrupción, entrega al imperialismo, explotación a los ciudadanos y negativa a impulsar cualquier desarrollo que modernice la economía y la sociedad, en la cual unos pocos eran tan ricos que se permitían el lujo de importar el agua mineral para beber con su whisky escocés. La MUD es la vieja Venezuela, no la que derribó Chávez, de antes de la independencia. La Venezuela que terminó por destruir la obra de Bolívar, fragmentándola y haciéndose dueña del poder en los pedazos. La Venezuela de los “mantuanos” en la cual, por privilegio real, sólo ellos y únicamente ellos podían usar manto; usar manto y gozar de la plenitud del poder, al punto tal que el pueblo explotado y saqueado ni siquiera era consciente de la situación en que vivían. Maduro es lo que no pudo ser. Aquello que no tuvo la fuerza necesaria para liquidar a los mantuanos, para liquidar la corrupción interna, para diversificar la economía y para crear un entramado social que se sostuviera. ¿Culpa de Chávez? ¿Culpa de Maduro? ¿Culpa de quién? Creo que todos, absolutamente todos, gobiernos progresistas, fuerzas progresistas del continente, todos debemos asumir que consideramos muy a la ligera las dificultades y las resistencias que entraña el intento de cambiar una sociedad. “La dimos por ganada” cuando ganamos una elección con mayoría absoluta y  comenzamos los cambios. Dimos al enemigo por muerto y acabado cuando únicamente estaba un poco desconcertado, un tanto empantanado y mucho sin directrices firmes, duras y secas del imperio. Hemos avanzado demasiado en la ingenua creencia de que gobierno y poder se subsumían y que lo que avanzábamos en la legislación era tierra conquistada. Firme y para siempre conquistada. ¡Sin vuelta atrás y con garantía eterna de buen funcionamiento! No precisa que hagamos una revisión completa del continente. Nos alcanza Brasil. No es por posarla de profeta, pero cuando le pusieron decenas de miles de personas en la calle golpeando sartenes de teflón contra Dilma por el aumento del boleto y los gastos del Mundial, lo dijimos. No es grave que decenas, centeneras de miles ganen las calles para protestar contra un gobierno. Lo grave, lo que marca una debilidad que inevitablemente te llevará a la derrota es que ese gobierno, esa fuerza política en su defensa no pudo poner el doble o el triple de gente en la calle. Al parecer, nadie estaba dispuesto a salir a pelear en la calle por los logros de Fome zero y todos estaban esperando sentados a que las cosas siguieran progresando. Así nos fue. Ahora Temer “se salvó” del juicio que destituyó a Dilma y la gente está como resignada. La voltearon a la presidenta y condenaron a Lula y son apenas miles quienes salen a la calle con los carteles de Fora Temer. Duele y duele, pero la MUD, con dinero y aprovechando mano de obra profesional, pone más violencia en la calle que el PT. Si no hay organización por abajo que informe la realidad que los medios de prensa acomodan a sus intereses; si no hay organización por abajo que coordine las fuerzas populares y señale cuál es el verdadero peligro; si no hay dirección, línea estratégica y organización, los gobiernos populares no son otra cosa que una liviana plumita sujeta a los caprichos del viento. Compañeros, podemos seguir hasta el infinito preocupándonos de lo adjetivo para no meternos en el barro y pelear charco por charco. Podemos seguir con el novelón de Sendic. Que si hay o no que echarlo. Que quién lo va a suceder. Que si hubo o no filtraciones. Que si se manejó con torpeza el asunto. Que si debería renunciar. Que si hubo delito o faltas éticas. Que, que, que… ¿A dónde nos lleva eso? A comernos las entrañas. ¡Nuestras propias entrañas! El vicepresidente conocerá el fallo de la Comisión de Ética y hará lo que se le cante. Lo que le parezca mejor. Buscará el cobijo que pueda encontrar y nos dejará con la papa caliente en la mano. Si somos tan tontos de quedarnos con ella. El “escándalo Sendic” ya reventó, desparrama basura para todos lados y ya ni siquiera importa cuán culpable sea la persona. No debemos ocuparnos más del tema. Ni responder a los cuestionamientos de afuera, ni enfrascarnos en un mezquino ajedrez de “peón por peón”. ¡Ya fue! Como ya fue nuestro voto en la reunión  de cancilleres. ¡Y que nadie se haga el vivo embistiendo contra nuestro Canciller! ¿Fue o no fue posición del gobierno? Del presidente. Asumamos, como debemos asumir, que Gonzalo Mujica nos quitó la mayoría absoluta porque una y otra vez lo hicimos diputado. Y ahora tendremos que transar, negociar y aguantar. Porque nuestro deber es aguantar y ganar la próxima elección. No únicamente por lo que falta por hacer y aún no nos hemos puesto de acuerdo en el programa del próximo gobierno, y mucho menos en la dirección estratégica. ¡Tenemos que ganar por lo ya hecho! ¿O alguien cree que porque lo hicimos no se puede deshacer? Si la puntada es sin nudo, cualquiera, en cualquier momento, puede tirar de la punta y quitar el hilván. ¡Vamos, que falta mucho! ¿O creemos que nos va a salvar Pompita?

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO