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Por Enrique Ortega Salinas.

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Todo lo que crees, piensas y sientes depende de la información que recibes y la manera en que la procesas. Si sólo lees o escuchas un medio de comunicación, creerás en lo que ese medio decida que creas.

Cada nuevo día me nutro de las noticias de no menos de siete medios informativos; pero ¿sabes qué? Dudé al llamarlos de esta manera porque hay tres clases de medios: los que informan, los que forman y los que deforman. Los últimos predominan.

Quiero confesarte que escribo esta nota lejos de mi paisito y con algo de depresión, porque veo cómo los creadores de realidades van ganando la batalla e imponiendo mentiras como verdades absolutas. La derecha viene ganando por goleada la batalla informativa y la ¿izquierda? uruguaya en particular parece adormecida, inconsciente de que está pastando entre lobos. Nunca vi un gobierno (y esto se lo dije al mismo Tabaré) menos preocupado en difundir sus logros que el gobierno uruguayo. No sé quién está a cargo de esa área en el gobierno y no quisiera ofenderle (tal vez sea una excelente persona), pero es increíble la inercia que demuestran mientras la derecha internacional apedrea los ranchos de la izquierda. Bachelet no se atrevió a imponer una agenda verdaderamente izquierdista y condenó a Chile a sucumbir frente a la restauración conservadora.

Quizás te han dicho que Maduro es un dictador y Leopoldo López y Henrique Capriles, perseguidos políticos. Tal vez creas que Cristina es terriblemente corrupta y el pobre Macri alguien que intenta resolver todo lo malo que hizo la expresidenta. Tal vez Lula sea corrupto y Dilma mereció ser destituida. Tal vez el Partido Colorado de Paraguay esté haciendo todo bien y las elecciones fueron legítimas porque CNN no dice lo contrario. Quizá Peña Nieto haya sido un buen presidente porque las grandes cadenas internacionales de desinformación no dicen nada que posicione una idea contraria. Quizá creas que Sendic se robó 800 millones o 1.000 millones de dólares, ya que eso se repite a menudo en las redes sociales. Quizá Perú y Ecuador estén haciendo muy bien las cosas, ya que Almagro no dice nada contra ellos. Seguramente en Nicaragua hay un dictador que reprime manifestaciones pacíficas mientras que en Arabia Saudita todo va bien e Israel es una pobre víctima de los salvajes palestinos, China vive bajo la opresión comunista, el comunismo es sinónimo de debacle económica y el líder de Corea del Norte es, sin dudas, un loco peligroso que representa una amenaza para el mundo.

Eso es lo que crees, te repiten y repites. Sin embargo, China es la potencia económica más grande del planeta, Corea del Norte no ha atacado a ningún país y es Donald Trump quien amenaza con más guerras e intervenciones. Como sea, ya olvidaste la invasión estadounidense a Panamá, por citar uno entre innumerables ejemplos. También olvidaste las dictaduras militares (Bolivia, Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Nicaragua, etcétera) apoyadas por ese país en Latinoamérica. Incluso ya nadie te habla de la corrupción que llevó a la caída de Rajoy, otro que daba clases de moral a Venezuela mientras saqueaba a su país, lo mismo que hacía el corrupto Kuczynski en Perú hasta que cayó, también por corrupto. Apenas fueron noticia de un día porque al suprapoder no le conviene que recordemos ciertas cosas.

Ya no se habla en Uruguay de cómo los directores blancos usaban dinero del Estado para financiar al Partido Nacional, delito confesado por el que creíamos menos nocivo de los García Pintos.

Consumes lo que te dan para ingerir los medios dominantes de desinformación. Ellos deciden quién es demócrata y quién es un tirano. Condenan la reelección de un presidente demócrata; pero callan ante el gobierno sin límite de los reyes de España. Tildan de dictatoriales a los gobiernos que critican a Estados Unidos; pero en Arabia Saudita no existe nada parecido a la democracia ni respeto a los derechos humanos y nadie dice nada. Arabia Saudita no es noticia porque es aliada de los amos del mundo.

No es sólo lo que te ocultan; es lo que tú olvidas.

Ya olvidaste el golpe contra Zelaya en Honduras. Ya olvidaste a Henrique Capriles liderando un golpe de Estado en Venezuela, cercando la embajada de Cuba (tras cortarle la electricidad y el agua) y entrando en ella para buscar chavistas. Ya olvidaste a Leopoldo López convocando a “incendiar las calles de Caracas” y llevando a 43 personas a la muerte en una asonada. En Estados Unidos no estaría cumpliendo su condena en la casa, sino en un penal de alta seguridad. Ya olvidaste (o no te lo contaron) a María Corina Machado llamando a su madre para decirle que pasarían la noticia de un atentado en su contra pero que se quedara tranquila que todo estaba armado. No te contaron, no fue noticia, que alcaldes de la oposición almacenaban alimentos en lugar de venderlos a sus compatriotas. Nada sabes del bloqueo financiero por el cual Venezuela no puede adquirir productos de primera necesidad ni pagando.

Seguramente viste algo de los cadáveres hallados en México en tráileres; pero quizá y sin quizá viste una y otra vez la noticia de Maduro cenando en el restaurante de un amigo en Estambul. Convengamos en que Nicolás colabora con sus enemigos cada vez que puede; pero la pregunta es qué noticia es más importante y cuál merece más tiempo de cobertura. Yo conté los segundos en un canal mexicano: el doble de tiempo para la cena que para el macabro hallazgo.

Una y otra vez, a toda hora, te hablan de la ruta del dinero K. Ya no recuerdas el dinero blanqueado por los hermanos de Macri ni sus cuentas en paraísos fiscales. Bastó que el presidente argentino despotricara en la ONU contra Venezuela para que pocas horas después el FMI lo premiara aumentando el préstamo de salvataje a una cantidad histórica, con lo cual los argentinos quedarán ensartados hasta el final de los tiempos no sólo con la deuda, sino con las recetas neoliberales de los genios de tal organismo, fórmulas que han fracasado una y otra vez aumentando el hambre, la miseria y el desempleo.

Quizá creas que Lenín Moreno es un buen tipo porque alguien que se desplaza en silla de ruedas no puede ser malo. Por otra parte, habla con calma y no menciona la palabra “izquierda”. Seguramente creas que Rafael Correa fue un bandido. Es muy importante para la derecha que lo creas porque Rafael fue un mal ejemplo: sacó a millones de personas de la pobreza, acusó al BID de corrupción, denunció los atropellos del narcogobierno de Colombia y jamás se arrodilló ante el imperio. A propósito: ¿te han dicho que en Colombia es escalofriante la violencia contra las mujeres líderes? ¿Te han contado algo sobre el paramilitarismo uribista y las ejecuciones extrajudiciales? ¿Sabes cuántos millones de personas han sido desplazadas y sus tierras robadas por los paracos? ¿Cuánto tiempo ha dedicado el canal de tu preferencia a hablar del reclutamiento de menores de edad en los grupos ilegales que apoyan al gobierno?

¿Realmente crees que Mario Abdón Benítez ganó limpiamente las elecciones en Paraguay? Así debió ser, porque Almagro no protestó ante la compra de votos ni CNN lo cuestiona.

¿Sabías que Temer fue requerido por la Justicia en Brasil por hechos de corrupción y fue salvado por legisladores corruptos? ¿Sabías que Dilma fue derrocada sin haberse llevado una pinche moneda al bolsillo? ¿Sabías que el diputado Eduardo Cunha, que promovió el juicio en su contra, terminó siendo un corrupto que ahora está condenado a 15 años de cárcel?

¿Qué pensarías de tu gobierno si se hiciera un allanamiento a tu domicilio y no se le permitiera a tu abogado estar presente? ¿Sabías que eso ocurrió con el abogado de Cristina? ¿Recuerdas cuando con bombos y platillos se anunció que Nisman había dejado una nota para la mucama con una lista de las cosas a comprar el lunes? Algo raro en alguien que planea suicidarse el fin de semana. ¿Recuerdas cuánto tiempo le dedicaron a esa nota? Ahora, cuando la mucama dijo que fue ella quien la escribió, ¿recuerdas cuánto tiempo y espacio le dedicaron? ¿Le dedicaron algo de tiempo y espacio?

¿Sabes que más de 3.000 periodistas han perdido su empleo, sólo en Buenos Aires, y que la mayoría son simpatizantes de Cristina? ¿Recuerdas cuando la “yegua” gobernaba? No la voy a defender. Es abogada, que se defienda sola, y encima no olvido el bloqueo a Uruguay, pero… ¿Recuerdas algún medio de comunicación censurado durante su gobierno? ¿Recuerdas que todos los días y a toda hora le decían de todo a la presidenta? ¿Cuántas voces hay ahora defendiéndola? Muy pocas porque la mayoría de quienes han intentado defenderla han sido expulsados. Eso sí, no pudieron callar del todo a Víctor Hugo Morales. Qué paradoja: ni el mejor cantor de tangos ni el mejor analista político de Argentina han sido jamás argentinos, sino uruguayos, como el dulce de leche.

Puedes optar, amigo que me lees, en seguir consumiendo lo que esos medios dominantes te dan para tragar o hacer lo que yo: gastar las suelas recorriendo países para ver con mis propios ojos la realidad y no con los ojos de CNN. Allí donde esta cadena hablaba de “manifestaciones pacíficas”, vi bombas molotov y disparos de armas de fuego.

No concuerdo con el maniqueísmo de algunos compañeros que absuelven a Lula, Dilma, Cristina y Rafael de antemano por ser de izquierda; pero tampoco los condeno sin pruebas, y las pruebas, hasta ahora, brillan por su ausencia. No pongo las manos en el fuego por ninguno, pero sé cómo operan sus adversarios. Sé lo que sucede cuando deciden enchastrar a alguien y largan todo su aparataje para lograr el objetivo. Sé qué periodistas y funcionarios de organismos internacionales les hacen los deberes. Sé cómo premian a los que son obedientes como Macri, Duque, Moreno y Almagro.

Estamos en guerra; una guerra que no se libra necesariamente con tanques y aviones, sino con noticias que deforman realidades. Una guerra en la que quien edita la información tiene un poder impresionante. Una guerra en la que en la primera línea de combate no hay soldados, sino periodistas. Una guerra en la que la primera víctima es la verdad.

Ellos magnificarán cada error o inacción de un gobierno de izquierda y obviarán, en el margen de lo posible, sus aciertos y avances.

Todo depende de ti. Puedes optar por olvidar todo lo bueno que se ha logrado o ceder ante la propaganda de guerra de la derecha y volver a colocarla en el poder en aquel país que aún esté libre o ser cómplice y ayudar a restaurar el conservadurismo que fundió a tu país y enriqueció a unas pocas familias corruptas.

Puedes rendirte ante la artillería propagandística o hacer como yo: comenzar a andar pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, y ver por ti mismo las cosas. Mientras tanto, continuarás viendo a quienes te defienden como si fueran tus enemigos y a tus enemigos como razonables y decentes.

Puedes optar entre CNN y Telesur, entre El País y Caras y Caretas, entre Clarín y Víctor Hugo, entre la sumisión y la libertad.

Depende de ti.

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