El pasado 18 de setiembre, la consultora uruguaya CPA Ferrere tuiteó: “#URUGUAY. La contracción interanual de la economía uruguaya en el segundo trimestre del año fue de 10,6%. Esta pronunciada caída del PIB, producto de la pandemia, es la más importante desde 1983, siendo superior a la que se experimentó en la crisis del año 2002.
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La caída fue generalizada entre sectores de actividad, con excepción de Comunicaciones. Destaca la incidencia negativa de Comercio, Restaurantes y Hoteles, y servicios personales. Desde la perspectiva del gasto, se registró una contracción tanto de la demanda interna como externa.”
La magnitud de la crisis nos hace interrogarnos sobre si nuestro gobierno tiene un plan económico para salir de ella.
Presupuesto no incremental
“El Presupuesto Nacional es una de las instancias fundamentales del plan de acción que proyecta realizar todo gobierno. En el proyecto de ley que se remite al Parlamento se plasman distintas iniciativas de una gran variedad de organismos estatales, que conforman el plan de acción quinquenal”, dice el mensaje y exposición de motivos enviado por el Poder Ejecutivo al Parlamento.
El Ejecutivo destaca “el cambio de enfoque que se propone respecto a proyectos anteriores”, un cambio que califica como “hacia una mayor libertad”. Subraya que es “una propuesta centrada en las personas y la comunidad, y no en el Estado, procurando el bienestar de la sociedad en su conjunto, brindándoles a los individuos las herramientas de superación personal necesarias para que, de acuerdo a sus preferencias, puedan desarrollar sus propios proyectos. Personas más libres, una sociedad cohesionada y solidaria, y un país respetado e inserto en el mundo son coordinadas claves que guían la acción del gobierno”.
Así justifica el cambio de la lógica de la historia de nuestro país en los presupuestos nacionales para no ser incremental.
Poco esfuerzo
El Gobierno se enojó cuando la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dijo que Uruguay hizo un esfuerzo fiscal equivalente al 0,7% del PIB para paliar la crisis económica. El organismo internacional sostuvo que Uruguay, junto a República Dominicana, fue el país de la región que menos esfuerzo fiscal derivó a paliar la crisis.
Según el informe, las medidas fiscales estuvieron enfocadas en la mayoría de los países en proteger la salud de la población con mayores recursos; apoyar a los hogares, especialmente los más vulnerables, a través de transferencias para compensar la pérdida de ingresos de empleados formales e informales; y proteger la capacidad productiva.
“Las cifras son lo que son”, respondió Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de la Cepal. Aunque en videoconferencia destacó que Uruguay “tiene una historia en materia de acceso a la salud que tiene el gran respaldo de contar con uno de los regímenes de bienestar más avanzados de la región”.
No obstante, la Cepal advertía que por el ahorro de los Estados sería necesario buscar financiamiento externo. El senador Mario Bergara dijo en M24, el 11 de agosto, que “el Gobierno ha desembolsado más de 1.000 millones de dólares en créditos contingentes que estaban precontratados con organismos internacionales por el Gobierno anterior”. Añadió que también “colocó en los mercados internacionales 1.500 millones de dólares, a tasas muy bajas” y que “el problema para desarrollar políticas sociales más potentes es una cuestión ideológica, no de financiamiento”.
Por su parte, el economista Germán Deagosto sostuvo que “se tomaron decisiones que no fueron innovadoras, Uruguay lo que hizo fue seguir la línea de lo que hicieron todos los países”. Y agregó: “El tema es si son suficientes o no. ¿Cuánto hubiese salido mitigar el impacto de la pobreza? O toda esa gente que se cayó. Cuando mirás lo que se gastó, en términos comparados, Uruguay gastó muy poco”.
Para Deagosto, “hoy se atraviesa una crisis que no tiene precedentes a nivel global. Como dijo Angela Merkel, es poner la economía en estado de guerra, donde se va a gastar lo que se tenga que gastar y después se verá. La tolerancia que había a un 5% en febrero es completamente distinta a la que tenés en abril. Y más teniendo en cuenta las fortalezas que se construyeron en quince años para llegar a este punto de partida. Hay un déficit alto, sí, pero no hay deudas que apremien en el corto plazo. Como se dijo en una columna, eso pudo haber sido un respirador que se pudo haber aprovechado más”.
Otra vez se plantea la misma pregunta: ¿nuestro gobierno tiene un plan económico para salir de la crisis?
El papel de la ciencia
El pasado domingo 20, la conocida revista médica británica publicó un artículo en el que destaca la gestión de Uruguay con respecto a la pandemia del coronavirus. “La urgencia y la base científica de la temprana toma de decisiones del gobierno caracterizaron la respuesta del país”, dice el artículo, y subraya que todas las decisiones pasaron por un comité interdisciplinario de científicos que reorientó su investigación al coronavirus, en referencia al Grupo Asesor Científico Honorario (GACH).
Varias otras publicaciones y organismos internacionales han destacado este aspecto sobre la incidencia del GACH.
Rafael Radi, coordinador general del GACH, entrevistado por la Unesco, el 19 de agosto pasado, dijo que “los políticos deberían reconocer que la ciencia tiene muchos elementos para ofrecer en el momento de tomar decisiones claves en un mundo que es súper complejo de abordar. Y la sociedad debería incorporar el quehacer científico. Los abordajes científicos pueden impactar positivamente en la calidad de vida de la gente, en la expansión de sus derechos, como el derecho a la salud, a la vivienda, a la educación, entre otros. Tienen que saberlo. Eso es el resultado de un trabajo permanente”.
Igualmente señaló que “la gente pudo descubrir que había un montón de capital científico silenciado dentro de sus países. En segundo lugar, fue un shock para los científicos, porque debimos atacar un problema emergente muy grave e interactuar rápidamente con la sociedad y con las soluciones. Y, por último, también supuso un shock para el sistema político, porque encontró que la ciencia vehiculiza soluciones a la sociedad”.
Entonces, ¿por qué no contar con la ciencia para elaborar un plan de salida a la crisis?
El consejo de economía nacional
Desde 1934 hasta nuestros días, existe una institución prevista en nuestra Constitución que se denomina Consejo de Economía Nacional (CEN).
Fue en el año 2005 cuando se decidió instaurar el CEN de forma permanente, cumpliendo así con el mandato que la Constitución había encomendado hacía ya más de setenta años. Así surgió la Ley 17.935 del 15 de diciembre de 2005, y su posterior reglamentación por el Decreto 299/006 del 29 de agosto de 2006.
Este tipo de institución existe en distintos países y pretende acercar el Estado a ciertos sectores de la sociedad (vinculados principalmente a las actividades económicas).
En el 2001, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) destacó que este tipo de consejos reviste varias modalidades en razón de sus funciones. Entre ellas, se destacan cinco: modelos de consulta legislativa (integrado por representaciones numerosas de trabajadores, empresarios y otros sectores sociales, sin representación estatal y con función consultiva, en temas económicos y sociales); modelos de concertación (de integración tripartita, con carácter ejecutivo, creado más bien para concebir acuerdos concretos); modelos de planificación (implantados en los ministerios de planificación; en nuestro país podrían ser las Comisiones Sectoriales de la OPP); modelos de coordinación (de integración bipartita y centralizada); modelos de orientación económico-social (de integración tripartita, con órganos de pocos miembros y con función de orientación de la política económica global).
¿Y si lo ponemos a funcionar?