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Economía

Conversando con Alyosha, entre Londres y Malvín

El capitalismo superará la próxima crisis, y las que se vengan

Nouriel Roubini, que predijo la Crisis Subprime varios años después que Krugman la anunciara en 2003, parece no haber leído a Karl Marx, este afirmó que el capitalismo padece de crisis recurrentes y que, como la derecha, aprende de sus errores para superarlos; Carlota Pérez dice que estamos en un cambio de paradigma tecnoeconómico y que tras las fricciones de la próxima transición, tendremos una nueva “edad dorada” capitalista. Aterrorizados como estamos, muchos deseamos que tenga razón.

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Gracias al admirado amigo economista Víctor Carrato tengo el honor de frecuentar a veces a Alyosha, junto a otros aficionados a la “ciencia lúgubre”, en ciertos bares de Malvín. Cuando el exagente de la KGB me mostró su borrador, se lo envié a un amigo común a todos, al que llamamos Maynard, que ha vuelto a caminar por Bloomsbury, Londres, donde frecuenta un grupo formado por Virginia Woolf, Vanessa Bell, George Bernard Shaw, Bertrand Russell, Dora Carrington y hasta un muy jovencito Eric Hobsbawm.

Así cualquiera vuelve al barrio, aunque lo nombren Lord o Primer Ministro.

Maynard, como es su ampulosa costumbre, contestó con una carta abierta, método que adoptó desde su primera entrevista con Franklin D. Roosevelt y nació la reserva mutua que casi siempre acompaña la “humildad de                   los grandes”.

La carta se titula “Es el desarrollo de las fuerzas productivas, Alyosha”, y está lleno de citas de Marx, lo cual no debe sorprender en otro enamorado de la British Library, la Biblioteca Británica, donde a veces los dos se reúnen con Winston, al que respetan por su escritura y vapulean por sus ideas. Veamos.

La Gran Depresión, la Gran Recesión y otras yerbas

“Lo que yo dije esencialmente -afirma Maynard en su carta- es que las ciencias económicas tienen como objetivo lograr un Estado de bienestar (lo que se opone a los Friedrich Von Hayek y Milton Friedman de este mundo, que sólo quieren el bienestar para su clase, y exigen ‘austeridad’ a los otros, N. de R.); que el Estado debe intervenir fuertemente (incluso con déficit, como hicieron todos los presidentes de EEUU desde Roosevelt en adelante), cuando hay crisis severas; y que la evolución de las formaciones económico-sociales depende del grado de desarrollo de las fuerzas productivas”.

“Como ven -prosigue el inglés, al que imagino leyendo The New Statemen en su reposera- sigo bastante a Karl Marx, que tuvo la mala idea de morirse el año que yo nací”.

Explica que sus tres reglas, después del surgimiento del nazismo, y sobre todo, de la derrota de la Gran Depresión, las ‘aprehendieron’ para siempre las grandes potencias: Estados Unidos y la Unión Soviética en ese entonces, Japón y China hoy, y Europa hasta que llegó la señora Merkel, y las aplicaron hasta Richard Nixon y Ronald Reagan.

Afirma que en Marx leyó que el capitalismo, modo de producción al que no parece haber alternativas hoy, tiene implícita la existencia de periódicas crisis recurrentes, que se volvieron más amplias y severas desde la globalización iniciada en 1989, con la caída del llamado “socialismo real”. Refiere al concepto de crisis cíclicas derivadas de los ciclos económicos, que derivaron en desarrollos como los de León Trotsky y Joseph Kitchin (relativos a los ciclos cortos, de a lo sumo diez años de duración), y los ciclos largos de Kondratieff (de cuarenta a cincuenta años), vinculados según Schumpeter a la evolución tecnológica, planteos que culmina Carlota Pérez en su opus magnumRevoluciones Tecnológicas y Capital Financiero”.

Ahora bien, fue el propio Marx el que escribió que el capitalismo, en su búsqueda permanente de ganancias, aprende de sus errores y sobrevive.

Maynard ha sido uno de los hombres que más ha contribuido a su supervivencia (con esos aportes: intervención estatal para derrotar las grandes crisis, Estado de bienestar, y fuerte presencia de las clases medias, los sindicatos y las formas de economía mixta).

Pero ¿qué dice Maynard sobre la cercanía de una nueva gran crisis global?

Están dados los elementos, pero…

El amigo inglés le da la razón a Carrato, que es quien  inteligentemente sistematizó y complementó a Roubini (un showman de la economía, simpatizante de los republicanos, muy parecido a Ernesto Talvi, que también vaticina recesiones desde que ganó el Frente Amplio), y agrega otros elementos que facilitarían una nueva crisis global:

A- El cambio climático, sus costos y su contribución al aumento de la desigualdad. Según el boletín digital Noticias ONU de principios de octubre, «las pérdidas económicas por los desastres climáticos crecieron un 151% en veinte años». Refiere al informe «Pérdidas económicas, pobreza y desastres 1998-2017», que advierte sobre el nexo entre el cambio climático y la mayor frecuencia de desastres naturales, a su impacto en las economías nacionales y a que perjudica principalmente a los países más pobres. En la presentación en Ginebra, el experto enfatizó que los países más afectados en los últimos veinte años fueron EEUU, China y Japón. Entre 1998 y 2017 los países afectados informaron pérdidas directas de US$ 2,9 billones. El informe señala que los fenómenos meteorológicos extremos representan hoy el 77% del total de las pérdidas económicas, o US$ 2,24 billones.

El informe señala que para satisfacer la creciente demanda, en 2050 la agricultura tendrá que producir casi 50% más de alimentos, piensos y biocombustibles que en 2012.

B – El mantenimiento de la desregulación financiera en Estados Unidos y la “banca en la sombra” en China Popular. El desorden financiero, fomentado por los grandes bancos, fue el causante de las dos «burbujas» (la de las empresas punto.com y la de las hipotecas subprime), que llevaron a la Gran Recesión. También persiste el peligro de la banca informal en China, que maneja enormes flujos financieros.

Pese a la Gran Recesión y a varios impulsos durante el gobierno de Obama, la desregulación permanece y el presidente Trump ubicó en las principales posiciones a personas que provienen de las corporaciones, y son partidarios de mantenerla y aún de expandirla. Esto, junto con la «banca en las sombras» china, constituye un severo riesgo global.

C- El exceso de deuda pública y privada mundial. The Economist ha señalado que una próxima crisis podría ser debida a una deuda excesiva de las empresas y los Estados. El tema fue alertado por Christine Lagarde durante la Asamblea Conjunta del FMI y el Banco Mundial reunida en Bali. Según el FMI, la deuda global , pública y privada, alcanzó a US$ 182 billones, y supera en 60% el nivel de 2007, el año en que estalló la Gran Recesión. Este récord llega cuando la era de las políticas expansivas y los estímulos monetarios por los grandes bancos centrales está llegando a su fin.

La deuda global representa 2,25 veces el PIB mundial, y más del 50% está concentrado en EEUU, Japón y China, aunque el FMI señaló más países en problemas, y que la calidad del crédito se está deteriorando. En el marco de la guerra comercial y del alza de tasas por parte de EEUU, el indicador es particularmente preocupante, sobre todo para el pago de servicio por parte de los países subdesarrollados.

D – El retiro de la “barra del MIT”. Con la renuncia de Maurice Obstfeld como economista jefe del Fondo Monetario Internacional, concluye la retirada del conjunto de altos funcionarios formados en Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT) que constituye, según Paul Krugman, la “barra del MIT”. Ellos son el patriarca Stanley Fischer (ex-Gobernador del Banco de Israel y exvicepresidente de la Reserva Federal), el propio Krugman, los expresidentes del FED Ben Bernanke y Janet Yellen, Olivier Blanchard, George Akerlof y Mario Draghi, entre otros.

Estos altos funcionarios (todos académicos, y entre ellos tres Premios Nobel) derrotaron la Gran Recesión, impulsaron las políticas expansivas que salvaron a EEUU y la Europa periférica. Representan el equilibrio, el Estado de bienestar y la intervención correctiva del Estado. Su retirada (o expulsión) deja el campo libre a los operadores corporativos, mandatarios de los grupos que medran en las grandes crisis.

E – La falta de un “orden mundial”. Donald Trump llegó a la presidencia con el mensaje de enfrentar a China, y mostró gran amistad por la Federación Rusa, a la que tantos atribuyen su victoria electoral.

Trump es enemigo del eje Estados Unidos-China, que tenía sus pilares complementarios en la Federación Rusa, la Unión Europea e Israel. Ese era el “orden mundial” que se fue imponiendo a partir de 1989, y se afianzó en la reunión del G20 de 2009 en Londres, que posibilitó derrotar a la Gran Recesión.

Hoy el gobierno de Trump constituye acaso el mayor factor de desestabilización mundial. Acaba de anunciar que Estados Unidos se retirará del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio con Rusia, suscripto en 1987 por Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov; un pilar fundamental del fin de la Guerra Fría. Moscú hizo saber que considera este acto como «un paso peligroso». Peor, imposible.

Este insólito gobernante, que ha demostrado casi esquizofrenia en su relacionamiento con personajes como Kim Jong-Un, mientras relativiza a otras como Xi Jinping o los integrantes del G7, significa además un peligro de guerra con Irán y otros países.

Este desequilibrio necesariamente pesa en los mercados y las primas de riesgo.

Las conclusiones de Maynard

Es probable que una nueva crisis global, o una turbulencia muy severa, nos afecte hacia 2020, pero el modo de producción capitalista, ese viejo zorro sabio y feroz, tiene instrumentos de sobra para enfrentarla, dice Maynard, mientras pasea por los jardines de Tilton.

Y anota algunos elementos:

  1. Precisamente, la conciencia global sobre el peligro en ciernes, liderada por el FMI, es un elemento que favorecerá su rápida solución, porque el temor es muy grande, y alcanza a todos.
  2. El principal factor de desequilibrio, que es la presidencia de Trump, terminará pronto. Lejos de acostumbrarse, los norteamericanos se encargarán de que abandone pronto el gobierno. Es muy claro que “nuestros hermanos menores”, como llama irónicamente Maynard a los EEUU, no pueden tolerar, siendo aún el imperio más poderoso de la historia de la humanidad, que un advenedizo los haga desaparecer del escenario mundial.
  3. Gobiernos como el encabezado por Xi Jinping, y el liderado por Vladimir Putin, se han constituido en elementos estabilizadores, que no dudarían en actuar en conjunto con el resto de mundo en salvaguardia del equilibrio global.
  4. Maynard coincide con Carlota Pérez. Podemos alimentar la esperanza de otra “era dorada del capitalismo” con la nueva revolución tecnológica en curso.

Según Juan Grompone, el capitalismo va a extinguirse, dando lugar a una nueva formación económico-social, cuando cubra toda la superficie del planeta y como modo de producción deje de ser un factor de crecimiento.

Maynard dice que “todo depende del desarrollo de las fuerzas productivas”, y  concluye citando a William Faulkner: “la condición humana prevalecerá”.

Puntualización

Crónicas no es órgano de la Cámara de Industrias

En la edición anterior, por involuntario error del articulista, se consignó que el semanario Crónicas es «órgano de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU)», lo cual no es correcto. A los responsables de Crónicas y a los lectores, las disculpas del caso.

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