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El emperador Donald Trump: De trampas, mentiras y otras miserias

Un artículo publicado en Yahoo News, escrito por Alexander Nazaryan, informa que Donald Trump aumenta sus ataques a la Organización Mundial de la Salud, a la que acusa de ayudar a China para encubrir el número real de infectados por coronavirus.

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Por Julio Gorga

“Estoy convencido de que sabían”, afirmó en la Comisión de Lucha contra el coronavirus. Sugirió allí que la OMS sabía que China no estaba siendo sincera con el alcance de las infecciones por Covid-19. “Ellos no quisieron informar al mundo. Y nosotros vamos a llegar al fondo de esto”, agregó.

Trump no aportó en dicha reunión evidencia alguna que soporte su afirmación, pero dejó en claro que la OMS permanecerá siendo considerada un objetivo principal en estos días: “Vamos a estar hablando de la OMS la próxima semana en gran detalle. No lo quiero hacer hoy porque es Viernes Santo. Tampoco quiero hacerlo antes del día de Pascuas. Y tampoco quiero hacerlo antes de tener a mano todos los elementos probatorios”.

Estos comentarios aparecen cuando Trump, en esta semana, acusó repetidamente a la OMS de haber manejado en forma incorrecta la pandemia, llegando a afirmar que la organización estaba “muy parcializada en favor de China”.
Trump dijo que quiere poner un alto a los fondos que EEUU aporta a la OMS, pero no queda claro cuándo y cómo, ya que ese aporte económico es conferido y depende del Congreso. EEUU contribuyó con 893 millones para este período bianual, mientras que la contribución china fue de 86 millones de dólares. Por este motivo, Trump considera que “nosotros estamos pagando diez veces más que China, pero ellos -la OMS- están muy, muy inclinados hacia China”.

Prosigue el artículo revelando que la fuente de la irritación de Trump es el no endorso de la OMS a su restricción de viajar desde China a EEUU, que fuera implementado el 31 de enero. Cuatro días antes, había circulado una guía de la OMS aconsejando acerca de “restricciones innecesarias al tráfico internacional”.

Parece claro que esta afirmación revela una lectura incorrecta de la OMS a la situación creada por el Covid-19 porque pocas semanas más tarde se hizo necesario declarar una pandemia. Pero Trump omite decir que la OMS declaró al Covid-19 una pandemia recién el 11 de marzo de 2020.

Parece lógico pensar que la OMS no había percibido aún la proximidad de los hechos que determinaron que se anunciara que se habían alcanzado los parámetros imprescindibles para definirla así y aconsejar toda la batería de protocolos necesaria para controlarla. Solo una mente muy retorcida, maquiavélica y conspirativa puede sospechar que esto haya sido generado a propósito y con quien sabe qué fines, entre ellos, causar una tragedia a nivel mundial.
Parece imposible descartar que haya existido por parte de la OMS una equivocada valoración temprana de los elementos disponibles o haber tenido una incapacidad para evaluar la situación y anticipar el daño global que se presentaría. Tampoco puede descartarse que haya habido negligencia de quienes debían plantear una respuesta adecuada en el momento preciso. Sin duda esto será analizado más temprano que tarde y esto en su momento exigirá una reconsideración de evidencias, hechos, toma adecuada de decisiones y consecuencias.

Pero lo esencial que olvida mencionar Trump, y que nunca reconocerá porque jamás reconoce un error, es su imperdonable cancelación del programa Predict, que por años venía teniendo la misión de monitorear con sus laboratorios -así como la capacitación de nuevos científicos en diversos ambientes del mundo- los virus generados en la vida en estado salvaje; este programa sirvió para detectar el SARS, el MERS, y cientos de virus más, y así aminorar las probables consecuencias globales y dar tiempo para el desarrollo de métodos de contención y posibles creación de vacunas, y que, entre tantos -detalle insoslayable-, tenían puesta su mira sobre el que resultó ser el Covid-19.
Tampoco menciona -y tal vez ni se le ocurra pensar- que canceló el programa Predict en setiembre de 2019, justo casi dos meses antes de que se reconociera el primer caso en China, y que además uno de los laboratorios con científicos norteamericanos y chinos que canceló y dejó sin financiamiento fue el que funcionaba en la ciudad de Wuham, punto exacto donde salió a luz el Covid-19. Lo peor, lo más detestable, lo que es imperdonable, es que los argumentos fueron los mismos: que EEUU ya invertía mucho dinero y eso no era conveniente para su economía.

Hoy, tal vez, los acontecimientos nos permiten ver las cosas con más claridad. Sin embargo, no podemos olvidar que por similares “sinrazones”, Trump retiró a su país de los programas que buscan solucionar el calentamiento global y preservar la naturaleza. Si el programa Predict se hubiera mantenido, tal vez EEUU no sería hoy el país con más infectados por el Covid-19, con más muertos y con mayores pérdidas económicas. La obsesión por ahorrar algunos millones fue la posible fuente de todo lo antes mencionado; al día de hoy comienzan con una partida de 2,2 trillones de dólares que no habrá manera de recuperar, pero que no se sabe en qué cifra terminará, ya que se alcanza a ver solo la punta del iceberg del costo final real. Para quienes pensamos y sentimos distinto, todo lo que se gaste no cubre el costo de una vida humana. Y ya estamos pasando el primer millón de muertes en el mundo.

Una de las ridiculeces derivadas de la filiación política partidista, y del viajar por la vida con una zanahoria por delante y orejeras a los costados, es lo que resalta el artículo de Nazaryan, porque es una realidad que aliados mentales de Trump consideran que su líder está siendo tratado de una forma “maligna e injusta”, mientras que China es “injustamente celebrada”, por lo cual la OMS “ha servido como un brazo de propaganda del gobierno chino”. Esta imbecilidad es lo que afirmó la senadora republicana de Arizona Martha McSally, lo que se une a la declaración de Trump de que la OMS había minimizado el peligro “muy fuertemente”, afirmación desde la que quiere justificar todas sus falsas expresiones anteriores acerca de la magnitud del coronavirus, que incluso así no alcanza para disimular sus controversias públicas con sus propios expertos y asesores.
Pero hay que recordar que este es año electoral y que hay que ir, desde ya, elaborando excusas a una gestión desastrosa y sus tragedias agregadas.

 

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