El 2015 será recordado como el año en el que Diego Forlán vino al fútbol uruguayo, mientras Antonio Pacheco y Álvaro Recoba colgaron sus botines.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Coincidencias del destino, el “Tony” y el “Chino”, amigos de la vida, jugaron su último partido el 14 de junio, enfrentándose en la final del Campeonato Uruguayo. Sin saberlo, aunque lo intuían, ambos pisaban el verde césped por última vez.
Concluido ese torneo, el período de pases invernal registró una de las incorporaciones más importantes de toda la historia: la de Diego Forlán a Peñarol.
¿Cuántas veces un equipo uruguayo se reforzó con un jugador ganador del Balón de Oro en un Mundial? Pues nunca había ocurrido.
La venida de Diego Forlán a Peñarol era un viejo sueño de su padre, Pablo Forlán. “La llegada de Diego a Peñarol me cumplió un sueño”, confesó el “Boniato” cuando su hijo firmó con el club de sus amores. “Diego vivió algo parecido a lo que viví yo. Vine a mediados de 1963 a la pensión de Peñarol y en 1964 ya jugaba en primera. A él en Independiente le pasó algo similar”, explicaba.
Pablo Bengoechea recibía un refuerzo de lujo: “Lo que le manifesté al club, y estamos de acuerdo en eso, es que se trata de una contratación excepcional, y debe ser tratada como tal, por el jugador de nivel internacional que es y por la alegría que nos da a todos los que estamos en Peñarol que él quiera jugar aquí”.
La plata es lo de menos
Diego arregló con Peñarol aspectos pendientes de su contrato como los derechos de imagen y la duración, ya que el dinero no fue un problema. La intención del futbolista era un contrato de dos temporadas y Peñarol ofreció, como en todos los contratos altos, una, por lo que se llegó a un arreglo hasta diciembre de 2016.
Juan Pedro Damiani anunciaba: “Diego no puso ningún problema ni traba en cuanto a lo económico. Eso lo dejó totalmente de lado. Hay que quitar trascendencia a las cifras que andan circulando, es toda una barbaridad. ‘Voy a ganar lo mismo que cualquier jugador’, fue lo único que dijo”.
“El recibimiento de la gente fue espectacular”, confesaba el rubio delantero, histórico de la selección celeste, pero sin antecedentes en la Primera División de nuestro fútbol.
El primer capítulo del romance entre Forlán y Peñarol fue en 2011, cuando el futbolista, por aquel entonces de Atlético de Madrid, dijo que sólo besaba los escudos de Peñarol y Uruguay. Ese fue el primer guiño con el que los carboneros se ilusionaron.
Tres años más tarde, en 2014, dijo una frase elocuente: “En Sudamérica sólo juego en Peñarol”, descartando así los rumores de un retorno a Independiente.
En diciembre Forlán pudo haber llegado a Peñarol luego de que su equipo, Cerezo Osaka, perdiera la categoría en Japón, pero el club le renovó el vínculo por seis meses y la ilusión volvió a postergarse.
Sueño cumplido
A los 36 años, “Cachavacha” cumplió su sueño de jugar en el equipo de sus amores, en el que su padre supo triunfar y conseguir cuatro títulos de Campeón Uruguayo, una Copa Libertadores, una Intercontinental y una Supercopa.
En junio se confirmó su salida del club nipón y Bengoechea levantó el teléfono para hacer una llamada de larga distancia.
Diego Forlán Corazo, flamante incorporación de Peñarol, llegó hasta el Palacio Contador Gastón Güelfi para ser presentado oficialmente como nuevo jugador del club ante una enorme cantidad de medios periodísticos que se acercaron a cubrir el evento.
“Va a ser difícil la adaptación al fútbol uruguayo”, decía entonces. “Cada país tiene lo suyo. Espero algo duro, difícil, más todavía estando en Peñarol, que tiene la obligación de ganar siempre; es uno de los desafíos más importantes de mi carrera”.
Diego explicaba: “Quería estar en Peñarol, cerca de mi familia, jugar en el equipo del que soy hincha y estar en esos momentos increíbles, como lo será la inauguración del estadio”.
Al momento de compartir algunos de sus anhelos con la camiseta amada, no dudó en afirmar: “Sería un sueño ganar la Copa Libertadores con Peñarol”.
No pudo jugar con Pacheco
Cuando Forlán se incorporó a Peñarol aún resonaban los ecos de la salida del club de un ídolo como Antonio Pacheco. Al respecto, Diego dijo: “Al ‘Tony’ lo conozco, tengo buena relación con él. Tener un jugador de la calidad de él en el equipo hubiera sido espectacular. Siempre se necesitan jugadores con ese pie”.
El 24 de junio, la directiva de Peñarol había decidido no renovar el contrato de Antonio Pacheco.
El técnico Pablo Bengoechea mantuvo una reunión con el presidente Damiani y le comentó que si se quedaba, lo iba a utilizar pocos minutos.
El consejo directivo se reunió, con las ausencias de Carlos Casarotti e Isaac Alfie. Los que estaban y votaron fueron Damiani, Walter Pereyra, Gervasio Gedanke, Rodolfo Catino, Marcelo Areco, Andrés Sanguinetti, Ignacio Ruglio y Edgar Welker.
Decidieron de forma unánime que Pacheco no debía continuar. Determinaron que alguno de ellos iría a la casa de Welker para dialogar con el futbolista y comunicarle lo hablado.
Se trataba del último gran ídolo que ha tenido Peñarol en los últimos tiempos. Ganador de ocho Campeonatos Uruguayos, el futbolista con más clásicos disputados en la era profesional y también el más ganador en esa materia.
“Quedamos en volver a charlar cuando vuelva de su viaje. Antonio ya tiene el curso de técnico y está haciendo el de gerente deportivo. En el futuro, siempre va a tener un lugar en esta casa, por su capacidad intelectual y lo buena persona que es. Tiene la llave y la cerradura del club”, manifestó el presidente, Juan Pedro Damiani.
Una salida poco elegante
A Antonio Pacheco no le gustó nada enterarse por la prensa de que su contrato no sería renovado. De hecho, se supo que el capitán llegó bastante molesto a la reunión que tuvo lugar en casa de Edgar Welker, donde se le comunicó oficialmente la decisión tomada por el Consejo Directivo de forma unánime. Fue lo único que hizo sentir mal al “Tony”, que al parecer veía venir el final de la historia.
A Bengoechea tampoco le agradó esta salida poco elegante del ídolo: “El responsable de que [Pacheco] se vaya no soy yo. Pensé en irme de Peñarol por lo que pasó con él. ‘Tony’ entendió mi situación. Tengo otra manera de ver las cosas, diferente a la que tiene la dirigencia. No fue agradable para nadie. Lo citaron a una reunión y salió antes en la prensa lo que iba a ocurrir. Para los dirigentes tampoco fue lindo”.
Damiani relató los sucesos acaecidos en la reunión que marcó el final de la “era Pacheco”. Comentó: “En el Consejo le pedí al resto de los dirigentes su punto de vista. Ahí salió una postura unánime, y decidimos llamar a ‘Tony’ para reunirnos en la casa de Welker. Le comunicamos la determinación, pero a la vez queríamos lo mejor para él. Es una situación complicada. Es un ídolo del club que participó de muchas cosas importantes: es el capitán, está asociado a un quinquenio que tenemos grabado a fuego, brilló el día del 5-0 a Nacional, nos dio títulos y abrazos. En la vida hay que ser agradecidos. Él es un caballero, y nos dijo que se sigue sintiendo jugador de fútbol. Creo que hemos tratado el tema con la sensibilidad que merece un enorme profesional y un gran tipo”.
Días después, el jugador anunció que su carrera como futbolista había llegado a su fin.
El adiós del “Chino”
Mientras Pacheco se iba de Peñarol y anunciaba su retiro del fútbol, Álvaro Recoba dejaba atrás su etapa en Nacional y también decidía colgar los botines.
Eso lo confirmó en su cuenta oficial de Twitter el 7 de octubre: “En febrero tendré mi partido de despedida. Pronto daré más novedades”, escribió.
El “Chino” se despidió de Nacional con la Copa de Campeón Uruguayo debajo del brazo. Se fue con una sonrisa, y otro título con la tricolor.
Cuatro meses antes de decidir su retiro, el día que ganó la final del Uruguayo, había dicho: “Hoy por hoy mi retiro no depende de nadie. Me iré de vacaciones con la familia y, llegado el momento, veré; pero tengo la tranquilidad de haberle brindado a Nacional lo mejor de mí. Hoy la gente me demostró todo su cariño. Con la familia veremos qué es lo mejor y veré si me quieren aguantar 24 horas del día en casa, je”.
No pudieron jugar juntos
Desde hacía años Pacheco y Recoba habían intentado jugar juntos. En su momento, el “Tony” pretendió traerlo a Peñarol, pero al final el “Chino” terminó en Danubio, y posteriormente pasó a Nacional.
Al terminar sus contratos en los grandes en forma simultánea, surgió la chance de jugar juntos en algún club del exterior. El fútbol australiano tentó a Recoba con una millonaria oferta, pero también le llegó otra, muy superior por cierto, desde la Súper Liga de la India. Recoba se entusiasmó con esta última, ya que sería por tres meses y no estaría tanto tiempo alejado de su familia. Es más, lo habló con su amigo Pacheco, y si el “Tony” se iba de Peñarol, podría acompañarlo en ese desafío y hacer realidad el sueño de jugar juntos. Pero ni Australia ni la India terminaron de seducirlos. Cada uno se quedó en su casa, disfrutando de la vida familiar.
En agosto, en el programa Pura Química, de ESPN, Recoba repasó su carrera y recordó que a su regreso al país “hubo algunos problemas. A la vuelta había mucha gente que quería que volviera a Nacional, yo decidí ir a Danubio y a algunos no les gustó mucho”.
El programa hizo también un repaso de los goles olímpicos que anotó a lo largo de su carrera y Recoba explicó que para convertir de córner, si bien a veces el viento ayuda, lo que importante es la pegada: “No lo entrenás nada; le pegás. A veces entra, a veces no”, confesó.
Se despiden casi juntos
Finalmente, se confirmó que las despedidas de Antonio Pacheco y Álvaro Recoba serán a fines del mes de enero del año que viene y se disputarán en el Estadio Centenario y el Parque Central, respectivamente.
Solo resta saber si el “Chino” estará invitado a la fiesta del “Tony” y si el ídolo aurinegro asistirá a la celebración de su amigo tricolor. Ojalá que sí. El buen fútbol se merece verlos juntos.