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CUATRO LISTAS COMPITEN POR LA SECRETARÍA GENERAL

Elecciones en el Partido Socialista: Frente a frente

Los socialistas van a las urnas para elegir a su secretario general en una instancia inédita en la que competirán cuatro listas. Los candidatos son la expresidenta del Frente Amplio, Mónica Xavier, y el exministro de Salud y Desarrollo Social, Daniel Olesker. Más allá de quién ocupe la secretaría general del viejo partido de Emilio Frugoni, la línea de la organización quedó trazada en el Congreso y tiende hacia la profundización de la democracia y el avance hacia el socialismo.

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Por Pablo Silva Galván

La disputa parece ser, como siempre en la izquierda, entre “renovadores” y “ortodoxos” o, como en el caso concreto del Partido Socialista del Uruguay (PSU) -la organización más vieja de la izquierda-, entre “garganistas” y “oficialistas”. Tal vez estos términos no contengan definiciones de peso y es probable que sean utilizados muchas veces para descalificar al contrario, pero obedecen a una lucha por posiciones en la interna, como lo es, en este caso, la disputa por la secretaría general del Partido. No por casualidad hay cuatro listas.

La particularidad, en todo caso, es que tres de ellas son encabezadas por la senadora Mónica Xavier, expresidenta del Frente Amplio, y la restante por el economista Daniel Olesker, exministro de Salud Pública y de Desarrollo Social durante el gobierno de José Mujica y uno de los creadores del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) en el primer gobierno de Tabaré Vázquez -quien también supo estar afiliado al Partido Socialista.

Ahora, el viejo Partido fundado por Emilio Frugoni en 1910 a partir del Centro “Carlos Marx”, también fundado por él, tiene ante sí una instancia de carácter histórico, al elegir a su secretario general mediante voto directo y con varias listas que expresan a otras tantas corrientes de opinión internas.

El pasado mes de diciembre, el PSU realizó su 48º Congreso, en el que se aprobó una reforma de los estatutos que comprendió tanto aspectos de estructura -se eliminaron los núcleos y se pasó a los centros socialistas- como relativos a la elección de autoridades. Así “se legitimó la existencia de corrientes de opinión internas, las que se pueden expresar en las elecciones a través de distintas listas. Esa es la situación que se da ahora con la presentación de cuatro listas para la elección del secretario general del partido, acto a llevarse a cabo el 13 de marzo”, explicó Olesker a Caras y Caretas.

Durante el Congreso se presentaron varios documentos, y resultó aprobado uno denominado “El proyecto de transformación económica y social con profundización democrática y la lucha por el socialismo”, presentado por un bloque de delegados integrado por, entre otros, Daniel Olesker, Gonzalo Civila, José Díaz, Roberto Kreimerman y José Nunes. Este documento, que constituye la línea del Partido Socialista para este nuevo período de tres años que se abre tras el Congreso, constituye también la plataforma de la lista 4. Esta, con el exministro a la cabeza, pugnará en marzo por la secretaría general con las 1, 2 y 3, encabezadas por Mónica Xavier.

Para Olesker, el Congreso “definió una línea de cambio”. En su opinión, “esto quedó marcado al no aprobar las rendiciones de cuentas de la dirección anterior”. La renovación se expresa incluso en la posibilidad de que “un militante con 12 años de afiliado pueda ser candidato al cargo más importante de la estructura partidaria”. Olesker indicó que “en ese contexto, se entendió que el partido había debilitado sus lazos con el movimiento sindical, cooperativo, estudiantil, es decir el bloque social de los cambios, y por eso ese grupo de compañeros pensó en mí como una persona capaz de retomar esos lazos”.

Esa posición quedó ratificada el lunes, cuando el exministro lanzó su candidatura con una carta en la que expresa haber “contribuido a gestar, durante diez años, importantes transformaciones estructurales de cara a la construcción de la igualdad” y reivindica su pasado sindical como asesor del Instituto Cuesta Duarte, del Pit-Cnt. “Mi vida ha estado signada por el trabajo en el movimiento sindical y en el movimiento cooperativo. Allí he construido mi pensamiento y mi sensibilidad”.

“Si miramos al gobierno del Frente Amplio vemos que 2015 ha sido un año lleno de contradicciones en el cual el decreto de esencialidad en la enseñanza demostró un debilitamiento con el bloque social de los cambios”, agregó, y recordó que el único legislador que se expresó públicamente contra el decreto fue Gonzalo Civila, sin que eso supusiera una renuncia: “¿Gonzalo se alejó del gobierno por eso? No. Creemos que apoyar al gobierno del Frente Amplio es también hacerle ver sus errores”.

Por eso Olesker afirma en su carta que se trata de un “momento bisagra” en la gestión del Frente Amplio, y sostiene: “Para la continuidad del proyecto de cambio no alcanza con preservar los logros (que por cierto son muchos), sino que es necesario un salto en calidad que nos permita recuperar la ofensiva política frente a una derecha en avanzada en América Latina”. Esto implica “dar un nuevo impulso a la distribución de la riqueza, poner en marcha un cambio en la estructura material y productiva de nuestra economía, superar la hegemonía cultural conservadora, represiva e individualista”.

Los debates del Congreso refrendaron esta postura con su llamamiento a defenderse de los embates de “la derecha conservadora” en el continente y reafirmar la unidad de acción en las fuerzas de izquierda. “Eso significa el respaldo del gobierno de Tabaré Vázquez y a los gobiernos departamentales administrados por el FA, particularmente al de Montevideo, conducido por el socialista Daniel Martínez”.

El exministro reafirma creer en “los proyectos colectivos, en la necesidad de hacer política con propuestas, con ideas de cambio y con militancia en la calle. Estamos convencidos de que la tarea está en el territorio, en los movimientos sociales, en la descentralización, en los gobiernos, sin encerrarnos, sin jamás romper el vínculo con el entramado social del que surgimos”. Y añade: “Para nosotros no hay mesías ni imprescindibles y ningún puesto militante implica `cambiar de lado del mostrador´».

También asegura no ser “bicho de aparatos ni de internas”. Recuerda su formación en los movimientos sociales y, en ese sentido, reivindica las movilizaciones. “Es un error pensar que está mal que la gente se movilice y reclame”, dice, y recuerda que “siempre ha habido grupos, organizaciones y movilización de la gente”.

Para Olesker, el Frente Amplio tiene que dar un “salto en calidad”: “No alcanza con preservar los logros alcanzados sino que hay que lograr un salto de calidad sobre la base de los tres o cuatro temas, que [van] en la nueva dirección elegida: la discusión de la distribución del ingreso por el salario; la sabia decisión de postergar la discusión presupuestal; el debate de las empresas públicas y su rol”, consideró.

Frente a frente

Contra Olesker, disputando la secretaría general del viejo Partido de Emilio Frugoni, se ubica Mónica Xavier, expresidenta del Frente Amplio. Encabeza tres listas, pero una de ellas, la 1, denominada Socialistas, es conocida como la “oficialista”. La integran, entre otros, el actual secretario general, Yerú Pardiñas, la senadora Daisy Tourné, la directora general de secretaría del Ministerio de Turismo, Hyara Rodríguez, y el director del Instituto Nacional de la Juventud, Santiago Soto.

El Congreso instaló una nueva “legalidad partidaria” que permite los cambios que se están procesando. No obstante, Olesker recordó a esta revista que “gane quien gane en marzo, la línea que se deberá llevar adelante es la expresada en el documento que fue aprobado por el Congreso”.

Este, entre otras cosas, señala varios temas centrales para debatir, relativos a la economía del país y, en particular, a la distribución de la riqueza. Para esto propone el análisis de la relación salario-ganancia, la regulación de los precios de la canasta básica, dotación presupuestal en términos de gasto público y gasto social, y la necesidad de una reforma tributaria “de segunda generación con énfasis en los gravámenes sobre las grandes ganancias y el capital, tal como manifiesta el programa del Frente Amplio”. Para los socialistas “este asunto debería definirse de cara a la rendición de cuentas 2017”.

A continuación, el documento agrega la necesidad de “la provisión, acceso y calidad de los bienes públicos sociales”. Esto, a juicio del PSU, implica discutir sobre “los nuevos desafíos de la reforma de salud, vinculados a la desmercantilización, la democratización del acceso y la mejora e igualación de la calidad, considerando entre otros aspectos el llamado «fonasamiento» de ASSE y la ampliación de niveles de cobertura sobre todo en el área rural y en las prestaciones de salud mental y bucal, ampliando las primeras e incorporando las segundas al plan de salud colectiva (PIAS)”.

“De los distintos desafíos y ejes de debate que planteamos, y enmarcados en nuestra Estrategia de Democracia de Nuevas Bases”, agrega el documento partidario, “derivamos una discusión profunda de los límites y posibilidades de nuestros modelos progresistas. Esa discusión, lejos de desestimar lo que hemos hecho, se para sobre los avances y conquistas alcanzados, y se plantea con inteligencia la necesidad de reconocer sus propios límites y construir otros paradigmas para avanzar y profundizar más, proponiendo nuevos y significativos cambios que eviten el estancamiento y agotamiento de los procesos que hemos iniciado”.

Llama a asumir “los signos de retroceso que se observan en América Latina y los problemas que nosotros mismos enfrentamos” y entiende que estos “no son explicables meramente por aspectos internos y específicos de cada proceso, o por la sola ofensiva de la derecha, ni tampoco por una especie de traslación política mecánica del cambio del ciclo económico. Estamos a tiempo de dar paso a una reflexión más rigurosa y exigente con nosotros mismos. En este marco, la necesidad de discutir el capitalismo y de pensar en horizontes alternativos que le den sentido y futuro al proyecto político de las fuerzas populares, nos plantea el desafío de construir en el seno del Frente Amplio y las fuerzas sociales del cambio, una perspectiva superadora”.

Más adelante sostiene que para los socialistas “la política, que debemos reivindicar, convocando cada día a más ciudadanos y ciudadanas a participar de ella, no se trata solamente de ganar elecciones -algo que es sin dudas muy importante pero no suficiente para transformar la sociedad-, se trata de construir poder de cambio, y la disputa con el poder conservador y dominante que además produce un sentido común funcional a su reproducción, nos exige una fuerte ofensiva militante y cultural, desde la fuerza política, el gobierno y la sociedad”.

Estas definiciones constituyen ahora la línea que el Partido Socialista impulsará a través de su accionar político y la que deberá ser observada por el secretario general que resulte electo en el acto comicial de marzo, más allá de los énfasis y personalidades.

Las otras listas que compiten en la interna y llevan a Xavier a la cabeza son la 2 y la 3. La 2, denominada Socialismo es Libertad, incluye al exsenador y dirigente del sindicato bancario y del Pit-Cnt Eduardo Lalo Fernández, al expresidente de AEBU Fernando Gambera, al secretario nacional de Cuidados, Julio Bango, y a la exdiputada María Elena Laurnaga. La lista 3, por su parte, se denomina Corriente Socialista Renovadora. Presenta al exsecretario general Manuel Laguarda, al secretario general de la Intendencia de Montevideo, Fernando Nopitsch, al exintendente de Paysandú Julio Pintos y al exdiputado Hermes Toledo.

El 48º Congreso del PS también decidió respaldar el Sistema Nacional de Cuidados, así como la política de inversión productiva en infraestructura y en educación. Además, los congresistas decidieron continuar apoyando el proceso de descentralización a través del tercer nivel de gobierno (municipios), por entender que “acerca las políticas territoriales a la gente”.

No va más
El Partido Socialista ha tenido una agitada vida interna en los últimos tiempos, marcada por el retiro de sus filas de afiliados como el economista y socio del grupo CPA-Ferrere y Asociados Gabriel Oddone, hijo de los históricos militantes socialistas Juan Oddone y Blanca Paris, destacados historiadores y académicos. En su nota de renuncia, difundida por las redes sociales, Oddone señalaba que “es mucho tiempo sintiendo vergüenza de todo el comportamiento público del PS y sus autoridades» y que «no existe la más mínima posibilidad de cambiar esa realidad». «Creo que el PS es parte del problema, no de la solución», culminaba. Unas semanas después se conoció la renuncia al PSU de Pedro Apezteguía, director de Descentralización e Inversión Pública de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), para quien los socialistas han perdido “la lógica mesura y la sensatez que eran su seña de identidad”. Hay “advenedizos y otros que pertenecen ideológicamente a otras tiendas” que tienen al Partido prisionero. “Es inoportuno discutir sobre la regulación de los precios de la canasta básica, las dotaciones presupuestales en clave de gasto público y gasto social, y en la necesidad de una reforma tributaria de segunda generación, con énfasis en los gravámenes sobre las grandes ganancias y el capital”, advirtió. “Estoy convencido de que los impacientes de ahora y desmelenados de siempre han hecho daño al proceso que entre todos construimos y lo continuarán haciendo”, finalizó en su carta, pública, en la que anunciaba su desvinculación del Partido.

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