"Nosotros no pedimos nada al Estado, lo hacemos por vocación y por el convencimiento de que brindar oportunidades puede cambiar vidas. Las mujeres que han delinquido también merecen una segunda oportunidad, y si les enseñamos a trabajar, a capacitarse y a generar ingresos de manera legítima, estamos construyendo una sociedad más segura y equitativa", explicó Rapalín. Además de este proyecto, también ha trabajado en la creación de programas de mentoría para mujeres emprendedoras y en la articulación de redes de apoyo para aquellas que buscan insertarse en el mundo empresarial.
Rapalín será reconocida con el Premio Artemisa, otorgado por la Gran Logia de la Masonería. Este prestigioso galardón destaca a mujeres que han trabajado incansablemente por el bienestar social y la equidad de género. Para nuestra entrevistada, este reconocimiento es un honor y una validación de su compromiso con la causa. "Es un recordatorio de que, aunque a veces nuestro esfuerzo pase desapercibido en ciertos círculos, siempre hay alguien observando y valorando el impacto que generamos", expresó.
Una visión crítica sobre la política
Rapalín no oculta su preocupación por la baja representación femenina en el Parlamento y en espacios de decisión. A pesar de que el actual Gobierno ha designado mujeres en altos cargos, señaló que la participación femenina en el poder sigue siendo limitada y con obstáculos estructurales. "Las mujeres tenemos que demostrar nuestras capacidades, mientras que a los hombres no se les mide con la misma vara", afirmó.
Uno de los mayores desafíos, según ella, es la dificultad que enfrentan las féminas para financiar sus campañas políticas. "No sabemos salir a pedir apoyo económico para una campaña. Hay mujeres independientes que pueden autofinanciarse, pero otras no, y no se les está dando la oportunidad", denunció.
En este sentido, defiende la importancia de la ley de paridad como un mecanismo necesario para garantizar la presencia femenina en política. "Yo pude ingresar al Parlamento gracias a una cuota, y luego demostré que era capaz… No se trata solo de llenar un cupo, sino de darle oportunidades a mujeres que han militado por años y que tienen vocación de servicio", señaló. Asimismo, resaltó la importancia de que las mujeres en política no solo ocupen cargos, sino que también generen cambios estructurales y abran camino para otras. "Es fundamental que quienes llegan a posiciones de poder no sean funcionales a los intereses de ciertos sectores, sino que trabajen en pos del bienestar de todas las mujeres", agregó.
Un mensaje de unidad y sororidad
De cara al 8 de marzo, Rapalín envió un mensaje a las mujeres que buscan emprender o incursionar en la política. El énfasis está en la unión y la sororidad. "Si no ocupamos estos lugares, alguien más lo hará y quizá no tenga la vocación de servicio ni el amor por la gente que podemos tener nosotras", sostuvo.
Para Rapalín, el trabajo en redes y la construcción de alianzas entre mujeres es fundamental para avanzar. "No puede haber partido político que nos divida entre nosotras. Primero tenemos que mirar por las mujeres y luego por nuestra ideología. La vocación de servicio debe ser lo primero en cualquier político, sea hombre o mujer", concluyó.