Por IPF
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Pasadas las tres menos cuarto de la tarde de este martes un Peugeot estacionó frente a la sucursal del Banco República de La Paz. Varias personas bajaron corriendo. Dos lo hicieron a cara descubierta, a los otros no se les veía el rostro. Entraron a la casa bancaria al grito de “esto es un asalto; todo el mundo al piso”, golpearon a una funcionaria policial, redujeron a la guardia y tomaron a una mujer de rehén. Hasta ahí, lo relativo a la seguridad (de ellos), aunque no queda claro qué hicieron con el policía que estaba en la garita, pero según el parte la Policía cumplió con el protocolo que se utiliza en este tipo de casos. Parece que los delincuentes tenían los suyos y también le salió a la perfección: uno de los asaltantes estaba encargado de mirar el cronómetro: “Faltan 40 segundos”, se le escuchó decir. “20 segundos”, gritó más tarde mientras los compinches apuraban la empresa. “Nos vamos”, fue la orden y nadie la desacató. En un minuto con cuarenta segundos estaban de regreso a un punto ya pautado. Llevaban consigo unos veinte mil dólares para repartir entre siete, aunque en eso hay discrepancias, de acuerdo a fuentes consultadas por Caras y Caretas Portal. Mucho riesgo y poco rédito Se sabe que el auto en el que huyeron los delincuentes había sido robado en noviembre del año pasado y que lo quemaron en la calle Osvaldo Rodríguez, una zona alejada del barrio Colón. Luego habrían huido en otro vehículo, seguramente también robado. Policía sospecha que el fusil utilizado, un AK 47, corresponde a uno de los que fue robado en el Batallón de Infantería 1. Uno de los problemas de este episodio es que las cuentas no cierran. Veinte mil dólares es muy poco dinero para la inversión que implica semejante asalto. Carece de sentido pensar que tuvieron la “inteligencia” de medir sus tiempos, pero no sabían que acceder al tesoro no era fácil, cuando en los bancos pululan los carteles que dan cuenta que la bóveda tiene sistema de apertura con retardo. Y es obvio que no se preocuparon por el policía de la garita porque sabían que contra él no podían hacer nada. Sólo manejar sus propios tiempos. Una fuente policial consultada por Caras y Caretas Portal dijo que “a medida que pasan las horas la investigación se va enviciando. Para tener una idea de qué digo, varió la cantidad de involucrados en relación a la que se tuvo en un primer momento”. ¿Consideraban que eran más? No, al revés, que eran menos. ¿Hay alguna pista sobre el auto que utilizaron para el segundo escape? No, quizá se fueron caminando. ¿Lo dice porque se fueron caminando? Se lo digo porque esa también es una posibilidad. Cuando robaron las armas del Batallón N° 1, el subsecretario Jorge Váquez consideró dos líneas de investigación: narcotráfico o mercado negro fuera del país. Ahora se dice que el AK 47 parece ser el que robaron en aquel suceso, pero entonces se equivocaron en la hipótesis. Puede ser, aunque los fusiles robados a los que alude, aunque similares, no eran AK 47. Pero los delincuentes también se equivocan y siempre dejan pistas. ¿En este caso, el del BROU de La Paz, qué pistas habrían dejado? Primero le digo que no estoy directamente involucrado en esa investigación. Segundo, que no preciso estarlo para sacar conclusiones. Mire, en este caso tenemos delincuentes jóvenes y vigorosos que se suben de un salto arriba del mostrador. Otro que mide los tiempos. Pero no sólo hace eso. A él nadie le cuestiona; le obedecen. Si él es el cabecilla quiere decir que puso toda la carne en el asador. Entonces la banda no es muy grande. Son ellos y punto. ¿Alguna vez escuchó la frase “cherchez la femme”? Bueno, acá le cabe otra: “Busquen al veterano”. El que planeó esto pinta canas y no conoce de tecnología. Sus seguidores tampoco son buenos en esa materia. El comunicado del Ministerio del Interior da cuenta de que la jueza del caso no autorizó de que fueran divulgados los rostros de los dos que actuaron a cara descubierta. Esos no tenían nada que perder. Es mejor que dejemos esta conversación por acá.