Si hablamos de nuestro país y de productividad en general, lo planteamos como el requisito indispensable para el crecimiento, y sin dudas es menudo desafío porque el tema no es tan fácil y, por tanto, como es evidente, crecer es complicado. Por eso destacamos la necesidad de entender cómo mejorar la productividad, y buscar de la mano de especialistas, en este caso el Dr. Fleitas, intercambiar en relación a cuál es, de acuerdo a su visión, la realidad de Uruguay en torno al concepto de productividad y cuáles son los principales retos que tenemos en la materia, en particular en términos de política pública.
Sebastian Fleitas me invita a repasar la tradicional función de producción, que muestra la relación entre la producción y los factores trabajo L y el capital K. Para aumentar la misma debe haber más trabajo o más capital, o más de los dos, o aumentar la calidad de los mismos, siendo más productivos. Uruguay puede crecer con mejora del trabajo o con mejora de la productividad. En el trabajo tenemos una agenda pendiente. Se puede mejorar la formación. Hay un tema fundamental en los temas de calidad del trabajo. En lo que hace al capital hay oportunidades de crecer y hacer una inversión más rentable. Pero también tenemos una inversión baja. Para mejorar la inversión también hay que mejorar la productividad. Para crecer si miramos el L y el K tenemos que mejorar la productividad.
Por cualquier lado que se mire, el crecimiento tiene claro anclaje en la productividad. Para mejorar los ingresos y hacer más y mejores políticas se necesita crecer y el crecimiento viene por mejora de la productividad.
¿Cómo se mejora la productividad en Uruguay?
Aumentar la cantidad de trabajadores hoy, dada la estructura poblacional del Uruguay, va a ser difícil, pero mejorarlo es una opción más cercana. Para eso, Uruguay requiere aumentar el gasto en educación, que si bien en términos comparativos no es malo, es una realidad que tiene que gastar más y hacerlo rendir más. Un ejemplo son las escuelas públicas; las que tienen apoyo adicional de comisiones de padres en general muestran mejores resultados en su funcionamiento que aquellas que no cuentan con estos recursos adicionales.
¿Cómo se construye una agenda para mejorar el crecimiento y la productividad?, ¿por dónde aumentar la productividad?
Lo primero que es necesario es pensar en un "pacto", que implica salir de la zona de confort y de lo que pensamos y hacemos siempre. Ese "pacto" debe ser una herramienta que permita distribuir de forma tal que beneficie a todos. Si la economía crece y los salarios caen no es bueno en términos de repercusión de productividad. Hay que generar una especie de acuerdo social en salarios, condiciones de trabajo y políticas sociales.
En segundo lugar, es necesario focalizar la estrategia en sectores. En primera instancia abrirse al mundo como economía pequeña. Tenemos que lograr un proyecto de apertura que logre crecer y ganar para todos. Las medidas tienen que ser de acuerdo a las características del sector. Se deben evaluar bien las condiciones de cada uno y las trayectorias posibles. Necesitamos generar una apertura inteligente, sino la apertura per se puede ser buena para unos y muy mala para otros.
Un segundo tema grande es el de regulaciones. En el sector no transable hay un conjunto de complejidades muchas veces asociadas a problemas de distribución que nos traen problemas a la hora de generar innovación y favorecer una competencia saludable.
El tercer tema, negociación colectiva y cómo introducir la productividad. Es necesario crear un marco de confianza y hoy faltan indicadores. Desperdiciamos oportunidades e instituciones que son muy fuertes en Uruguay, como es el caso de Inefop, para aportar en estas herramientas. Se requieren más políticas de Estado en negociaciones tripartitas, sistemas de indicadores de productividad para los diferentes grupos y empresas. Avanzar en el acceso de información es fundamental para esto. La agenda no es sencilla y se tiene poco avance. Los países europeos son una referencia importante, ya que hay mucha experiencia en la materia.
Entonces, para sintetizar, tres temas claves para contribuir a la mejora de la productividad son la apertura, la mejora en la regulación y competencia y la negociación colectiva, introduciendo la discusión sobre la productividad.
¿Cuánto pesa la productividad en el sector público en relación al resto de la economía?
Hay avances pero sigue siendo una carga. Cada vez que se discute el Estado es desde un enfoque fiscal y no con la lógica de cómo se debe pensar el Estado y con qué eficiencia. Siempre hay cosas para recortar pero también para potenciar. Hay un enfoque demasiado fiscal que complica mucho, porque no muestra la relevancia de crecer y hacer más desde lo público, sólo destaca los excesos o lo atribuye como causa de todos los males. En lo que hace a la productividad es una situación persistente. Tenemos muy buenos ejemplos con el caso de la DGI y su reforma del 2006 que fue una muy buena experiencia, pero quedó después estancada. Esto muestra otro aspecto que es el mantenimiento de las reformas, enfoque que falta mucho. Muchas veces se hacen reformas y luego quedan estáticas.
¿Cuánto pesa la regulación en relación a la productividad y cómo se puede potenciar?
La regulación es fundamental porque determina los límites y los incentivos. Y termina siendo lo que permite la innovación, la sana competencia o genera determinado marco. O, por el contrario, condiciona las posibilidades de mejorar o alternativamente promueve malos incentivos.
¿Cuáles son los principales indicadores que tenemos que mirar a la hora de evaluar la productividad? Por lo menos para empezar.
Lo primero a destacar es que los indicadores clásicos son muy malos. Y lo segundo es que no hay recetas únicas, hay que definir de acuerdo a cada sector. Los indicadores son uno de los grandes desafíos. Y se deben ver indicadores de producción, pero también de calidad del trabajo y salud ocupacional. Se requiere una cantidad de indicadores a medida de calidad, cantidad y salud en el trabajo. Y después de medir, si hay ganancias se discute cómo se reparten. Hay experiencia en la industria de frigoríficos, en laboratorios, no se parte de la nada en Uruguay. Y mejorar es integral, no solo a costa de los trabajadores.
¿Cómo se ve a Uruguay desde el exterior?
De Uruguay se destaca la estabilidad democrática y cómo procesa cambios en forma estable. De afuera se ve una estabilidad sana. Pero la contraparte es la lentitud y ahí tenemos un problema, porque cuando la gente mira Uruguay, ve que falta para avanzar. No hacemos locuras pero vamos lento. Y más recientemente algunos temas que son relativamente nuevos son llamadas de atención, como la nueva criminalidad. En Uruguay está cayendo el Estado de bienestar, que era lo que daba sustento a esa estabilidad. Estabilidad, lento y con signos de preocupación de nuevas realidades a revertir como criminalidad, narcotráfico y seguridad. Como se viene hasta ahora, no se va a revertir.