En 1991, el entonces presidente argentino Carlos Menem (1989-1999) se subió a una Ferrari roja, regalo de un empresario, y manejó a 190 kilómetros por hora desde la residencia oficial en Buenos Aires hasta el balneario Pinamar, a más de 350 kilómetros al sur de la capital.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Su imagen sonriente, posando y conduciendo el automóvil de lujo, quedó para la posteridad como el símbolo de ostentación y corrupción en Argentina que caracterizaron a la década de 1990.
Menem, también reconocido por sus famosas patillas canosas y su pronunciado acento riojano, de la provincia La Rioja, de la que fue gobernador (1973-1976 y 1983-1989), falleció este domingo 14 de febrero a los 90 años, ingresado en un sanatorio de Buenos Aires por una infección urinaria.
Su salud se había deteriorado en los últimos años tras volver al ruedo político en el Congreso de su país.
Larga trayectoria
Carlos Saúl Menem nació el 2 de julio de 1930 en la localidad de Anillaco, La Rioja, y comenzó a interesarse en la política a principios de la década de 1950, al conocer al entonces presidente Juan Domingo Perón.
Los buenos vientos económicos y la recuperación de la imagen argentina, hicieron creer a muchos que la bonanza sería igualitaria y duradera.
Años después, en plena dictadura militar, sería uno de los fundadores, en la clandestinidad, de la Juventud Peronista de La Rioja, y en 1972 fue uno de los pasajeros que viajó en el avión junto al propio Perón en su regreso desde el exilio en España.

Menem y Duhalde, cuando prometían la «revolución productiva».
Al asumir en julio 1989, Menem recibió una economía estancada y con hiperinflación (764 por ciento a mayo de ese año); un país que vivía saqueos, pobreza, desempleo y una gran desconfianza en la clase política, a tan solo seis años del regreso a la democracia, luego de la última dictadura (1976-1983).
Llegó prometiendo una “revolución productiva” pero se dedicó a demoler al Estado argentino obra, en gran arte, de su antiguo líder Juan Domingo Perón.
Demoler al Estado
Sus políticas neoliberales bajaron la inflación y generaron un impulso económico, pero también estuvieron envueltas en escándalos de corrupción que llegaron hasta la misma Casa Rosada.
Menem también fue un niño mimado de los medios, pues los escándalos y su gusto por el lujo acaparaban titulares.
Su familia, integrada en aquel momento por su esposa Zulema y sus hijos Carlos y Zulemita, también pasó a formar parte de la «farándula» argentina, constantemente seguidos por la prensa.
Los buenos vientos económicos y la recuperación de la imagen argentina, hicieron creer a muchos que la bonanza sería igualitaria y duradera.
Del amor al odio
La Ferrari, regalo del empresario italiano Massimo Del Lago, quien buscaba construir una autopista, fue subastada tras las críticas que recibió el presidente, que precedieron a una ley de ética sobre presentes hechos a mandatarios.
«Es mía, ¿por qué la voy a vender? Es mía, ¡mía!», dijo Menem por aquel entonces.

Menem y su famosa Ferrari, uno de los tantos escándalos de su gobierno.
En su época al frente del país, recibió en la Casa Rosada a la banda británica de rock The Rolling Stones, acudió a fiestas de famosos, jugó al fútbol con el astro Diego Maradona y protagonizó escándalos cuya cobertura mediática solo se comparaba a los tiempos del expresidente Juan Domingo Perón y su esposa Evita.
Abogado de profesión, Menem se embarcó en una política de privatizaciones que quitó de manos del Estado a todas las empresas de servicios y recursos con las que contaba el país.
Atentados
También durante su mandato ocurrieron los dos atentados más mortíferos de la historia argentina.
El primero, el 17 de marzo de 1992, cuando un coche bomba impactó contra la embajada de Israel en Buenos Aires, causando 22 muertos y 242 heridos.
El segundo ocurrió el 18 de julio de 1994 contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina, que dejó 85 muertos y unos 300 heridos.
Por este último ataque Menem fue juzgado en 2015 como sospechoso de haber entorpecido la investigación, cargo por el que la fiscalía había pedido cuatro años de cárcel.
Finalmente, el expresidente fue absuelto en el año 2019 de las imputaciones en su contra.
Reverenciado en un principio y odiado al final, el expresidente terminó su segundo mandato rodeado de acusaciones de corrupción y causas abiertas.

Cuando llegó a gobierno se quitó la patillas a imagen de su admirado Facundo Quiroga.
Una de las más importantes fue la de la venta de armas a Ecuador y Croacia, por el que incluso llegó a estar unos meses en prisión, en el año 2001.
Tras varias instancias legales, que incluyeron sobreseimientos y reaperturas de las investigaciones, todos los investigados y procesados fueron absueltos en 2018.
Su llegada al Senado argentino le permitió eludir a la Justicia amparado en su inmunidad parlamentaria.
En 2001 se casó con la chilena Cecilia Bolocco, Miss Universo 1987, con quien tuvo un hijo a quien mantuvo lejos de los focos, a diferencia de su primogénito Carlos, fallecido en 1995 cuando el helicóptero que piloteaba cayó a tierra, un accidente que aún se investiga y que marcó la vida del expresidente.
La pareja se divorció en 2011.
Quiso volver
Tras dejar el poder en 1999 y ser testigo de una de las peores crisis que enfrentó el país en 2001, Menem buscó volver a la presidencia en 2003, pero consciente de que apenas tenía chances de ser elegido, no se presentó a la segunda vuelta electoral, por lo que la máxima jefatura quedó en manos de su rival, Néstor Kirchner (2003-2007).
En 2005 y 2011 volvió al Senado, para después alejarse de la vida política activa por unos años.
Es mía, ¿por qué la voy a vender? Es mía, ¡mía!»
En 2017, a los 87 años, probó suerte otra vez en el Congreso, ya aquejado por diversas enfermedades, y regresó a un escaño en el Senado.
Como reflejo de la importancia que tiene su figura en Argentina, Amazon Prime trabaja en una serie televisiva sobre su vida.