Un nuevo estudio publicado por el diario científico «Current Biology» indica que el aumento de actividad física no es suficiente para perder peso a largo plazo, aunque es esencial para tener una vida saludable. Según los investigadores liderados por Herman Pontzer de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (Suny), nuestros cuerpos terminan adaptando el nivel de gasto de energía diaria para permanecer con el mismo con o sin ejercicio, lo que significa que no necesariamente quemamos aquellas calorías extras apenas ejercitándonos más. Ellos defienden, evaluar los impactos de la actividad física en nuestro equilibrio energético y recuerdan la importancia de acompañar los ejercicios con una dieta correcta y equilibrada para alcanzar el objetivo si de perder peso se trata. «Los ejercicios son realmente importantes para nuestra salud», dijo Pontzer. «Es la primera cosa que destaco cuando cualquier persona me pregunta sobre las implicancias de nuestro estudio. Tenemos incontables pruebas de que los ejercicios son importantes para mantener nuestros cuerpos y mentes saludables y el estudio no dice nada que contradiga ese mensaje», argumentó. Sin embargo, el experto aclaró que «nuestro trabajo apunta a la necesidad de focalizar la atención en la dieta, particularmente cuando el tema es bajar de peso y prevenir que posteriormente se gane aun más peso lo que no es en absoluto positivo para la salud». De acuerdo con los científicos, el descubrimiento ayuda a explicar el porqué de que las personas que comienzan un programa de actividades físicas para perder peso frecuentemente declinan y en pocos meses el proceso de pérdida revierte. Estudios comparativos anteriores ya habían mostrado que personas con un estilo de vida más activo tenían un gasto de energía diario similar al de las personas sedentarias pero hasta ahora no había ninguna indicación directa de como eso podía influir en la pérdida de peso. Pontzer relata que tuvo la idea de investigar eso después de pasar un tiempo con el pueblo Hazda, población tradicional de cazadores-recolectores del norte de Tanzania (África) “Los hazda son increíblemente activos, recorren largas distancias a diario y realizan duros trabajos sin descanso, pero, a pesar de ese alto nivel de actividad, descubrimos que ellos tienen un gasto de energía similar al de las personas que viven de forma más sedentaria y moderna en Estados Unidos y en Europa. Eso fue una verdadera sorpresa y llevó a pensar en la conexión existente entre las actividades físicas y el gasto de energía», explicó el investigador. Para explorar la cuestión más profundamente, Pontzer y sus colegas midieron el gasto de energía diario a nivel de actividad física de más de 300 voluntarios, hombres y mujeres por una semana. Los análisis demostraron que el padrón de balance de energía se mantenía en las personas con baja actividad física. Las personas con un nivel moderado de actividad ganaban apenas cerca de 200 calorías más que aquellas consideradas sedentarias, con lo que quedó demostrado que aumentar la actividad no mostraba efectos en el gasto de energía. “Las personas más activas físicamente quemaban la misma cantidad de calorías por día de las que eran moderadamente activas- resume Pontzer. Los investigadores afirman que no se puede presumir que más ejercicios siempre se convertirán en una mayor cantidad de calorías quemadas. Según ellos, probablemente existe un “punto ideal” en la actividad física que no perjudique a la salud y además lleva al cuerpo a tener que hacer grandes ajustes para adaptarse. Los científicos planean investigar como el cuerpo responde a los cambios en relación al nivel de actividad para ver si existen otras alteraciones como en el funcionamiento de los sistemas inmunológico y reproductiva que puedan explicar esta adaptación a mayores demandas físicas sin que exista un mayor consumo de calorías.
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