La imagen de que los blancos se pelean siempre y la permanencia de la actual interna, podrían complicar las posibilidades electorales del Partido Nacional, dijo a Caras y Caretas el politólogo Oscar Botinelli, al analizar la situación de esa colectividad. El partido nacido en la batalla de Carpintería como el de los “defensores de las leyes” y guiado durante años por Manuel Oribe -la primera víctima de un golpe de Estado colorado-, vive una interna conflictiva que enfrenta al herrerismo con un espacio vagamente identificado con la figura de Wilson Ferreira Aldunate. Desde que el año pasado el Frente Amplio (FA) diera por terminado el denominado caso Sendic la opinión pública asiste a la guerra interna de los blancos, quienes no pierden oportunidad de herir a sus rivales y de aprovechar cualquier coyuntura para juntar algunos votos. Es el caso del intendente de Soriano, Agustín Bascou. Nada más conocido su affaire con la venta de combustible de las estaciones de su propiedad a la Intendencia, el propio Luis Lacalle Pou, figura indiscutida por ahora del herrerismo, salió a la prensa a reclamar la renuncia del jefe departamental. Bascou fue electo por Alianza Nacional (AN), sector acaudillado por el senador Jorge Larrañaga, pretendido heredero del wilsonismo. El suplente es herrerista. Por otra parte en Artigas, el intendente de Artigas Pablo Caram, electo por Alianza Nacional, pidió pase hace algunas semanas al herrerismo. Una vez concretada su incorporación a las filas de Lacalle Pou echó a todos los directores se Alianza. Nadie habló de juste de cuentas, pero es evidente que ajustó todas sus cuentas con sus exlíder. Sobre este contexto Botinelli reflexionó recordando que “hay como una frase hecha que dice que los blancos se viven peleando. Y cuando entran en conflicto reviven esa imaginario entre la gente. Es una imagen negativa. Repercute negativamente porque es una imagen que complica”. Consultado por Caras y Caretas acerca de si esta interna puede influir en las posibilidades electorales del nacionalismo, indicó que esto “depende de si continúa o si el Partido Nacional logra atemperar el enfrentamiento. El voto es multicausal y no necesariamente esta situación lo puede llevar a perder votos”. Ingresando en el terreno de los sectores Botinelli no consideró que necesariamente AN sea “el sector más complicado. No lo veo así”. Precisó que el Partido Nacional se puede dividir en tres áreas. “Una es el sector de Lacalle Pou (Todos) que tiene todos los juegos positivos y negativos de estar compuesto por tres, o cuatro, corrientes. Una la del propio Lacalle Pou y su grupo Aire Fresco, otra la de la lista 71 y finalmente el sector de Javier García y su lista 40. A esto podemos agregar a (Carlos) Encizo que está armando su propio grupo”. El herrerismo “tiene la vitalidad de poder agrupar a estas corrientes”, sentenció. Deteniendo la mirada sobre Alianza Nacional, consideró que este sector, liderado por el senador Jorge Larrañaga. “está bastante bien estructurado. Tiene ahora este intento de Gandini de formar un movimiento de carácter nacional. Logró obtener el nombre de Por la Patria para su grupo en un intento por revitalizar la mística del wilsonismo”. No obstante el problema en Alianza Nacional “tal vez sea el de toda esa gente que se fue de allí y ahora busca un espacio propio. En ese grupo podemos ver a la senadora Verónica Alonso, que es la que más aparece como presidenciable en ese sector”. Alonso le hizo saber a Larrañaga, según consigna el semanario Búsqueda en su edición de la semana pasada, su intención de ser precandidata del sector relegando al propio líder de Alianza al primer lugar en la lista al Senado. “Y está el grupo de los intendentes, con un (Sergio) Botana muy activo en las declaraciones, con (Fernando) Antía, con (Adriana) Peña”, gragó para finalizar el detalle de los subgrupos que integran el espacio wilsonista. Para Botinelli esta situación puede configurar en el mediano plazo una fortaleza para el partido. “Creo que es un sector que no está tan complicado”, subrayó. En un intento por recuperar protagonismo, Larrañaga remitió la semana pasada un carta al Honorable Directorio, en la que propone comenzar a trabajar en la construcción de una agenda común de «grandes temas nacionales». Su idea es que esta propuesta sea presentada al resto de los partidos opositores. «Estamos convencidos que la sociedad observa a nuestro Partido y al resto de la oposición, esperando señales claras que demuestren capacidad de conducir un nuevo tiempo para el Uruguay», indica la nota. Bascou y la ética Un terreno particularmente espinoso para los partidos políticos, mucho más desde el denominado caso Sendic, es el de la ética en la función pública, y ahí el Partido Nacional, que pretendió erigirse en una especie de fiscal comienza a derrapar- Primero fueron las denuncias contra el intendente Fernando Antía (Alianza Nacional) por la compra irregular de las cámaras para el sistema de videovigilancia en Maldonado. Después llegó el caso Bascou. Y ahí el nacionalismo perdió la brújula. “En el caso Bascou hay que tener en cuenta que desde el caso Sendic las normas de medida de la ética pública -alguien dijo que la vara era más alta-, se hicieron más exigentes y los juicios son más duros”, señaló. Sendic renunció a su cargo de vicepresidente de la República tras conocerse el dictamen del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio sobre el uso de su tarjeta corporativa cuando era presidente de la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (Ancap). “Hay otro elemento en esta situaciones y es la participación de la Junta de Transparencia (Jutep) que fue muy dura en su dictamen tanto para Sendic como para Bascou. Y no obstante, el Partido Nacional no lo ha tomado en cuenta y sancionado al intendente con una medida leve”, precisó. “Creo que hay gente dentro del Partido Nacional que percibió que había una situación que complicaba a todo el partido, teniendo en cuenta como resolvió el Frente Amplio el caso Sendic, pero además como resolvió el Partido Colorado la situación del exdiputado Sanabria. El Partido Colorado lo resolvió en 24 horas”, señaló. Indicó que este caso fue aprovechado políticamente por el herrerismo por boca de su líder, Luis Lacalle Pou, quién reclamó de inmediato la renuncia del intendente de Soriano a su cargo. Queda ahora por verse si antes de cerrarse los casos mencionados se abre otro capítulo en el viejo partido de Oribe, Luis Alberto de Herrera y Wilson Ferreira Aldunate.
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