Los jóvenes políticos de la vieja política

Las encuestas de opinión le siguen dando mal a la actividad política y a la parlamentaria. En una parte importante de la población se mantiene la desconfianza hacia los políticos al punto de hacer tabla rasa y pensar que son todos iguales, y que la mayoría de ellos gozan de privilegios al que el grueso de la sociedad no accede.

Con estos y otros cuestionamientos fuimos a buscar la opinión de las jóvenes camadas de militantes, interpelarlos en la opción elegida y poder concluir si la renovación, además de etaria, también lo es de la práctica política.

Muchas de las respuestas son comunes en las distintas pertenencias y otras son diversas dentro de una misma colectividad; mala cosa es asistir con prejuicios y esquemas.

Casi todos coinciden en las dificultades que representa ser joven y pagar “derecho de piso” para llegar a lugares de decisión y esa condición de joven se expresa también dentro de los géneros.

Una respuesta que no dio ninguno de los entrevistados es valorar la política como “el arte de lo posible”, y eso es una buena señal, de parte de una generación que mas allá de las banderas, combate lo que encierra esa frase que históricamente ha sido utilizada para no cumplir promesas de campaña electoral, o rebajar alcances de los programas.

Gonzalo Gómez de 22 años, integrante de la departamental de jóvenes del Partido Nacional (Por la Patria), Analía Scapino de 20 años de, Gurises MPP (GMPP), Hugo Cámara, 28 años, integrante de la Coordinadora de Jóvenes del Partido Colorado e integrante del Comité Ejecutivo Nacional (PC), Mariana Arias, de 28 años, secretaria general de la Unión de Juventudes Comunistas de Montevideo (UJC), Pilar Simón, de 24 años, integrante de la Comisión Nacional de Jóvenes del Partido Nacional (Lista 40), Belén Lista, de 24 años, militante frenteamplista en la zona rural de Las Piedras (ZRFA), Gabriela Fallini, de 27 años, presidenta de la Departamental de Paysandú del Frente Amplio (PFA), y Micaela Martínez, de 29 años e integrante de la Dirección del Sindicato Único de Telecomunicaciones (Sutel); por separado, fueron sometidos a un pequeño cuestionario que respondieron desde la frescura de sus jóvenes edades, aunque todos ya tienen un camino recorrido en la militancia.

Muchas de las entrevistas serán publicadas íntegramente en sucesivas publicaciones para conocer más a fondo los motivos que los llevan a asumir la política como una opción de vida.

¿Qué es la política?

Ubicando el objetivo de la política en la línea del horizonte, para Analía (GMPP), Pilar Simón (PN40), Mariana (UJC), Belén (ZRFA), Gabriela (PFA) y Micaela (Sutel), esta debe servir para cambiar o transformar la realidad, el actual estado de las cosas y esa definición general puede llegar en los militantes de izquierda a la transformación de la sociedad entendiendo por esto el cambio en las relaciones sociales y de poder y, en el caso de Pilar (L40), cambiar algunas prácticas políticas que tomen en cuenta la necesidad de renovación general y el rol de la mujer.

Más aterrizado a lo concreto, para Hugo (PC) la política debe servir para ayudar a la gente, en tanto para Gonzalo (PLP), su rol fundamental es de servicio, solucionar los problemas de la gente y el “fin último de la política no es el poder, o no debería serlo”, dice Gonzalo convencido.

En materia de respuestas concretas, la mayoría de los militantes se han volcado a colaborar en las ollas populares y en el caso de Analía (GMPP) en la clase apoyo a estudiantes, un práctica asistencialista que encuentra un motivo concreto de trabajo político.

Su práctica política

Los entrevistados desarrollan su actividad en diversos ámbitos y reflejo de esos ámbitos es la jerarquización que le dan al mismo y a su praxis.

Todos los integrantes de partidos políticos jerarquizan la organización política ya que es esta, creen ellos, la que termina definiendo (solucionando) las demandas de la sociedad. Micaela (Sutel) si bien reconoce ese rol, entiende que la práctica política se puede desarrollar en el escenario sindical o social y que esos espacios tiene la misma jerarquía que lo partidario.

Pilar (L40) coloca un punto de inflexión interesante cuando expresa que hay “muchos militantes de causas (ambientalistas, feminismos, Lgbtiq+ y otras) que no encuentran espacios o no sienten como propios los partidos políticos.

Para Belén, Gabriela, Mariana y Analía, la militancia en el seno de organizaciones gremiales de estudiantes, los sindicatos y algunas organizaciones sociales es un ámbito natural para la izquierda.

Para Gonzalo (PLP), “los jóvenes trabajamos en los barrios en las ollas populares, en campañas de recolección de abrigo en invierno, en la solución de temas municipales o de dificultades ante algunos organismos públicos y yo reivindico que los blancos debemos tener una participación directa en los sindicatos y en los gremios de estudiantes”.

Hugo (PC) reconoce como una autocrítica la falta de presencia del partido en los territorios por fuera de las estructuras partidarias, y han definido como horizonte la recreación de los Clubes del Partido.

Clase y privilegios

¿Existe una clase política y siguen considerándose privilegios los ingresos económicos de los legisladores y los fueros parlamentarios?

La pregunta operó como una granada de fragmentación en los esquemas de pertenencia partidaria.

Para Pilar (L40), Gonzalo (PLP), y Hugo (PC), comparar el elenco político nacional con el argentino resulta inevitable; en esa comparación, nuestra “clase política” goza de cierto prestigio que no la hace caer en la politiquería que, sostienen, expresan la política argentina e incluso la brasilera.

Gonzalo (PLP) considera que no se lo puede definir como una clase y que se debe medir mas su actuación en función de servicio y de solución de los problemas reales de la gente, pero que el instituto del fuero parlamentario habría que revisarlo por considerarlo que “en esta democracia que tenemos hoy, las razones de su creación (salvaguardar la opinión de la oposición del poder de turno) parece no tener mayores peligros y que los ingresos en la medida que financian a los partidos políticos, no están mal.

Para Pilar (L40), un legislador gana menos que un gerente de una empresa privada, pero con más dolores de cabeza y cree que los fueros deben sostenerse siendo responsabilidad de cada uno en no abusar del mismo. No considera a los políticos como una clase en sí misma, aunque reconoce la necesidad de su renovación, concepto que comparte Hugo (PC) aunque considera natural la permanencia natural de los líderes políticos.

Mariana, Analía y Gabriela entienden que algunos políticos representan los intereses de clase, tanto las dominantes como otros la de los asalariadas, pero justifican en el sistema republicano la existencia de gente que se dedique en forma exclusiva a la política.

Mariana (UJC) sostiene que los ingresos económicos no solo financian a la fuerza política, sino que es lo que asegura, por un lado, que la política no solo sea una actividad para quienes dispongan de poder económico y esto permite que cualquiera pueda ser legislador, al igual que entiende que el fuero permite preservar las expresiones políticas de los opositores.

Micaela (Sutel) opina que efectivamente existe una clase política con privilegios por que lo que habría que revisar el monto de sus ingresos económicos y eliminar los fueros parlamentarios para que la actividad política se parezca más a la vida de un ciudadano común de la sociedad.

Gabriela (PFA) va un poco más allá y pone como ejemplo el salario del presidente Lacalle Pou, el más alto de la región y cree que el sistema político debería dar señales en ese sentido.

“Derecho de piso”

Llegar a lugares de decisión política siendo joven (y en algunos casos siendo mujer) hace necesario recorrer diversas peripecias. En el caso de los partidos Colorado y Nacional, desde 2014, más o menos, se ha instalado la elección de jóvenes dentro de la estructura juvenil partidaria y en algunos casos por acuerdo político y en otros por reforma de su carta orgánica, los jóvenes ocupan un lugar en los órganos de conducción partidaria, en el Honorable Directorio en el caso de los nacionalistas y en el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado en el otro.

Gonzalo comenta que si bien desde los 14 años se puede integrar la juventud del partido, es en realidad a partir de los 16 años que se integran activamente y que en el caso de su experiencia personal, desde los 19 años que ocupa lugares de relevancia y hoy con 22 años es asesor de las bancadas nacionalistas tanto en senado como diputados. “Hay una fuerte apuesta a la formación política de los jóvenes en cursos brindados por la Fundación Konrad Adenauer en temas que harán a la gestión política en concreto”.

Su correligionaria Pilar, directora de la comisión nacional de jóvenes del Partido Nacional, reconoce los espacios cedidos, pero tiene una visión critica sobre la lucha por ocupar espacios de poder, que también abarca a sus congéneres y manifiesta algunos “botijeos” por parte de los mayores, que combate con fuerza y con respaldo detrás.

Reivindicando su condición de joven y mujer sigue impulsando un cambio cultural en el partido: “Cuando se conformaban las listas yo veía que se rompían la cabeza para poner una mujer cada dos hombres, pero no entendía por que usando la misma lógica no ponían un hombre cada dos mujeres”.

Mariana es secretaria de la UJC, una organización que integra el Partido Comunista y que está en permanente consulta sobre políticas públicas hacia la juventud y entiende como natural ese espacio joven de militancia, donde de alguna manera pasar de la UJC al partido se ve como un “ascenso” de las responsabilidades.

Analía, de Gurises MPP, cuenta es una estructura flexible para la integración de los jóvenes que quieran sumarse y la relación orgánica con el MPP aún esta en proceso. “Pertenecemos a Gurises MPP, pero no tenemos problemas en integrarnos a una agrupación o ser miembros de la dirección de estructuras territoriales e incluso tenemos el ejemplo de Diego Reyes, un militante de Gurises que hoy es diputado”.

Belén, de la zona rural de Las Piedras, tampoco vive con conflicto su participación política como joven y pone de ejemplo a los actuales diputados del MPP Margarita Lisbicht, Sebastián Sabini y Agustín Mazzini, todos en el entorno de los 30 años.

Gabriela, presidenta de la departamental FA de Paysandú aún sigue asombrada con su elección que contó, debió superar el descreimiento de muchos de sus colegas militantes en cuanto a sus posibilidades de ser electa presidenta. En un cambio que hace más al trabajo de género es una de las 13 presidentas mujeres de las 19 departamentales del Frente Amplio.

Para Micaela (Sutel) la renovación generacional en el movimiento sindical se ha dado en forma natural. Esta el ejemplo de Florencia Leymonié, secretaria general de Sutel, con 33 años, y los datos del último congreso de la convención de trabajadores arrojó que el 28% del total de los congresales tienen entre 30 y 39 años y un 35% menos de 49. A su vez del total de congresales el 45% eran mujeres.

“Bichos raros”

Todos coinciden en que sus congéneres y familiares los ven como “bichos raros” por haber optado por una vida militante. Sin embargo, a pesar de no entender o compartir los motivos de esa “pasión militante”, no ven con malos ojos la práctica política que desarrollan.