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Columna destacada | Venezuela |

La sombra

Por Enrique Ortega Salinas.

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Caras y Caretas Diario

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Pero tampoco lo salva

Lo salvará su conciencia

Y en eso me ha puesto el alma

 

He andado en tantos caminos, pueblos, villas, ciudades, puertos y aeropuertos, montañas y llanuras…

He visto tantas luchas, tanta muerte, tanta injusticia, coraje y cobardía, traición y lealtad…

He visto de vez en cuando a la verdad abrirse paso pese a las mentiras del poder; pero he visto a tantos compañeros sucumbir frente a la embestida mediática y terminar creyendo las calumnias del enemigo…

A veces, muy de vez en cuando, me siento cansado. Julio Chirino, embajador de Venezuela en Uruguay, me comentó un día mientras tomábamos un café, lo desgastante que le resultaba salir todos los días a desmontar una nueva mentira contra su país. Alguien, mucho tiempo atrás, ya había sentenciado: “Miente, miente, que algo queda”, máxima que Goebbels remató afirmando que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Pues, quizá, ni siquiera sea verdad que lo dijo Goebbels, pero lo que importa es el contenido.

Tantas veces dijeron que Maduro es un dictador, tantas veces dieron noticias manipuladas con respecto al “régimen de Nicolás Maduro”, que millones de personas lo repiten a diario como autómatas. Ricardo Mollo afirma que hay algo llamado “alta rotación”. Te ponen un tema todo el día en la radio y lo terminás tarareando.

Cada vez que leo a Mateo, Leandro y Alberto Grille tratando de explicar lo que sucede en Venezuela, siento que en ellos habita la misma angustia de saber que la realidad es otra muy diferente de la versión que ha logrado imponerse a nivel mundial, y no es capricho nuestro, es que hemos estado en Venezuela las veces necesarias como tener claro que se ha montado una mentira brutal sobre lo que ocurre en ese país.

He visto a tantos pobres creando riqueza para unos pocos y militando incluso para que esos pocos los sigan explotando… Un día ayudé a una india a cruzar la frontera de Colombia, rumbo a Ecuador, para que los delincuentes de Migraciones no se aprovecharan de ella y su ignorancia. Tenía poco más de treinta años; pero sus manos cuarteadas de tanto quitar millares de cáscaras de plátanos congelados, parecían de una anciana. Me contó que cuando cumpliera cuarenta, la echarían y no sabría qué hacer porque en su pueblo había poco trabajo. Me contó de cómo trabajaba en situación de esclavitud por unas pocas monedas.

Eso hace la derecha.

He visto a tantos pobres votando dioses ricos… En mi propio país hay gente humilde deslumbrada por un Sartori o un Lacalle, quizá movida por un ancestral sentido de sumisión. Un taxista negro me aseguraba en Caracas que los norteamericanos estaban destinados a gobernar al mundo y que por eso Dios los había hecho tan altos y tan grandes. Huelga decir que votaba a Henrique Capriles.

En Paraguay, donde reina el corrupto Partido Colorado, muchos pobres, víctimas de un impresionante lavado de cerebro colectivo, votan por esa organización delictiva porque para ellos las elecciones son como un campeonato de fútbol. Colorados y liberales son la misma cosa, tal como colorados y blancos en Uruguay, adecos y copeyanos en Venezuela o panistas y priistas en México, o sea, los brazos políticos de la oligarquía. Mirtha Legrand dice que ése es un término perimido, igual que izquierda y derecha. El problema no es que lo diga; el problema es que le creen.

He visto tantas veces a CNN y otras cadenas internacionales de desinformación decir que había un tirano donde hallé un demócrata… He visto a tantos jueces ceder a las presiones del poder supranacional y terminar condenando a los enemigos de los poderosos… He visto a tantos periodistas completar la tarea de enchastre… La víctima puede ser Víctor Hugo Morales en Argentina, Rafael Correa en Ecuador o Lula y Dilma en Brasil… No importa… El suprapoder derechista domina artes que la izquierda ignora y esa impericia la condena. Abundan los periodistas mercenarios como el ególatra Jorge Lanata y las ratas como Almagro, todos dispuestos a sepultar las ideas que otrora defendieron si con ello se aseguran las treinta monedas. Sobran formadores de opinión capaces de convencer a la mayoría de los argentinos de que el fiscal Nisman se suicidó y que, faltaba más, “la yegua lo mandó a matar”, cuando es obvio que el corrupto se voló la cabeza.

El suprapoder no solo domina con falsedades; domina y manipula también con el silencio. No informar algo equivale a una mentira pasiva. Ahora que ha quedado demostrado mediante filmaciones que quienes quemaron un camión en el puente fronterizo que une a Venezuela con Colombia no fueron los miembros de la Guardia Nacional Bolivariana, sino los mismos opositores, sigo esperando que tales videos, que son varios, sean comentados por los principales canales de televisión de Uruguay y el mundo…

Y sigo esperando…

Y bien, el camino será muy largo,

pero hay que andarlo y andarlo…

No he mencionado autores, porque hay canciones que ya no pertenecen a sus creadores, sino al pueblo y hay letras que se fueron forjando a través del tiempo con la sangre de muchos héroes anónimos.

Venezuela, traicionada y abandonada, está cayendo. La oposición apátrida, Trum y Almagro no quieren diálogo ni elecciones; quieren ganar por la fuerza lo que no ganaron en las urnas. Los corruptos regímenes del Grupo de Lima quieren sangre y el senador estadounidense Marco Rubio incita en las redes sociales a asesinar al presidente caribeño. Mientras Maduro habla de paz, ellos, cegados por el odio, nos quieren ahogar en ríos de sangre. La doctrina Trump fue explicada claramente por él mismo: “Te ayudo; pero me tendrás que dar el 50 % de tu petróleo”. Lo dijo así, sin pudor.

Si Venezuela cae, caerá un bastión, una de las últimas resistencias al abuso imperial en América la Pobre. La derecha internacional ha cerrado filas en su contra y las cadenas noticiosas colaboran con todo su poder. A los desertores se les ofrece dinero y gloria. El Fondo Monetario Internacional tiene los grifos abiertos para el cipayo Mauricio Macri; pero los cierra para el díscolo Nicolás Maduro, al cual le están haciendo lo mismo que a Salvador Allende. Ya he visto esta crónica. En Chile asfixiaron al gobierno de izquierda para colocar en el poder al golpista y dictador Augusto Pinohet; en Venezuela están por sacar a Maduro para colocar a prepo a un diputado que se autoproclamó en una plaza pública.

Imagina que te estoy estrangulando y mientras tanto te critico porque no respiras. Imagina que tengo el poder de ordenar a todos tus conocidos que no te compren ni vendan nada; les prohíbo darte créditos y luego te critico porque no mantienes bien a tus hijos. Imagina que te robo 30.000 dólares y luego te ofrezco ayudar a tu familia con 200 dólares… pero para dártelos tienes que aceptar que mis amigos rapiñeros y violadores entren con dicha ayuda a tu casa, donde está tu familia… ¿Qué dirías? ¿Y qué dirías al vecindario si te critica por no aceptar dicha ayuda?

Ahora convierte los 30.000 dólares en 30.000 millones y la ayuda en 20 millones y si no te das cuenta de lo que trato de decirte, es porque sos un tonto útil.

Los peores enemigos de la democracia y los mejores cómplices de los imperios son los ignorantes.

En 1986 Estados Unidos ingresó armas para la contra en Nicaragua en aviones que, supuestamente, llevaban alimentos y medicinas y luego repitió la artimaña en otros países.

Luego de liquidar a Nicolás Maduro irán por Evo en Bolivia. De Daniel Ortega en Nicaragua ya se están encargando.

Una oscura sombra está cubriendo a América Latina.

Es la sombra del águila.

Es cierto, la izquierda está cayendo… pero aun no toca el suelo y por peores momentos ha pasado y cuando recuerdo a nuestros mártires se me va el maldito cansancio y continúo el camino con Mateo, Leandro, Alberto y otros compañeros de esta revista y algunos otros medios que aun se atreven a desmontar las mentiras de la derecha, una por una, día a día, minuto a minuto.

Como dice Calle 13, “soy América Latina, un pueblo sin piernas, pero que camina”.

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