Finalizó la Exposición Rural. Don Pablo Zerbino, presidente de la Asociación Rural del Uruguay, linajuda institución que basa su poder en que, justamente, custodia los linajes de los animales expuestos, ya nos retó, como siempre, en el discurso de cierre. No lo escuché, pero leí sus reclamos y sus reproches. El dólar está caro para sus costos pero barato para sus exportaciones. Contradicción que parece no importarles y que no disimula su reclamo de devaluación. El problema es el “atraso cambiario” y todo se arreglaría con una buena devaluación aunque ella nos encarezca la vida a todos. Con gran cuidado evitó referirse a la imposición de los frigoríficos que les fijan muy abajo precios de compra de sus ganados. Contra el gobierno, altaneros reproches y acusaciones. Contra los frigoríficos, disimulado lloriqueo, no es cuestión de que suspendan las compras y los dejen con los campos llenos. Apenas una mención a la tan esperada y luchada apertura de Estados Unidos para nuestra carne ovina con hueso, que fue todo un logro. Ellos son, sobre todo, criadores de novillos. El linaje viene de la bosta de las vacas. Eso sí, reproches duros porque no aprovechamos para meternos en más tratados de libre comercio. Como si todos nos estuvieran rogando que participásemos y nosotros fuésemos unos estúpidos que los despreciamos. Y reclamos por los tamberos que han cesado de producir en medio de esta baja de precios de la leche que es mundial. Esto último me plantea algunas preguntas: la primera es quiénes eran los endeudados que el BROU está refinanciando. ¿Estos pequeños tamberos familiares o los grandes establecimientos? Cuando hay cosas de las cuales no se habla, a uno se le despierta la curiosidad. La segunda pregunta es: ¿quién les compró los campos? Pobres tamberos chicos que tuvieron que vender. ¿Quién está comprando si el negocio es pobre? Para mi modo de ver, el mal negocio no es ser tambero, sino ser chico. Hace tiempo que no se habla de ello, pero los chicos, cualquiera fuese el rubro que explotaban, se fundían y eran expulsados del campo a un ritmo de más de uno por día. Si sos grande, el campo es el capital y tenés posibilidades mayores de endeudarte, refinanciarte y salir de los malos trances. Para el chico, por bueno que sea el año, es imposible crecer porque el grande no vende. Compra y se agranda cuando un chico se funde. Otra pregunta es si no sienten la necesidad de protestar por el cierre del puente en Río Branco para reclamar que Brasil nos cuotifique las exportaciones de lácteos con ese destino. ¿No les importa? Por último, para dejar la cosa por aquí :¿hicieron el campo trabajando o lo heredaron? Vamos, vamos que la vacunocracia no está compuesta por “emprendedores”, sino por “heredadores”. Tan patriotas que, cuando les viene bien, venden aquí y compran en Paraguay donde todo es barato, sobre todo el trabajo de los peones. En fin, son los dueños de la tierra y de los linajes animales. Ellos no le piden al gobierno; lo retan y le reclaman como si sus intereses gozasen de derecho divino. Nunca ganaron tanto como en los últimos años y mantienen su linajuda altivez. Los necesitamos y nos necesitan. Veremos cómo salir adelante, pero no se crean intocables. En realidad, y esta es una preocupación que excede lo que pienso y siento acerca de la “vacunocracia” y los capitalistas en general (que ahora prefieren que los llamemos “emprendedores”), encuentro cada vez más problemática la existencia y funcionalidad de los Estados nacionales tal como fueron creados hace un par de siglos. Salvo unos pocos paraísos fiscales cuya fuente de financiamiento es blanquear capitales negros, todos los Estados nacionales están endeudados y no se financian. Sea porque ideológicamente no quieren hacerlo gravando al gran capital, sea porque no se animan temiendo las represalias y la huida de los mismos, sea porque el capital financiero ya ha creado un entramado legal que le permite evadirse. Evadir impuestos y castigar a quienes los enfrentan. Si el gran capital financiero te señala con una nota negativa a través de sus calificadoras, quedás tan fuera del mundo como los leprosos en la Edad Media. No creo que el brexit haya sido un fenómeno que no tiene nada en común con las aspiraciones independentistas de Cataluña. ¿De qué sirve permanecer en una España que no levanta cabeza y sigue empantanada en su decadencia económica y en una corrupción que ya deberíamos considerar institucional y permanente? ¿De qué le servía al ciudadano medio inglés permanecer en una Unión Europea que le imponía políticas económicas restrictivas y debilitaba su sentido de orgullo nacional en aras de un difuso sentimiento europeo? Uno intenta reflexionar tratando de independizarse de lo que los medios de información-deformación-sujeción venden, y se formula preguntas. ¿Quién gobierna el mundo? No me vengan con que cada Estado nacional es independiente y soberano cuando estoy viendo todos los días cuánto dependemos de la inversión extranjera y todo lo que debemos hacer para que nos beneficien con esa inversión. Como si la hicieran de buenos que son. No me vengan con Naciones Unidas, a la cual, en su momento, todos los mandatarios van y hacen sus estudiados discursos a los que nadie atiende. Y no me vengan, tampoco, con los organismos internacionales como el FMI, la OCDE o cualquier otro. Son únicamente mandaderos del capital financiero internacional. Es como si pretendieras hacerme creer que el verdugo es el responsable de la muerte del ejecutado. Uno no puede menos que augurar flacos resultados a los esfuerzos de Jorge Larrañaga, a quien respeto y estimo desde que lo traté como intendente. ¿Cree realmente que sus esfuerzos por construir en acuerdo con toda la oposición una plataforma común pueden llegar a ser algo más que una blableta llena de generalidades? ¿Cree que, en caso de concretarse en algo, esto no sería un programa de derecha indigerible? No digamos que el Frente Amplio es una fuerza política de izquierda, tan progresista que pueda llegar a ser revolucionaria y atacar al gran capital, no digamos que es lo que soñamos un día, hace ya tiempo. Pero ¡a su izquierda no hay nada! La oposición durante casi un año dominó la Cámara de Diputados y lo único que pudo hacer fue votar investigadoras. Algunas han sido buenas, otras inocuas y otras actuarán como plataforma de lanzamiento de escandaletes. Los une la oposición al Frente Amplio y un vago discurso de moralidad y buena administración. Considerando que, para la mayoría, lo bueno es frenar los salarios, dejar caer las políticas sociales, privilegiar la enseñanza privada sobre la pública y reexaminar la “agenda de derechos”. A la izquierda del Frente, que está más en el centro que nunca, no hay nada viable. La oposición está más ligada que nosotros al gran capital, y si gobernase, también lo haría atendiendo esa demanda. Y no digo que sean malos, que piensen en hacernos sufrir por crueldad o revanchismo. Cree realmente que la única política posible es la que sacrifique a las grandes mayorías. Y un poco cree que no hay que decirlo, pero habrá que hacerlo. Y ¡basta por hoy con estos asuntos! Que ni son novedosos ni muy profundos. Transmito inquietudes, soluciones no tengo. Lo que me queda es una pregunta para todos los compañeros con quienes hemos estado del mismo lado tanto tiempo. Compañeros, el huracán Irma estuvo tres largos días sobre la pobre Cuba desplegando toda su fuerza destructiva. Sabemos que hubo pocos muertos porque la prevención y el auxilio son proverbiales desde la revolución. ¿Recuerdan que a poco de triunfar, el ciclón Flora casi nos mata a Fidel? Hace muchos años ya, pero durante todo este tiempo Cuba fue un faro que iluminaba al mundo. Un bastión dispuesto a resistir invasiones, sabotajes y bloqueos. Una mano solidaria extendida para refugiados; una posibilidad gratuita de que nuestros hijos estudiaran. ¡Caramba! Aquí en Uruguay hay más de 50.000 ojos que ven gracias a la Operación Milagro. ¿Será que, demasiado ocupados por las cuestiones éticas en torno a Raúl Sendic no hemos puesto atención en que nuestros hermanos sufrieron lo peor del huracán? Que sus centrales termoeléctricas fueron afectadas, que falta agua potable, que hay decenas de miles que se quedaron sin casa y sin nada. Compañeros: ¿ya no nos duele Cuba?
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