Durante los años ochenta la vida de los habitantes de Novokuznetsk, una ciudad industrial del sur de Siberia, fue capturada por el lente un grupo de fotógrafos. Aquel colectivo, denominado TRIVA, buscaba que sus imágenes fueran espontáneas y no posadas, tal como se estilaba en la antigua Unión Soviética. Esa intención se contradecía con la postura oficial, por lo que los integrantes del grupo fotográfico fueron acusados de denigrar el estilo de vida soviético. Así, las autoridades los despidieron de la fábrica donde trabajaban, evoca el portal de la televisora rusa RT.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARME