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Editorial

Sanguinetti sobre el Frente Amplio

Mientras te tengamos enfrente, vamos bien

Por Alberto Grille.

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En una columna de Infobae, y perseverando en su rol de ideólogo de la derecha política uruguaya (gracias a la tontera de Pompita y el Guapo que le han dado vida a quien armó “la embestida baguala” poniendo el sello de “corruptos” a los blancos, y traicionó antes a Wilson), acaba de lanzar una de sus “fake ideas” señalando que con la renuncia de Danilo Astori a su precandidatura se da “el adiós a la izquierda uruguaya moderada”.

Nada más lejano de la realidad.

El anciano ex presidente afirma que “la renuncia de Danilo Astori a su candidatura presidencial marca un punto de inflexión en la historia del Frente Amplio”, y tras varias consideraciones erróneas señala que “estamos ante un hecho mayor: se ha terminado el Frente Amplio «moderado», el que paraba «las locuras», el que era votado por mucha gente que, sin ser frentista, ante lo que sentía como un inevitable triunfo frentista pensaba que era un modo de preservar al país de males mayores… (…) Ahora queda el Frente Amplio puro y duro. El del MPP, del Partido Comunista, del PIT CNT y un Partido Socialista que, sin la estructura de los anteriores, termina siendo arrastrado (…) Se me dirá, por supuesto, que esto es agitar fantasmas, porque no están proponiendo ninguna revolución y, luego de tres gobiernos, eso ha quedado claro”.

Al final, sólo al final, asoma algo de verdad.

Hasta el anciano emblema del antiguo régimen tiene que reconocer que el Frente Amplio no es “el cuco” que él y sus amigos de “agite derechoso” pretenden.

Para empezar, el Frente Amplio llegó al gobierno siempre en elecciones irreprochables, no como las tuteladas por los militares de noviembre de 1984, con partidos y candidatos proscriptos, y miles de presos políticos, además de la ayuda que la dictadura brindó al “caballo colorado del comisario”.

Nuestro origen siempre fue democrático, no estuvimos cerca de ningún golpe de Estado, sino que fuimos sus víctimas.

Y ni qué hablar del Escuadrón de la Muerte, cuya idea nació en la lista 15, según “Búsqueda” y sus documentos del Departamento de Estado. Ni de recibir informes directamente de los militares sobre asesinatos y torturas en el gabinete del “presidente constitucional” Juan María Bordaberry, como también publicó “Búsqueda”, citando su último libro.

A lo largo de tres gobiernos, el Frente Amplio ha quedado como lo que es, la fuerza política más democrática que gobernó el país desde por lo menos 1967.

Nunca se reprimió a nadie (como en el gobierno de Pacheco Areco, del que Sanguinetti fue ministro de Industria, aunque nunca lo recuerde, ni en el de Bordaberry, donde tuvo a su cargo la Educación, y redactó la Ley de Educación), ni ningún presidente frentista de jactó jamás de “no haber perdido una huelga”.

Nunca hubo tanta libertad de prensa, y bien que la aprovecha la derecha contra la Izquierda para cubrirla de insultos y fake news de la mañana a la noche.

Y los tres gobiernos frentistas han logrado 14 años de crecimiento ininterrumpido de la economía, con medidas de inclusión social que obtienen para Uruguay los mejores indicadores sociales de América Latina, además de las medidas en materia de salud que han hecho que la OPS declare al doctor Tabaré Vázquez, en Nueva York, “héroe de la salud mundial”.

En los gobiernos de Sanguinetti pasó todo lo contrario: hubo recesión, aumentaron la desigualdad y la pobreza. En el primero de los fascículos que festejan sus cien años de vida, “El País” publicó un artículo donde el ex presidente Luis Alberto Lacalle Herrera señaló que el gobierno le había llegado con 7% de déficit fiscal y 129% de inflación.

El segundo gobierno de Julio Sanguinetti fue todavía peor: acumuló tensiones  de todo tipo que le pasó en bandeja, deliberadamente, a Jorge Batlle para que le reventara la Crisis del 2002 en la cara. Al fin y al cabo, ya le “había arrancado el brazo derecho” en 1989, cuando prefirió que ganara Luis Alberto Lacalle Herrera, para poder volver al gobierno en 1995.

Si hay alguien a quien sólo le ha interesado el gobierno y el poder en Uruguay en las últimas décadas, ése es Julio María Sanguinetti, quien le quiere dar imposibles lecciones de democracia y buen gobierno al Frente Amplio.

Quiero decir que me siento muy contento de que sea el ideólogo y el centro de la unificación de los partidos Nacional y Colorado, pretendiendo, como dijo Fernando Amado “que el batllismo gobierne a través del herrerismo”.

Lo que no dicen Sanguinetti ni Amado es que el batllismo de José Batlle y Ordóñez se murió, o, mejor aún, junto con el wilsonismo, hoy residen en el Frente Amplio.

La fuerza política más democrática y la que mejor ha gobernado el país en los últimos cincuenta años.

Y que estoy muy contento de que otra vez, como siempre, lo tengamos enfrente.

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