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"terminar con la caza de brujas"

Periodista británico analiza la humillación en Internet

En su libro”Humillado:Cómo la era de internet cambio la manera de enjuiciarnos en público”, el periodista británico, Jon Ronson trata el tema, mostrando el otro lado de las apreciaciones públicas virtuales.

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Las redes sociales pueden ser un lugar donde las personas comunes tengan voz para expresar sus opiniones, un espacio libre, democrático, al que cualquiera tienen acceso para opinar o desarrollar sus pensamientos, pero también puede ser un  lugar que favorezca el enjuiciamiento desmedido, un espacio de agresión, donde nos ataquemos unos a otros sin medir límite alguno muchas veces escudados en una suerte de anonimato y de una forma decididamente cruel. En su libro”Humillado:Còmo la era de internet cambio la manera de enjuiciarnos en público ”(Editorial Best Seller) el periodista británico , Jon Ronson trata el tema, mostrando el otro lado de las apreciaciones públicas virtuales. Muestra casos como los de Justine Sacco (especialista en Relaciones Públicas, Que en  2013 camino a África del Sur, publico en Twitter lo que parecía ser una broma “Estoy yendo para África. Espero que nadie me contagie SIDA. Estoy bromeando. Soy blanca!”. Fue despedida y pronto hizo presa de ella un serio cuadro depresivo. Otro caso es el Adria Richards, directora de una startup que fotografió dos hombres en una conferencia de tecnología y resolvió publicar la imagen en Twitter dónde ambos se reían de una broma machista. Los tres perdieron el empleo. Después está la historia de Linsey Stone, americana que sentía agrado sacando fotos de forma “desobediente” y sin atarse a convencionalismos frente a placas, la que fue descubierta y perseguida por una imagen que tomó en un cementerio de Arlington frente a la tumba de un soldado desconocido. Ella fingía gritar y mostraba el dedo anular frente a una placa que pedía “Silencio y Respeto” Ronson, que fuera también un “ex humillador” confesó haber entrevistado decenas de personas para entender como las historias se desarrollaban. El periodista cuenta que no fue tan sencillo entrevistar a las personas pero que en algunos casos tuvo suerte. Justine Sacco fue la más difícil de convencer pero conocía alguno de sus libros  y tenían amigos en común con lo que consideró que el entrevistador era confiable. Sacco amenazaba cambiar de idea en muchos de sus encuentros pero Ronson manifestó paciencia y le prometió que “devolvería su reputación”. Cuando el libro estuvo terminado, cerca de su lanzamiento ella estaba muy arrepentida. Tenía un  nuevo trabajo, y decía que ese episodio no tendría que haberla molestado tanto hiriendo su susceptibilidad a extremos desestabilizantes. Hasta “The New York Times ” publicó un fragmento del libro antes de su lanzamiento y ella escribió luego disiento “que había valido la pena sacar la historia a la luz”. Ronson considera que las personas sienten miedo y que también él fue atacado lo que le resultó desagradable y muy molesto. Por defender a Justine leyó cosas como “Ese Ronson también es un racista “Inclusive cuando el dentista mató el león en Zimbabue-caso muy sonado en las redes- la gente escibia”Apuesto que ese tipo apoyó al asesino “En este momento Ronson se ríe de algo que en su momento le resultara muy doloroso. Confiesa que algunas veces llegó a cancelar almuerzos y cenas por encontrarse deprimido después de leer lo que escribían sobre èl. Consultado sobre si había sentido miedo o dudas sobre estar defendiendo personas que no habían obrado bien, el periodista contestó que siempre había hecho una cuidadosa selección y solo eligió personas que consideraba merecían ser defendidas. En su libro no hay personas ruines, como por ejemplo racistas de verdad.Ronson afirma que si hubiera considerado a Justine una racista verdadera no habría escrito sobre ella. Saber cómo el público recibiría su trabajo le preocupaba y eso le hizo crear determinadas reglas de trabajo como tener determinada claridad sobre lo que realmente pretendía. Una de las conclusiones a las que llegó es que no estaba en contra de las críticas que la personas pueden hacer en las redes en contra otras de modo contundente pero si se opone a la desproporción del castigo, juicios de valor categóricos y esquilmantes de carácter netamente destructivo desconociendo si la situación amerita una condena tan grande. De eso se trata el libro en definitiva. Sobre si es posible controlar esos ataques desmesurados en masa el periodista no está tan seguro. “Muchas cosas suceden de forma completamente inesperada”-dice-como en el caso de Rachel Dolezal, activista americana de derechos civiles que fingía ser negra. Ronson nuca imaginò que las personas escribirían en Twitter promoviendo una campaña de odio contra ella. De un momento para otro la mayoría decidió que Rachel estaba apropiándose de la cultura negra para obtener ventajas. Pero el caso era el de una persona complicada, con problemas psicológicos, que provenía de una familia llena de trastornados mentales. La gente suele enjuiciar con completo desconocimiento de la historia que hay detrás de cada persona, no mide consecuencias que en algunos casos pueden llegar a ser fatales. En internet la crueldad contra Rachel Dolezal atravesó los límites seriamente. Saber cómo sucedió, no es fácil de prevenir. Mucha gente llama a estos casos “linchamiento virtual” pero el periodista no está de acuerdo, y considera que bastaría con denominar el tema como “caza de brujas”. De todos modos no hay que perder de vista la humillación existente lo que hasta puede terminar con la muerte o un linchamiento en la vida real. Varios casos de persona humilladas en las redes se suicidan. El periodista no habla de adolescentes que sufren bullying virtual sino de adultos que no soportan las agresiones. Muchas personas que agreden por internet lo hacen en nombre de la bondad e inclusive con buenas intenciones. En el caso de Justine Sacco los que la humillaron querían mostrar su compasión pro las personas que mueren de SIDA en África. En nombre de eso terminaron haciendo algo horrible, destruyendo a una persona sin compasión no reparando en las consecuencias. El periodista no considera que la represión de los ataques por internet tengan que venir de manos de la justicia sino que habría que conversar el tema públicamente y dar lugar a la reflexión. Por los mismos días en que el libro salió, Monica Lewinsky becaria que había estado envuelta en el sonado caso con el expresidente Bill Clinton, habló sobre el tema en una conferencia contando como el comportamiento de las personas logran lastimar de forma grave a otra que no conocen.La solución para el periodista y escritor está en unir voces que toquen el mismo tema. Las personas pueden repensarse y revisar sus actitudes enfrentadas al problema. Aunque dice que él no va a lograr salvar el mundo, ha tomado situaciones de personas sometidas a la degradación moral y tratado de ayudarlas. Adquirir consciencia de la dimensión del daño que puede  hacerse es el principio para tratar de modificar comportamientos en las redes cuyas consecuencias pueden ser tan indeseables como funestas.

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