La Justicia dispuso una medida cautelar de custodia del avión usado para el traslado clandestino de presos y presas políticas en el marco del Plan Cóndor y que se encuentra abandonado en el Aeropuerto de Melilla.
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Asimismo la jueza María Helena Mainard dispuso "la realización de un informe pericial técnico para acreditar la numeración original de la aeronave y precisar el estado actual en que se encuentra", informó MVD Noticias (TV Ciudad).
Mainard resolvió "en carácter de medida cautelar la conservación (...) de la aeronave Hawker Siddeley HS-125, con códigos de identificación 5-T-30 y 25251, actualmente abandonada en el aeropuerto de Melilla".
Además dispuso "la realización de un informe pericial técnico para acreditar la numeración original de la aeronave y precisar el estado actual en que se encuentra, oficiándose a esos efectos a la Fuerza Aérea Uruguaya".
La magistrada dio lugar así a un pedido del juez argentino Sebastián Casanello, del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº7 de Buenos Aires.
El avión perteneció a la Armada Argentina y según datos del Archivo del Terror de Paraguay fue empleado para trasladar a cinco militantes de izquierda detenidos en Paraguay por las fuerzas de seguridad.
De acuerdo a documentos hallados en el Archivo se trataba de los uruguayos Nelson Santana y Gustavo Inzaurralde y los argentinos José Luis Nell, Alejandro Logoluso y Marta Landi. Todos permanecen desaparecidos.
En abril pasado Caras y Caretas publicó una nota aparecida en el diario argentino Página/12, firmada por la periodista Lucía Beertola que daba cuenta que el 16 de mayo de 1977, cuando el comisario paraguayo Alberto Cantero le elevó una nota a su superior para informarle que ese mismo día, a las 16:34 habían entregado a cinco detenidos –tres argentinos y dos uruguayos– para que fueran trasladados hacia Buenos Aires. El viaje en cuestión se haría en un avión bi-reactor que era piloteado por un capitán de corbeta.
Agrega la nota que la aeronave, que también habría sido usado por Emilio Eduardo Massera para sus viajes, fue encontrado casi 46 años después en malas condiciones de preservación en Uruguay gracias a la investigación del ilustrador Sebastián Santana Camargo.