Su denominación oficial es Unidad de Internación Nº 1 (UPPL1º) y está ubicada a pocas cuadras de la cárcel de Punta Rieles, la que es considerada un modelo de rehabilitación para más de 500 presos. Un solo dato basta para confirmar esa afirmación; a saber, que el índice de reincidencia de los liberados de ese establecimiento ronda el 2%. El primer PPP La originalidad del nuevo establecimiento es que se trata del primer proyecto de Asociación Público Privada, implementado como ley en julio de 2011. Para su construcción, el Ministerio del Interior convocó a una Licitación Pública Internacional. En 2012 se conoció que la empresa que mejor se ajustaba al pliego de condiciones era UPR SA, cuyo capital accionario está constituido por Teyma (85%) y Goddard Catering Group (15%). El terreno tiene una extensión de 25 hectáreas, es propiedad del Ministerio de Defensa Nacional (MDN) y el MI lo usufructuará en régimen de comodato. Concebido como unidad modélica para mitigar el problema del hacinamiento carcelario, tendrá capacidad para albergar a 1.960 internos. Tanto en su diseño arquitectónico como en la incorporación de tecnologías, es un establecimiento de avanzada. Su propósito es mejorar la calidad de vida de las personas privadas de libertad (PPL) y, a través de una gestión eficiente, capacitarlas para una mejor inclusión social al momento de su egreso del sistema. La UPPL1º está en un acelerado proceso constructivo. La charla previa con Bernardo Vidal, responsable del equipo técnico de inspección de contrato nos ayuda a comprender con mayor detalle la naturaleza del proyecto y su ejecución. Este equipo tiene una función clave en el desenvolvimiento del proceso, ya que opera como “facilitador” entre la gestión del público y del privado. De alguna manera es la bisagra que asegura que el privado haga lo que está estipulado en el contrato y que la administración cumpla con la tarea que tiene asignada. Convocatoria, ejecución y proceso constructivo Si bien la UPPL1º es el primer proyecto que se ejecuta en nuestro país, esta modalidad tiene muchos antecedentes a nivel internacional. A transmitir aspectos de esa experiencia han venido asesores de México y España. También se han aportado insumos de Costa Rica, Argentina y Brasil (que ha avanzado mucho en ese terreno en el estado de Belo Horizonte). La experiencia chilena, país en el que los PPP han tenido gran desarrollo, ha sido fundamental. Algo análogo puede decirse de los insumos que llegaron de Inglaterra. En cuanto a los tiempos para la construcción, se operó a través de cuatro hitos, que se cumplieron rigurosamente. Primero, se cumplió con 30% de la obra, luego con 50% y posteriormente con 70%. Al momento de recabar estos datos, se estaba en 86,2% de ejecución, y su culminación está prevista para el próximo 31 de agosto. Pese a recoger insumos de la experiencia internacional en la materia, Uruguay registra algunas especificidades. La primera es que en materia de proyectos público privados (PPP), en general se ha comenzado a partir de proyectos simples. En nuestro país, se saltean etapas y el primer proyecto es sumamente complejo, ya que en la construcción del UPPL1º confluyen un conjunto de disciplinas que no se agotan en lo constructivo y arquitectónico. El equipo que trabaja en su ejecución está compuesto, entre otros profesionales, por médicos, nutricionistas, abogados, sociólogos, educadores. Es decir, que el proyecto es multidisciplinario y se nutre de miradas múltiples que deben interaccionar permanentemente. Además, que el módulo carcelario no agota su carácter modélico en el sistema penitenciario, sino que puede aportar experiencias para diagramar proyectos en otras áreas, como, por ejemplo, la hospitalaria. Pero a diferencia de lo que de lo que sucede en otros países, como Chile o Estados Unidos, donde todo lo referido al “tratamiento” del recluso queda en manos de la parte privada, el modelo uruguayo reserva ese aspecto al área pública, única habilitada para diseñar y aplicar políticas educativas o de rehabilitación, lo que no es un tema menor. De esa manera, la contraparte privada, se hace cargo de todo lo referido al financiamiento, diseño, construcción, equipamiento, mantenimiento de infraestructura, equipo estándar, equipos y sistemas de seguridad, prestación de servicios de alimentación para PPL y funcionarios, lavandería, limpieza, control de plagas y economato. Por su parte, el Estado asume la responsabilidad en materia de intervención socioeducativa, educación y salud, lo que deberá instrumentar a través del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), del Sistema de Salud (ASSE) y de otras dependencias públicas involucradas en esas temáticas. La infraestructura del establecimiento abarcará una superficie de 50.000 metros cuadrados; 36.000 de ellos serán techados y 14.000 corresponderán al espacio exterior. El espacio físico Las instalaciones constarán de seis edificios residenciales de media seguridad, compuestos por dos módulos cada uno (doce en total), lo que suma 420 celdas, cada una de tres plazas. A ello deben agregarse dos edificios residenciales de baja seguridad, que se compondrán de cuatro módulos. En esta área se dispondrá de un total de 100 celdas, con cinco plazas cada una. Complementariamente, se contará con un Centro de Ingreso, Diagnóstico y Derivación, provisto de 100 plazas, y una Sala de Enfermería, con 22 camas. Otro aspecto locativo es la infraestructura para el ejercicio del derecho a visita. La misma tendrá 18 salas de visita íntima, diez locutorios para visita familiar y salones para visita colectiva. Además existirán tres locutorios para visita de abogados y un locutorio para visita de jueces. Existirán además espacios de uso alternativo, tales como el salón cultural y polideportivo, destinado a oficiar como salón multifuncional, espacio para teatro, gimnasio y otras actividades que se vayan generando. A ello se agregan dos salas de lectura, que contarán con sendas bibliotecas, y dos salas de talleres ocupacionales. En cuanto a los servicios generales y talleres productivos, se habilitará un espacio para uso de servicios, formativo y laboral, que consiste en dos edificios medianeros y dos plantas, dotadas de aulas de formación y montacargas. También están contemplados aspectos de accesibilidad y alojamiento para personas con discapacidad motriz. Es importante señalar que todos los módulos residenciales tienen salón de estudios, comedor, economato, duchas comunes, locutorio de enfermería, patio y escalera de emergencia. Naturalmente que todas las celdas cuentan con su correspondiente lavamanos e inodoro, pero, además de ello, las 100 celdas individuales cuentan con una ducha interior. El sistema de seguridad es de alta tecnología, provisto de dispositivos de control de incendios, detección de objetos prohibidos, inhibición de celulares y sistema de comunicaciones. La plataforma única de seguridad contará con un sistema de control centralizado, control local, equipamiento IP. La plataforma tecnológica que operará como soporte del sistema centralizado de comunicación, registro y control tendrá un sistema de registro de toda la información relevante incluida en el contrato e indicada en el pliego de condiciones. Esta plataforma tendrá también una función transversal: facilitar una interrelación fluida entre el INR, el contratista y el inspector de contrato, de tal manera que puedan coordinar y controlar la operación de los servicios transferidos al contratista con las actividades inherentes a la administración. El plazo del contrato es de 22 años y medio y la erogación del mismo correrá por cuenta del MI, que realizará pagos trimestrales al contratista por la disponibilidad de plazas de la unidad. El pago (que insumirá 200 UI por plaza por día) deberá tener en cuenta el nivel de disponibilidad y calidad efectiva de los servicios. La proyección de lo cotidiano La recorrida realizada por la unidad en construcción y el diálogo que realizamos en simultánea con el equipo técnico sirvieron para realizar algunas observaciones. La primera tiene que ver con el estricto cumplimiento de los plazos previstos para la realización de la obra. La segunda tiene relación con el diseño de los espacios. Todo está dispuesto de manera tal que la PPL vaya solamente a su celda a dormir. El resto del tiempo estará en la zona de estar, en el comedor, en la planta baja o en los espacios de recreación y formación. En el curso de toda la conversación no se utilizó el concepto de “peligrosidad”, tan común en el sistema penitenciario. De alguna manera, la denominación de edificios de “baja seguridad” (aquellos provistos de celdas con cinco plazas) y la proximidad de los mismos a los espacios productivos sugieren que esos parámetros existen, pero no están pensados a priori como elementos de diferenciación, y menos de exclusión. Por otra parte, los ámbitos en los que habitan y circulan las PPL, así como los dispuestos para los servicios brindados por la contraparte privada, están rigurosamente separados. Para ello se construyó la denominada “galería técnica”, que permite la circulación del personal de la empresa por debajo del módulo. Es decir, se trata de una galería de tránsito, que sólo podrá ser utilizada por la empresa para realizar tareas de mantenimiento. Otra de las características sobresalientes de la arquitectura de la UPPL1º es que cada módulo está pensado como una unidad en sí mismo. Cada uno de ellos tiene su patio, su salón de estar, su clase. En otras palabras: pueden cumplirse todas las tareas en el propio módulo, que es sustentable por sí mismo. Existen sí “servicios generales”, tales como la panadería, la imprenta, talleres de costura o espacios para emprendimientos productivos cuyo desarrollo deberá correr por cuenta del INR En cuanto a la guardia interna, tampoco estará conectada con los presos, sino que estará en un habitáculo aparte, a disponibilidad de lo que se plantee. En estos recintos se reducirá la movilidad y se ampliará la visibilidad, de manera de evitar la interacción con los presos, maximizando la función de vigilancia. Quien se cruza con el preso es el operador, que cuenta con una oficina provista de todos los elementos, no sólo para tener una existencia digna, sino para tener un trato personalizado con los reclusos, evaluando su estado, sus avances y sus problemáticas. Él es quien ordena abrir y cerrar las puertas y el que decide para qué propósito se realiza cada movimiento. Existen, además, áreas comunes entre los dos módulos que conforman cada establecimiento, como por ejemplo la farmacia, en la que se entregará a diario y de manera personalizada la medicación prescripta a cada PPL. En cada módulo se dispondrá también de un economato, donde los internos podrán adquirir productos de primera necesidad, quedando en manos del INR el monto de lo que se podrá comprar y otros detalles anexos. En cada módulo existirá también una salida de emergencia para salir a los patios en situaciones extremas. Junto a los patios, también existirán espacios recreativos dispuestos para la realización de distintos deportes. Tanto el material de las celdas, como los colchones y la ropa de cama serán antiígneos y se dispondrá de sensores que permitan detectar contaminación en el aire de las celdas. La arquitectura de estas previó también la eliminación de elementos que permitan eventuales intentos de autoeliminación. Allí no se podrá fumar, aunque hay que tener en cuenta que el espacio de la celda sólo se utilizará para pernoctar, contando con todos los elementos para llevar adelante una vida normal, incluido el aire calefaccionado. Por añadidura, no existirá la guardia perimetral, por lo que no existirán garitas. La seguridad se establecerá en tres niveles. Existe una guardia que observa lo que sucede en cada módulo, otra que vigila el edificio y una tercera lo que sucede en el conjunto y en la franja perimetral. O sea, todo se maneja por medio de la tecnología. También el almuerzo, la cena y las colaciones obedecerán al mismo patrón. La bandeja de comida será entregada individualmente y cada PPL se identificará en un escáner en el que deberá poner la palma de su mano. Las visitas se realizarán en la planta baja y todo está dispuesto para evitar los cruces. Las visitas ordinarias se realizarán en un locutorio y otras por medio de un teléfono separado por un vidrio. Complementariamente, se dispondrá de otro espacio para las visitas conyugales. Además de ello existirán espacios en los que podrá trabajar personal de distintas dependencias que coadyuvan en el emprendimiento, como ASSE, el Poder Judicial, el Ministerio de Educación y otras entidades. Existen además salones de reunión de considerables dimensiones, dedicados a eventos especiales. La UPPL1º también será autárquico en materia de energía, utilizando para ello pellet, ya que entre los materiales relevados resultó ser el más económico y seguro. Se pone especial énfasis en la huerta orgánica, en la disposición de vegetación que rodeará a los establecimientos (con excepción de árboles, que obstaculizan la visual) y ya se están disponiendo de los espacios y el material para hacer el compost que fertilizará las huertas. En resumen, un establecimiento carcelario dotado de la más sofisticada tecnología, que sin duda contribuirá a la descongestión de un sistema penitenciario superpoblado y con una infraestructura anacrónica. La relación costo beneficio de la unidad estará dada por los porcentajes de rehabilitación que se logren y, en un sentido más profundo, por la humanización de algo tan inhumano per se, como es la institución penitenciaria. En términos de PPP, una de las peculiaridades uruguayas –tal como nos informara su inspector general– es haber comenzado por lo más complejo. El tiempo dirá si esa línea de acción es la adecuada y la condición de PPL deja de ser un estigma para transformarse en una contingencia.
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